jueves, 19 de septiembre de 2013

SEGUIMOS EN CRISIS

Imprimir

En el mundo globalizado en el que nos desenvolvemos, no siempre, por cierto, con facilidad, sin duda que la generalizada crisis económica que padecemos no deja de pasar factura a los países. Sin ir más lejos, ayer conocimos los recortes que tiene previsto acometer con urgencia Holanda, un país que disfrutaba de una renta por cabeza de primera línea y que hasta ahora había sido reclamo para inversores, a los que esta nación les ofrecía infinidad de posibilidades y, sobre todo, mucha seguridad para su dinero. Suponemos, por tanto, que no tardaremos en ver a parte de sus ciudadanos manifestándose en sus calles y avenidas quejándose de lo que no están dispuestos a aceptar, al menos de buena gana. Si antes han visionado las imágenes en los que sus Gobiernos, como es nuestro caso, optaron por reducir el gasto de forma drástica, es posible que dejen lo de manifestarse para otra ocasión, porque habrán comprobado que no ha servido de nada. Pero no solo en España, porque Italia está en pie de guerra, como Grecia y Portugal, y Francia hace unas semanas que su ciudadanía tose con más fuerza de lo que sería deseable.

En nuestro particular caso, es evidente que no acabamos de entender bien lo que se propone el Gobierno, más que nada porque, como dijimos la semana pasada, los mensajes que nos llegan procedentes de ministerios como el de Economía, Hacienda y Trabajo son tan dispares, tan enfrentados unos a otros, que uno acaba por no entender nada. Así, el de Trabajo mantiene que los jóvenes se marchan de España por el espíritu aventurero propio de la gente joven, y que es positivo porque la acumulación de conocimientos y experiencias les resultará beneficiosos para cuando regresen a su país, aceptando, no obstante, que el paro no nos permite dar saltos de alegría. Si el mensaje viene con el sello del de Economía, teniendo en cuenta que el señor De Guindos se ha convertido en un magnífico prestidigitador, asegura que no existen parámetros económicos que anuncien que la labor que se ha realizado por parte del Ejecutivo no acabará siendo determinante para la salida de la crisis, a la que intuye cerca. Finalmente, de los diferentes parlamentos que le hemos escuchado a nuestro paisano Montoro, sin duda que mantiene que nuestro país será un ejemplo para el mundo el próximo año, asegurando desde su habitual optimismo, que será cuando salgamos del mal momento porque el que pasa España. Luego, en la calle, cuando tratamos de confrontar los argumentos de unos y de otros y la realidad en la que nos desenvolvemos, es imposible estar de acuerdo. Sin embargo, tendremos que esperar a que la evolución de los acontecimientos nos permita tener una visión cuando menos próxima a la de nuestros ministros, que es la única fórmula mágica que conocemos y que tiene mucho que ver con la paciencia.


En situación de tanto malestar, porque debemos introducir en este comentario la figura del trabajador sin trabajo, ése que parece no contar para nadie y que solo es un número en las oficinas en donde el Estado controla el movimiento de los trabajadores en busca de empleo, que sigue empeñado, ¡qué le vamos a hacer!, en quejarse porque nadie le socorre en sus mínimas necesidades. Cuando nosotros dijimos en este mismo espacio, hace cuando menos dos años, que la figura del padre y de los abuelos no tardaría en convertirse en el único referente de los hijos para sobrellevar la crudeza de la crisis, no faltaron los que mostraron su desacuerdo asegurando que exagerábamos, hoy, y que conste que lo sentimos, comprobamos que descaminados del todo no íbamos. Así las cosas, como si se tratara de una persecución en toda regla, el Gobierno ha decidido meter mano a las pensiones con el objetivo de hacerles una quita importante. ¿Quiere esto decir que lo que pretende en realidad es acabar con los sintrabajo que viven a cargo de sus mayores jubilados?