jueves, 17 de octubre de 2013

DE CUANDO O TE MUEVES O TE LLEVA LA CORRIENTE

Imprimir

Cuando entre nosotros hemos hablado de la comunidad científica, siempre lo hemos hecho con respeto, convencidos de que sus trabajos, que van más allá de una entrega laboral remunerada, tienen un fin concreto del que con toda seguridad saldremos beneficiados. En los tiempos que corren, cientos son los que se han quedado sin trabajo, demostrando que nuestros gobernantes no son precisamente sensibles a la investigación y al desarrollo. Y lo peor es que otros miles están a las puertas de perderlo, que es lo que le faltaba a nuestro país para situarse en los últimos puestos de la cola de los que a los científicos se les consideran unos iluminados a los que no hay que hacerles mucho caso. Por lo tanto, no debería extrañarnos que hayan salido a la calle en varias ocasiones y todas con la misma idea: atraer la atención de los responsables de este área en el Gobierno para que detengan la sangría que supone para nuestro prestigio que se detengan los programas que están en marcha relacionados con infinidad de enfermedades e innovaciones tecnológicas de gran trascendencia en las diferentes áreas de las nuevas tecnologías.

Con esta realidad a la espalda, éstos, las mujeres y los hombres que invierten su tiempo en mejorarnos la vida, han decidido intervenir en su porvenir y se han enfrentado a los malos tiempos que corren con todo tipo de inventos, que es la mejor definición que hemos encontrado. Así, recuerden a la científica que vimos concursando en un programa de televisión, concretamente en donde puedes conseguir un millón de euros, que obtuvo quince mil para invertirlos en poder continuar con el desarrollo de un programa ligado a la salud de las personas que padecen hemorragias incontroladas. Pero no sólo eso, porque también vende lotería y productos de belleza. Otro ejemplo de lo que les contamos lo encontramos en un médico que investiga en Sevilla la fibromialgia, y parece que con éxito, que mantiene su programa gracias a las tómbolas y rifas que organizan sus pacientes y que no tiene otro objetivo que encontrar dinero para invertirlo en continuar los estudios.

Otro ejemplo de coraje y convencimiento de lo que hacen lo hallamos en unos científicos que han decidido tirar por la calle de en medio y lanzarse al mundo del espectáculo escogiendo la fórmula más actual que existe de ponerse frente al público: con monólogos de actualidad con el humor como recurso obligado para conseguir la risa de los asistentes. Lo decidieron un buen día y luego de no pocas controversias personales y familiares, pusieron en marcha el proyecto con rotundo éxito. Por el momento ya han recorrido medio país y, por las noticias que tenemos, no tardarán el visitar el resto. Y todo porque les han cerrado el grifo del dinero oficial y no están dispuestos a tirar la toalla y dejar empantanados los diferentes programas científicos que encabezaban. Por lo que conocemos de esta gira monologuista, ni ellos se esperaban el apoyo del público, que no sólo acude al espectáculo por diversión, sino por el fin que se han propuesto los circunstanciales humoristas.


Nos encontramos, por tanto, con una nueva forma de entender cómo ganarse la vida cuando los que tienen la obligación de facilitártela actúan en tu contra, que es el caso de quienes dirigen el país y nuestros designios, que han decidido cargarse la comunidad científica y en ello es evidente que han puesto mucho interés. De lo que devengue la actitud de unos y otros nadie sabe con certeza el final, pero sí parece claro que los científicos damnificados han sido los primeros que han movido ficha luego de comprobar las verdaderas intenciones de los políticos en el poder. Nosotros creemos estar frente a una guerra abierta en la que sólo encontramos perdedores: unos, sin merecérselo; otros, por todo lo contrario.