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Evidentemente,
en carretera, el frío es el problema. Las bajas temperaturas
influyen decisivamente en la conducción y ¡ay! de aquel o aquellos
que no caen en la cuenta del peligro que representa en la calzada.
Sin embargo, de entre los accidentes más compartidos desde que se
inició este frío polar, sin duda que con diferencia la salida de
vía está ganando por goleada. Y está claro. No es posible realizar
el recorrido de siempre en el mismo tiempo porque entonces nos la
pegamos, como de hecho está ocurriendo. No se trata de que debamos
llevar las cadenas por si acaso, porque tampoco es para tanto, pero
sí que no debemos perder de vista una realidad tan peligrosa como
que en la carretera no es que nos podamos encontrar zonas con hielo,
sino que las hay y muchas. Obviar este detalle nos puede costar un
serio disgusto y no creemos que sea necesario recordar que no es
bueno eso de contrastar nuestras posibilidades de supervivencia
participando como protagonistas en una salida de vía.
Por
otro lado, ya sabrán de las intenciones de la Dirección General de
Tráfico con respecto al control de los automovilistas en busca de
quienes se hayan excedido en el consumo de alcohol. La proliferación
de las comidas propias de estas fiestas entre compañeros, familia,
de empresa y de demás es verdad que ponen en la carretera a usuarios
que no están para conducir, y que lo lógico es que cuanto antes
los retiren de la circulación mejor para todos. Para apoyar, una vez
más, esta campaña, Tráfico nos recuerda que la estadística es un
libro abierto y que en el podemos leer que el cuarenta y siete por
ciento de los accidentes con víctimas del año pasado estuvieron
causados por conductores que conducían bajo los efectos de las
drogas, y recordamos que el alcohol es una de ellas, quizás la más
compartida y socialmente más aceptada, pero es una droga.
En
otro orden de cosas, sabrán también que la petición que le llegaba
al Gobierno procedente Tráfico, sobre que los conductores con
permisos de entre treinta y cuarenta años, debían someterse a unos
exámenes prácticos y teóricos para comprobar cómo están de
reflejos y de conocimientos de la señalización y demás, ha sido
rechazada. No sabemos si supondrá un alivio para algunos o
simplemente habrá sido entendida la medida como absurda, pero el
caso es que había levantado un revuelo importante entre quienes
conducen desde hace años y consideran que están a la última en
conocimientos y en práctica. De todas formas, no la perdamos de
vista, porque la directora general tiene por costumbre insistir, y
por el momento la práctica totalidad de sus decisiones están siendo
apoyadas políticamente.
Con
respecto a las denuncias que nos pueden caer si somos detectados en
un control de alcoholemia, recuerden que pueden ser graves y que
podemos evitarlas. Y no crean al compañero de mesa que asegura con
todo rigor que dos copas de vino y una cerveza no dan positivo,
porque se equivoca. Para empezar, porque cada persona metaboliza el
alcohol de forma diferente; segundo, porque no siempre nos “pilla”
el cuerpo para beber alcohol, y tercera, porque no es imprescindible
su consumo para divertirse. Lo suyo sería que cada cual decida por
sí mismo qué cantidad debe ingerir y que deje a los demás que
hagan lo propio. Entre otras razones, porque puede verse involucrado
en un accidente y sobre nosotros puede caer la duda o la razón de
que fuimos los que le incitamos a que tomara alguna copa de más
alegando que no iba a pasar nada.
Que
tengan un feliz fin de semana.