La visita que el presidente del país, Mariano Rajoy, realizó ayer a nuestra ciudad, que fue acompañado de Javier Arenas, que opta a la presidencia de la Junta de Andalucía, confirma que las elecciones han sido convocadas y que la suerte está echada. El pabellón deportivo se llenó desde mucho antes que comenzara el acto y entre los asistentes se notaba el orgullo mal disimulado por cómo se están rigiendo los destinos del país, por cómo se están tomando las decisiones políticas que eran muy necesarias y por cómo se han enfrentado a los problemas heredados que recibieron del anterior Gobierno, especialmente con respecto a la política económica y más aún de la actitud del presidente en relación a las exigencias impuestas por la Comunidad Económica y el realismo con el que las ha planteado ante los socios comunitarios. La juventud destacó en todo momento, tanto por los gritos y aplausos que dedicaron a los líderes, como por su saber estar, mostrando una gran capacidad de comprensión a la totalidad de los mensajes que compartieron. Sin duda, para todos ellos y ellas, Andújar recibió el domingo a dos líderes de altura, con gran capacidad de trabajo y un extraordinario futuro en la política nacional. El hecho de que Mariano Rajoy decidiera venir a nuestra ciudad a apoyar el candidato a la Junta de Andalucía la interpretan en el seno del partido como una deferencia personal muy a tener en cuenta y que le permite a nuestra ciudad dar un salto cualitativo en todo el territorio nacional, impensable hace unos años.
Del discurso de ambas personalidades, destacar el convencimiento de los líderes del Partido Popular por conseguir que la totalidad del país sea gobernado por una fuerza política convencida de un futuro mejor para todos, aunque actualmente la situación económica no sea precisamente la idónea. Para el señor Rajoy, las medidas tomadas no solo eran inevitables, sino imprescindibles para conseguir la estabilidad presupuestaria que España viene demandando a favor de una mejora general de las cuentas del Estado. A los que ahora se quejan, nos dijo, por la reforma laboral, que sean pacientes y que esperen unos meses, mostrándose convencido y muy seguro de que no tardará en dar sus frutos. Habló del estado de las relaciones de nuestro país con Europa, de nuestras posibilidades con respecto a mejorarlas y de situarlo con todos los honores en donde siempre debió estar, es decir, junto a los más fuertes de la Unión. El señor Rajoy fue claro y explícito cuando reconoció que la ciudadanía pasa por unos momentos muy desagradables, pero pidió apoyo para sus decisiones y paciencia para sus resultados, que aseguró sin ambages que se detectarían muy pronto. No dudó en huir de los milagros, convencido de que ahora lo que toca, dijo, es trabajar por un futuro mejor y hacerlo con los pies en el suelo.
En cuanto a Javier Arenas, su futuro como presidente de Andalucía se afianza según pasan los días y le obliga, nos dijo, a plantearse desde ya sus primeras decisiones, todas ligadas a la más estricta transparencia y eliminación de todo lo que supongan gastos superfluos en la Administración, que por el momento son insoportables y muy difíciles de justificar. Firmó ante los asistentes que las mejoras serán notorias e inmediatas, que las relaciones con los andaluces serán más rápidas una vez se elimine la excesiva burocracia que las rige y que se eliminarán cargos políticos que solo sirven para mantener el clientelismo político habitual entre los socialistas. Habló del futuro de nuestra agricultura, del aceite de oliva que potenciará en todos los mercados y de una mejora en la calidad de vida de las gentes del campo andaluz. Por supuesto, la Sanidad y la Educación las entienden intocables, lo mismo que todo lo que esté ligado a la calidad de vida de nuestro pueblo.