La semana que se nos ha ido, la más cristiano-católica de todo el año, ha vuelto a darnos la de cal, ya que finalmente, como ya ocurrió el año pasado, la lluvia ha sido determinante para el desarrollo de las diferentes procesiones previstas por las cofradías y hermandades de pasión de nuestra localidad. Por lo tanto, de nuevo las ilusiones de cientos de personas se han vuelto a quedar pendientes a la espera de que el próximo año la meteorología les sea más favorable. No obstante, de ninguna de las maneras podemos dejar de lado el ejemplo que nos han dado también en esta ocasión, acatando con honor y orgullo la fuerza de los imponderables de la Naturaleza. Afortunadamente pudimos visitar los diferentes templos de nuestra localidad y en ellos ver y comprobar las mejoras introducidas en algunos de los pasos que esperaban para ser procesionados, dejando constancia de la fuerza de los cofrades y de su interés por mejorar una celebración que cada año se supera a sí misma.
En cuanto a la otra actualidad, teniendo en cuenta que por delante, a solo dos semanas, se nos viene encima la fiesta mariana por excelencia de Andújar, o sea, la romería de la Virgen de la Cabeza, digamos que todo anda por el sendero previsto, desde la actualidad socioeconómica hasta las cifras del paro, que aumenta imparable y que, de no mejorar el mercado laboral, pronto llegaremos a los seis millones de censados en las oficinas del INEM. A todo esto, teniendo en cuenta la importancia política que se le ha dado a la reforma laboral y a las decisiones económicas que se han tomado y las previstas para entrar en vigor en poco tiempo, la confirmación de que casi de inmediato estaremos situados en posiciones de salida mejoradas, de poco nos sirve el optimismo de los que mandan frente a la realidad de los que todo lo esperan. Por el momento, lo que se ha conseguido es ahondar aún más en la ya de por sí importante brecha abierta entre las clases sociales de nuestro país e ir eliminando paulatinamente la clase media, detalle que nos sitúa en un peligroso embudo que por el momento nadie denuncia.
Por si nos faltaba algo, ya se habla de lo que nosotros les contábamos hace unos días como más que probable, y que no es otra cosa que la subida del IVA y el copago de la Sanidad Pública. Cataluña fue la primera en implantar el pago de un euro por receta médica expedida y el Estado y el resto de comunidades autónomas la observan como panacea a la que echar mano para paliar la factura sanitaria, que sigue representando un gran bocado a los preexpuestos. Además, hemos conocido estos días que los recortes en Educación también serán de los que hacen época, lo que suponemos acabará por sacar de las aulas a los profesionales de la educación exigiendo que se detenga la medida. Lo extraño es que no se toquen los presupuestos de la guerra o los de por si acaso, que es como se conocen en la calle los que el gobierno dedica al Ejército.
La realidad es que la situación de nuestro país, del que fuera de nuestras fronteras no está bien considerado, especialmente desde la perspectiva de los inversores, pasa por el apoyo de la Unión Europea, que espera que las restricciones que el Gobierno debe hacer sobre el estado del bienestar del que hasta ahora hemos venido disfrutando supongan un punto de inflexión que nos permita como país recuperar la imagen de Estado en el que poder confiar nuestros ahorros. Por el momento, las críticas de la oposición suenan más fuertes que las convicciones de los gobernantes, que luchan contracorriente en busca de las soluciones idóneas desde las que poder frenar la mayor sangría de gente parada que España ha conocido. Desde luego, si de lo que se trata es de esperar, que nadie pueda acusarnos de que no nos hemos aprendido la lección.