Aunque parezca que es ahora cuando se trabaja en el plan del cerro que será el que controlará el acontecer de los días de romería, los contactos se iniciaron hace meses y lo que ocurre es que son estos días cuando conocemos de ellos. Con esto queremos decir que los organismos, las personas y las organizaciones implicadas en el desarrollo de esta celebración hace semanas que se enfrentaron con el acontecimiento mariano popular más importante de nuestra provincia desde todos los frentes y que desde entonces se vienen confirmando las actuaciones que les corresponden a las partes. La finalidad no es otra que la de atar todos los cabos y eliminar los flecos propios de una organización que demanda de cientos de personas, a las que se les dará responsabilidad para cuando surjan los problemas que suelen aparecer en el transcurrir habitual de nuestra romería, su incondicional y generosa ayuda. Así, desde el dispositivo sanitario hasta el policial, pasando por lo estrictamente lúdico-religioso, todo debe estar y funcionar a la perfección, aunque debemos aceptar que, tratándose de un encuentro tan heterogéneo, compuesto de personas llegadas desde diferentes lugares y cada una con sus necesidades y exigencias para su particular romería, no es de extrañar que no todo lo programado acabe proporcionando satisfacción a la totalidad.
La semana pasada advertíamos, con respecto a la implantación de las tasas aprobadas en pleno municipal por mayoría, que no sería fácil compartirlas con los romeros y que lo más normal es que escucháramos voces en contra procedentes de particulares y cofradías, quizá por falta de información o simplemente porque lo de pagar por acampar en los aledaños de la basílica-santuario es algo que se lleva muy mal. Sea como sea, el Ayuntamiento se mantiene en la idea de que cuando se comparten los gastos el daño es menor, y todos sabemos que los costes que suponen a las arcas municipales el desarrollo de la romería son altísimos e irrecuperables. Un buen ejemplo lo encontramos cuando se trata de pagar la cuenta en un restaurante, y parece que todos los comensales quieren ser ellos los que la abonen, y a alguien se le ocurre decir que es mejor que haya unos cuantos heridos y no solo un muerto. Es decir, que es mejor abonar entre todos la cuenta y no que no recaiga en uno solo. Pues esto ocurre con las necesidades económicas que demanda el evento que aquí celebramos el último fin de semana de abril y que convoca a miles de personas, que por el momento ha corrido a cargo de las instituciones locales, provinciales y autonómicas, y que ahora, concretamente en lo que tiene que ver con la hacienda local, con nuestro dinero, correrá de cuenta de todos los que la hayan disfrutado.
A todo esto, el discurrir paralelo de las celebraciones que les corresponden a nuestras peñas romeras, sigue sorprendiéndonos por la capacidad organizativa y original con la que cada año se presentan en sociedad para hacernos llegar sus carteles, sus pregones y pregoneros y, en fin, todo lo que preparan con mimo para compartirlo y celebrarlo con los que quieran unirse a ellos en su particular interpretación de la fiesta que dedicamos anualmente a la Virgen de la Cabeza. A estas alturas del calendario, con todo casi hecho y a falta de los últimos retoques, lo que nos debe importar es el éxito del conjunto, para lo que es imprescindible estar a disposición de quienes nos necesiten en su afán por mejorar la programación. De todo lo demás, no lo duden, se encargan personas específicamente escogidas para la tarea y les podemos asegurar que estamos en buenas manos.