En solo quince días, jueves de romería. De puntillas, como pasando desapercibida teniendo en cuenta la generación incontrolada de noticias que ha originado la romería de este año, repetimos que en quince días estaremos disfrutando del jueves de romería o de la ofrenda flores, que es como popularmente se conoce día tan señalado entre los devotos de la patrona. El encuentro, como todos los años, estamos seguros que convocará a miles de personas en la plaza de España ante el panel que se erigirá al efecto y en donde colocar los ramos de flores adquiridos para la ocasión. Para los que no hayan vivido nunca esta experiencia, la de aproximarse a María de la Cabeza y hacerle entrega de nuestro amor y pasión envueltas en frondosas y olorosas flores de nuestra tierra, les podemos asegurar que quedará para siempre en su memoria. Y son precisamente estos momentos tan íntimos los que finalmente acaban marcando al ser humano, a ese que anda con prisas y preocupaciones mil por el mal momento que atravesamos todos y por el inmediato futuro que nos deparará la evolución de la economía. Y es que lo queramos o no, encuentros tan emotivos como son los actos que ensalzan a la patrona de la diócesis y de nuestra ciudad, quizá por ser tan compartidos, tan variados y exquisitos, nos muestran ante los demás como realmente somos, sin ambages ni poses estudiadas.
Este año no creemos que sea necesario recordar que la situación de crisis que vivimos los españoles acabará influyendo también en nuestra singular fiesta. Y no se trata de que en el recuento final podamos decir que han asistido menos personas que en otras ocasiones y sí que el esfuerzo económico diario a que nos vemos obligados marcará las diferencias. Por lo tanto, en ningún caso se tratará de no estar y sí de estar prestos al rezo y la ovación, aunque con limitaciones concretas. Andújar, sin embargo, estamos convencidos de que superará sobradamente las previsiones más agoreras y volverá a ser fundamental en el realce de la Virgen de la Cabeza. Es verdad que lo de las tasas que habrá que abonar para disponer de algo de espacio en los terrenos aledaños a la real basílica-santuario, es lo que faltaba como guinda al pastel, pero tampoco creemos que reste romeros apoyando el desarrollo habitual de la romería. A los que anuncian que esta vez todo será distinto, que por cierto no sabemos con certeza qué intereses concretos tienen de querer dañar lo que quizá ni siquiera conozcan, tendríamos de decirles que por ahora, por lo que la organización conoce y por lo que los medios de comunicación hemos podido controlar, lo más probable es que aumente, y de forma sensible, el número de personas en el cerro del Cabezo.
La necesidad es mucha y la Virgen milagrosa del santuario se sabe importante e imprescindible cuando de conseguir remontar los problemas se trata. Ella siempre espera y en esta ocasión no iba a ser menos. Repetimos que en solo quince días tendremos la oportunidad de comprobar que los intencionados reproches que sobre la organización y el Ayuntamiento han hecho recaer los que critican sin control, no están justificados o carecen de rigurosidad. En su contra, recordarles que no se trata de un encuentro entre fanáticos y sí una cita anual a la que acuden miles de personas en busca de paz para el alma, y que lo hacen desde la humildad y la paciencia. Se trata de gentes que representan la totalidad de los rangos sociales que conocemos y que todas están unidas por un único nexo: la Virgen de la Cabeza. Los que se empeñan en dañar esta gran fiesta mariana, no solo yerran en sus planteamientos y convicciones, sino que estamos seguros de que no tardarán en darse por vencidos.