jueves, 12 de diciembre de 2013

EL RECIBO DE LA LUZ, OTRA VEZ MÁS CARO

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Que el recibo de la luz se incremente este mismo mes y que el que viene, ya en el 2014, haga lo propio, era de esperar. Los miles de millones de déficit que anuncia la gran patronal de las eléctricas ya nos lo hizo saber con tiempo, aunque el único que no se ha enterado, parece, ha sido el Gobierno, que no cedió al pago de éstos y de ahí que seamos nosotros, los ciudadanos, como siempre, los que tengamos que vérnoslas con el aumento. Por el momento, el año acaba con casi un cuatro por ciento más de subida, que es lo que abonaremos en la próxima factura, pero anuncia aumentos mucho más significativos para los primeros meses del año próximo. Esto quiere decir que estamos obligados a ingeniárnoslas para que esta subida no acabe con el escuálido presupuesto que tenemos para llegar a fin de mes. Para ganar esta batalla, por tanto, es imprescindible que aprendamos cuanto antes a ahorrar energía, porque de otra forma, entre los incrementos y el escaso control que dispensamos a las luces encendidas en casa y en la empresa innecesariamente, notaremos y mucho cómo pesa de verdad el recibo de la luz.

Que nadie nos defiende, que somos utilizados como les viene en gana, que pagamos la energía más cara que en el resto de Europa, que ni estando como estamos ni ningún otro motivo nos servirá para que desde el Gobierno se apiaden de nosotros. Es evidente que las eléctricas son mucho más fuertes que el resto de la ciudadanía y no menos que el mismísimo Ejecutivo, y que hacen y deshacen como les viene en gana; eso sí, al menos aparentemente, con el beneplácito de nuestros gobernantes, porque no hay nada más que escuchar las declaraciones realizadas por el actual ministro de ramo, señor Soria, para comprobar que lo que se dice en buenas manos no estamos. De hecho, mueven el mercado de acuerdo con sus intereses y éstos les podemos asegurar que están muy alejados de los nuestros. No obstante, desde el Gobierno nos llega la noticia de que se ha conseguido un compromiso para no alterar la regulación del recibo en donde leemos el consumo y lo que debemos abonar, y con esta decisión, aseguran, la subida de casi el ocho por ciento que estaba prevista queda en un poco más del tres por ciento, pero nos tememos que sólo por ahora.

Desde el Gobierno se nos recuerda que, de echarnos una mano ante las eléctricas, debían pagarles la diferencia existente, y que este detalle supondría un desfase económico que no está dispuesto a aceptar. Por lo tanto, quedamos en manos de quienes tienen exclusivamente intereses económicos y ninguna disposición a la solidaridad, lo que anuncia a distancia que las cosas no irán a mejor al menos a corto y medio plazo. Si nuestra situación económica fuera aceptable, es decir, que el recibo de la luz lo asumiéramos sin problemas, como un gasto más, otra seria la historia. Pero no. Ahora la cosa del dinero doméstico discurre por cauces que exigen un severísimo control si no queremos vernos envueltos en un desahucio o algo parecido. Y cuando una nación, al menos una inmensa mayoría, no tiene dinero ni para lo más mínimo, el que no se controlen los aumentos por consumo de energía eléctrica supone un bofetón en toda regla firmado por quienes tienen la ineludible obligación de atender nuestras demandas.


Desde luego, el panorama no está del todo claro. Es más, diríamos que sí, pero a peor, puesto que hasta que la patronal de la energía recupere los tres mil seiscientos millones de euros que asegura tiene de déficit, estaremos pagando nosotros. Y luego ya veremos, porque una vez aprendido el camino, ya me dirán ustedes si no se sacan de la manga otra justificación para encarecernos aún más la vida.