Estaremos de acuerdo en que no deber nada a nadie hoy, con la que está cayendo y para como están las cosas de la economía empresarial y familiar, no solo es una suerte, que lo es, sino que para los demás somos como bichos raros. Hoy, si no tienes hipoteca que pagar mensualmente y con muchos años por delante; si no tienes deudas con la compañía de la luz o la del teléfono, sencillamente las personas más cercanas a nosotros no se lo creen. Es evidente que se nos exige, para poder entrar a formar parte del grupo en el que nos desenvolvemos habitualmente, tener deudas; da igual las que sean y de la cuantía que sean, porque lo importante es ser deudores. Es como una moda a la que debemos unirnos si no queremos acabar siendo rechazados. En esta línea nos llega la información de la delegación de FACUA en Jaén, que, como consumidores en acción que dicen ser, nos mantienen informados de lo que entienden como abusos por parte, sobre todo, de bancos y compañías de electricidad y teléfonos.
Según esta organización, los métodos usados por éstas suelen ser los envíos de cartas apremiando el pago de la deuda contraída, al que le siguen casi inmediatamente otros escritos amenazando con introducir su nombre y la deuda a pagar en la lista de morosos, conocida como ASNEF, que es lo mismo que decir que, a partir de ese instante, conseguir un préstamo o un simple servicio bancario sencillamente no será posible. Hasta que no consigamos salir de ese infierno nos considerarán unos apestados. Es como si nos cayera encima la desgracia de las desgracias, y no crean ustedes que la comparación es exagerada. No contentos con las cartas, no tardan en incorporar a la presión que por escrito nos ha llegado, las llamadas telefónicas apremiándonos al pago de lo que debemos. El problema es que estas llamadas las hacen al fijo o al móvil indistintamente, y a veces son los menores de la casa los que las atienden y, en contra de lo que cabe suponer, también a ellos, sin ningún tipo de pudor ni recato, les informan de la deuda de los padres.
Estas empresas, a cambio de comisiones enjundiosas y rentables para los contratados, han tomado la decisión de encargar el cobro de las facturas a despachos de abogados especializados en la materia, con lo que toda la información que nos llega procedente de ellos viene cargada de amenazas y menosprecios personales, aunque enmarcados en lo que podemos denominar filo de la navaja, pero eso sí sin cortarse. Primero, escritos de especial dureza, ya que advierten al protagonista de que, en caso de no pagar lo que debe y, como ya hemos dicho, lo incluirán en la lista de morosos. Segundo, como también hemos dicho, llamadas telefónicas con amenazas incluidas a deshoras y sin cuidar el lenguaje ni a las personas que atienden la llamada
Se da el caso, sin embargo, que muchos de ellos ya han abonado la cuenta que tenían con la empresa que les servía la electricidad o el teléfono, y de hecho tienen un documento que lo acredita. Lo que ocurre es que la falta de sintonía entre la empresa y los despachos de abogados encargados de reclamar el pago permiten que se produzca una situación de desamparo insoportable, que es precisamente en lo que se basa FACUA para hacernos llegar sus quejas e invitando a los afectados a que denuncien ante los juzgados las formas y el fondo de la cuestión que se dirime. El Defensor del Pueblo Andaluz ya se expresó a favor de la eliminación de este tipo de presiones, considerándolas ilegales y llamando a los partidos políticos a que controlen no solo estos sistemas de cobro, sino a las compañías que los protagonizan.