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La
Dirección General de Tráfico ha dado a conocer un informe que ha
elaborado de acuerdo con los datos que les han proporcionado
distintas fuentes policiales y hospitalarias y al que hemos tenido la
oportunidad de acceder. De él se desprende que el setenta por
ciento de los ciclistas que fallecieron a lo largo del año 2011
tuvieron su causa en las lesiones cerebrales. De hecho, entrando
en detalles, sabemos que fueron la causa mortal en un casi el
treinta y siete por ciento de los casos; además, un quince por
ciento de los usuarios de la bicicleta que sufrieron heridas graves
lo fueron por la misma causa. A todo esto, compartimos con ustedes un
detalle que nos parece determinante a la hora de valorar este tipo de
accidentes: el treinta y siete por ciento de los setenta y dos
ciclistas que murieron el año pasado no llevaban el casco. Más
concretamente, veintisiete del total habían decidido no ponérselo.
El hecho de que este colectivo de las dos ruedas sea el único que
presenta cifras de accidentalidad que superan las del año anterior,
es decir, que de cuarenta y nueve fallecidos que se contabilizaron en
2011, en 2012 fueron nada menos que setenta y dos, no ayuda
precisamente a que las instituciones se olviden del casco.
Sobre
si existe o no conexión entre este aumento y el que registra el
mercado de las dos ruedas, la relación parece clara y directa, y
que, de no intervenir el sentido común de todos los usuarios, ya en
ciudad, ya en carretera, todo indica que se mantendrá esta
tendencia. Por los datos oficiales de que disponemos, sabemos que en
España existen algo más de tres millones de propietarios de estos
vehículos de dos ruedas y que otros tantos la usan diariamente, lo
que supone una presencia activa de éstos en las vías urbanas e
interurbanas. Asumiendo que el año pasado se superaron con creces
las cuarenta y nueve personas fallecidas de 2011, y que las cifras
del año en curso no sean precisamente halagüeñas, que desde
Tráfico exista el convencimiento de que el casco no sólo debe
usarse en carretera, sino también ciudad, no parece del todo
descabellado por mucho que este colectivo esté frontalmente en
contra.
Para
empezar, la Dirección General controla que el número de bicicletas
y usuarios ha aumentado significativamente, y precisamente por eso
entiende que lo lógico es que aumenten también los accidentes.
Consecuentemente, los datos cuando menos alertan a los responsables y
les exigen su intervención. Sepan, por ejemplo, que en el año 2011,
más de tres mil personas hicieron uso de los hospitales después de
haber tenido un accidente de bicicleta. La diferencia con el 2010 fue
de más de mil personas y más de mil quinientas si nos referimos al
año 2000. En cuanto a los heridos con diagnóstico de graves, fueron
casi novecientos. Para este año, teniendo en cuenta que los heridos
graves siguen aumentando, el total que se registre este año sea de
unos seiscientos.
Con
todo, el peligro real de los ciclistas son las colisiones con otros
vehículos. De hecho, de los setenta y dos fallecidos en 2012,
cuarenta y ocho lo fueron a causa de colisiones frontales y por
alcance. Tráfico admite que poner orden en la circulación es la
principal protección contra las muertes de ciclistas en las
ciudades, y de ahí que tenga previsto reducir la velocidad en el
nuevo reglamento que espera su aprobación en el Congreso. Por otra
parte, la participación del casco en la reducción de las lesiones
craneoencefálicas, que son la causa del setenta por ciento de los
fallecimientos, no admite discusiones y está avalado, además, por
infinidad de estudios científicos. Al mismo tiempo y por si le
faltaba algún dato a lo ya expuesto, destacar que el colectivo de
usuarios de la bicicleta es el único que ha registrado una
importante subida en las víctimas mortales.
Por
ahora y debido a las presiones que ha recibido la Dirección General
procedentes de todo tipo de colectivos y empresas, la nueva ley de
tráfico, que ya hemos dicho se encuentra en trámite parlamentario,
sólo obliga a usar el casco en la ciudad a los ciclistas menores de
dieciocho años. No obstante, nadie duda de que el objetivo es
implantarlo para todos los usuarios, y en cuanto sea posible así lo
harán. La filosofía que se aplicará es la de proteger a todos los
usuarios sin importar ni la edad ni por dónde circulen, porque el
casco es la medida más efectiva para reducir la gravedad de las
lesiones que sufren los usuarios de la bicicleta.