Desde hace años, la carretera de la sierra se ha convertido para no pocos usuarios en una ratonera. Y lo es muy especialmente por el mal estado en el que encontramos algunos tramos, en los que la falta de asfalto y la mala señalización influyen en que el trayecto deje de ser un paseo por un paraje natural único para convertirse en un calvario. Suponemos que la Administración autonómica entiende que con colocar la señalización que creen la adecuada, con recordar que esta vía es el paso natural del lince ibérico y que es una carretera típica de sierra, la libera de cualquier tipo de responsabilidad. Y es posible, pero nosotros creemos que no, que se equivocan, ya que por el número de vehículos que discurren por ella a lo largo del año, por el trazado tan sinuoso que ofrece y por el pésimo estado de muchos de sus tramos, intervenir con urgencia nos parecería una decisión coherente y desde luego muy necesaria.
Por supuesto que aceptamos que es muy complicado meter hombres y máquinas en busca de una mejora en la anchura y la eliminación de algunas de sus peligrosas curvas en una reserva natural, pero sí que se plantearan soluciones a tramos concretos que no sólo dificultan el paso de vehículos, sino que determinan para muchos de los visitantes el decidir volver de nuevo al santuario. Por otro lado, tampoco se trata de convertir esta carretera en una vía rápida, pero sí en aceptar que las nuevas bendiciones que la Iglesia ha realizado sobre el santuario y la patrona la convierten en un punto de encuentro mariano que va a más a pasos agigantados. El hecho de que hoy lo que era el santuario de la Virgen de la Cabeza forme parte de las reales basílicas existentes en nuestro país, contribuye de forma contundente al aumento de fieles que hoy se registran durante todo el año y era precisamente lo que le faltaba a esta vía de comunicación, que, por cierto, no sólo conduce al cerro de la Cabeza, sino a la provincia de Ciudad Real.
Por lo tanto, la intervención de urgencia que nosotros demandamos, aunque posteriormente se inicie el estudio de mejora que tanto necesita, se refiere a la mejora del firme en algunas de sus curvas más espectaculares, que es justo donde el conductor o conductora deben ceñirse a los laterales para evitar el roce con el vehículo que se encuentran de frente. Y es justo ahí donde les esperan unos afilados cuchillos que no ha sido la primera vez que se han dejado los neumáticos por el daño recibido. Y lo mismo ocurre con los badenes que nos encontramos al paso debido al hundimiento de buena parte de la calzada, lo que evidentemente tampoco contribuye en nada a la seguridad del viaje. Y más si tenemos en cuenta que no están señalizados como sería de agradecer y es obligación del responsable.
Las fuerzas vivas de la ciudad, al frente de las cuales debe situarse el Ayuntamiento y la cofradía, deberían de iniciar cuanto antes la reclamación pertinente que evite, primero, el manifiesto deterioro que podemos observar a diario; segundo, que como este tipo de actuaciones administrativas no suelen ser atendidas a la primera y sí luego de un largo período de demandas y reclamaciones, nada más realista que comenzar desde ya a pedir lo que es nuestro. Nosotros creemos que, paralelamente a la concesión del título de real basílica, debió actuarse en esta carretera, porque se sabía o al menos debió intuirse que aumentaría significativamente el número de personas que acudirían a visitar a la patrona de la ciudad y de la diócesis. Ahora, aceptando que no ha sido posible por razones que desconocemos, se impone la demanda por una lógica aplastante y absolutamente lícita. Y si es con sello de urgencia, mejor que mejor.