martes, 26 de febrero de 2013

BOMBEROS Y CERRAJEROS SE NIEGAN A ACTUAR EN CASOS DE DESAHUCIO

Imprimir


Lo pudimos ver hace unos días a través de imágenes televisivas y estamos convencidos de que, si no todos, sí una gran mayoría aplaudimos la actitud de los bomberos de La Coruña  que se negaron a participar en el desahucio de una vivienda. Ahora sus compañeros intentan por todos los medios evitar las sanciones que les pueden caer por esta negativa, aunque lo destacable ahora es que los bomberos como colectivo se niegan a actuar en casos de desahucios. Y no lo han dicho unos cuantos, sino el sindicato del sector de toda España, que ha mostrado su apoyo a sus compañeros gallegos que optaron por no intervenir en el desalojo, recuerden, de la señora de ochenta y cinco años que debía a su casero dos mensualidades del año 2011. Estos profesionales, apoyados por su sindicato, afirman que  los desahucios no son situaciones de emergencia y, por tanto, no forman parte de sus tareas. Eso sí, como empleados públicos que son, su obligación es atender la llamada y a acudir al lugar en el que sean requeridos, pero, una vez allí, pueden decidir no intervenir.  Los primeros en negarse a actuar a sacar por la fuerza a los desahuciados de sus domicilios fueron, como hemos dicho, los bomberos de La Coruña, pero afortunadamente para ellos enseguida se le han unido los de Cataluña, Madrid, Canarias, Baleares, Murcia, Valencia y también se han manifestado en contra de participar en desalojos los bomberos de Aragón. Comprobando la actitud de la clase política y viendo las grandes diferencias que muestran unos y otros, está claro que valoramos muy alto la decisión de este colectivo.

El bombero que el lunes empuñó una pancarta de Stop Desahucios frente a la vivienda de la capital gallega, que se ha negado a realizar declaraciones, asegura que no pudo resistir la presión que le producía el problema que veía y que decidió intervenir activamente en un acto por sí mismo vergonzoso. En cuanto a si tendrá que enfrentarse a la posible sanción que se le imponga por parte del Ayuntamiento, asegura que no crea que sea así puesto que tanto el alcalde como concejal de Seguridad han declarado que, al no tratarse de una emergencia, quienes se negaron a actuar cumplían con su deber. Como debían, atendieron la llamada de la policía y, una vez allí, optaron por no intervenir. Lógicamente, no se descarta la acusación de desobediencia civil, situación de la que derivaría un expediente por falta leve o grave, en caso de se hubiera puesto en peligro la vida de una persona. La única posibilidad abierta para la sanción es la de desacato, aunque también se descarta porque, una vez la autoridad municipal ha eludido la sanción, considera muy improbable que la Justicia tome alguna decisión en contra. A todo esto, añadimos que por el momento se han conseguido nada menos que cincuenta mil firmas de otros tantos ciudadanos apoyándolo que aseguran estar concienciados y orgullosos de su actitud, y pidiendo al Ayuntamiento que no se le sancione.



Según los datos que se desprenden de este caso, en realidad serían los cerrajeros los que debían responsabilizarse de la apertura de la vivienda a desahuciar, pero como resulta que éstos se habían negado, la policía se vio en la obligación de llamar a los bomberos. Es decir, que se está cerrando imparablemente el cerco del rechazo de muchos profesionales, que ven en esta práctica en exceso del que no quieren formar parte. Las tragedias que generan los desahucios son de tal calibre, tienen tanta influencia entre la ciudadanía, que no es de extrañar que a los bomberos y los cerrajeros se les unan en poco tiempo los colectivos que, como es el caso de los agentes de la policía y la guardia civil, no sean capaces de asumir como su obligación el hecho de tener que sacar de sus viviendas a sus moradores de la forma que hemos visto en algunas imágenes televisas, arrastrando por el suelo y gritando y llorando desconsoladamente. Evidentemente, hay que tener una preparación muy especial para eludir situaciones tan extremas, que no otra cosa ha sucedido con los dos colectivos aludidos.