lunes, 11 de marzo de 2013

MIRAR PARA OTRO LADO NO SIEMPRE DA BUENOS RESULTADOS

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Conforme ganamos en experiencia, más convencidos estamos que la ponderación debe estar en todas nuestras decisiones, y más si éstas no son solo cosa nuestra y sí de otras personas que exigen lo mismo que nosotros. Por lo tanto, alcanzar un acuerdo, aunque no sea todo lo bueno que nos hubiera gustado, siempre será mejor que no conseguir ninguno. Y nos queremos referir al asunto del río Guadalquivir, que comprendemos que a ustedes también les canse, pero es que son cientos las vecinas y vecinos nuestros los que se están jugando algo más que la pérdida de sus propiedades y, por otra parte, porque la semana pasada nos dejábamos precisamente para hoy el análisis de los encuentros previstos por parte de la plataforma y del Partido Socialista de nuestra ciudad, que se citaron con los medios de comunicación locales para hacerles llegar su mensaje de disconformidad con el análisis realizado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.
 
La coincidencia de sus conclusiones, o en la mayoría de sus juicios, confirman la compartida preocupación que les ha quedado luego de la visita de los técnicos y representantes de la Confederación a nuestra ciudad la semana pasada. Es lógico que ante respuestas tan escasamente técnicas y contundentes, lo menos que se les ocurra a los agraviados sea no creerse lo que han venido a contarles. Pero como de lo que de verdad debe tratarse es de conseguir un acuerdo de no agresión verbal y sí de consensuar lo que mínimamente interese a las dos partes enfrentadas, lo idóneo e inteligente sería adoptar planteamientos viables a corto plazo con el fin de que la responsabilidad no suponga una situación indefendible ante los superiores que no conocen del asunto ni siquiera de lejos. Para empezar, porque la gran inversión ya está hecha y el trabajo parece que casi terminado, solo a falta de unas intervenciones de carácter imprescindible que cerrarían los momentos  de riesgo a los que desgraciadamente estamos acostumbrados.
 
Por otra parte, el tema de las indemnizaciones es un detalle que, aunque sea solo por justicia y por la enorme diferencia económica existente entre la concesionaria, que no propietaria, de la presa de Marmolejo y los vecinos de las tierras inundadas, debería estar terminado desde hace meses. El hecho de que estas personas, todas económicamente débiles, se las tengan que ver en los tribunales con quien cuenta, no solo con poderío económico de sobra, sino con un equipo de abogados de primera línea capaz de defender lo indefendible, representa por sí mismo una injusticia. Sinceramente, no acabamos de entender que a estas alturas no se haya conseguido convencer al poderoso, es decir, a Sevillana-Endesa, de la necesidad de acabar con esta angustiosa espera y, además, obligarles a los damnificados a invertir lo que no tienen en gastos evitables. Llegados a este punto, plantearse razones o argumentos para intentar comprender el mal momento de unos y el regocijo de otros, nos exige una serie de preguntas. Por ejemplo, ¿tan mal andamos de sentimientos que no llegamos a entender que quien ha sido dañado es el más débil? ¿De verdad que no es posible el consenso y disposición a lo que sea pertinente para conseguir que estas personas reciban el dinero que han perdido por las inundaciones? ¿No sería más digno para la ciudadanía y muy especialmente para sus representantes que se dispusieran los mecanismos precisos para hacer de esta causa un frente común a defender donde fuera necesario? ¿Es acaso que estos ciudadanos no son de los nuestros o de rango inferior? ¿A qué puerta deben llamar para que se les atienda su legítima queja?
 

A todo esto, los niveles del agua del río están de nuevo anegando buena parte de nuestro territorio, incluso naves, que es lo que faltaba para que, una vez más, nos las tengamos que ver con la Administración de turno en la defensa y demanda de lo que es nuestro. Por encima de cualquier interés político está la defensa de la ciudadanía y el político o el partido que no quieran aceptar esta máxima no deberían contar con nuestro respeto. Ustedes pueden pensar lo que quieran, que para eso les asiste el derecho a no estar de acuerdo, pero en nuestro caso somos incapaces de interpretar correctamente la situación. Quizás porque siempre hemos entendido que un ayuntamiento, un gobierno local, incluidos todos los partidos políticos, están para defendernos, independientemente de su color político. Y más desde luego cuando la causa está más que justificada, y que los daños han sido valorados con tiempo y a tiempo. ¿A qué esperan?