Imprimir
Que
el recibo de la luz se incremente este mismo mes y que el que viene,
ya en el 2014, haga lo propio, era de esperar. Los miles de millones
de déficit que anuncia la gran patronal de las eléctricas ya nos lo
hizo saber con tiempo, aunque el único que no se ha enterado,
parece, ha sido el Gobierno, que no cedió al pago de éstos y de ahí
que seamos nosotros, los ciudadanos, como siempre, los que tengamos
que vérnoslas con el aumento. Por el momento, el año acaba con casi
un cuatro por ciento más de subida, que es lo que abonaremos en la
próxima factura, pero anuncia aumentos mucho más significativos
para los primeros meses del año próximo. Esto quiere decir que
estamos obligados a ingeniárnoslas para que esta subida no acabe con
el escuálido presupuesto que tenemos para llegar a fin de mes. Para
ganar esta batalla, por tanto, es imprescindible que aprendamos
cuanto antes a ahorrar energía, porque de otra forma, entre los
incrementos y el escaso control que dispensamos a las luces
encendidas en casa y en la empresa innecesariamente, notaremos y
mucho cómo pesa de verdad el recibo de la luz.
Que
nadie nos defiende, que somos utilizados como les viene en gana, que
pagamos la energía más cara que en el resto de Europa, que ni
estando como estamos ni ningún otro motivo nos servirá para que
desde el Gobierno se apiaden de nosotros. Es evidente que las
eléctricas son mucho más fuertes que el resto de la ciudadanía y
no menos que el mismísimo Ejecutivo, y que hacen y deshacen como les
viene en gana; eso sí, al menos aparentemente, con el beneplácito
de nuestros gobernantes, porque no hay nada más que escuchar las
declaraciones realizadas por el actual ministro de ramo, señor
Soria, para comprobar que lo que se dice en buenas manos no estamos.
De hecho, mueven el mercado de acuerdo con sus intereses y éstos les
podemos asegurar que están muy alejados de los nuestros. No
obstante, desde el Gobierno nos llega la noticia de que se ha
conseguido un compromiso para no alterar la regulación del recibo en
donde leemos el consumo y lo que debemos abonar, y con esta decisión,
aseguran, la subida de casi el ocho por ciento que estaba prevista
queda en un poco más del tres por ciento, pero nos tememos que sólo
por ahora.
Desde
el Gobierno se nos recuerda que, de echarnos una mano ante las
eléctricas, debían pagarles la diferencia existente, y que este
detalle supondría un desfase económico que no está dispuesto a
aceptar. Por lo tanto, quedamos en manos de quienes tienen
exclusivamente intereses económicos y ninguna disposición a la
solidaridad, lo que anuncia a distancia que las cosas no irán a
mejor al menos a corto y medio plazo. Si nuestra situación económica
fuera aceptable, es decir, que el recibo de la luz lo asumiéramos
sin problemas, como un gasto más, otra seria la historia. Pero no.
Ahora la cosa del dinero doméstico discurre por cauces que exigen un
severísimo control si no queremos vernos envueltos en un desahucio o
algo parecido. Y cuando una nación, al menos una inmensa mayoría,
no tiene dinero ni para lo más mínimo, el que no se controlen los
aumentos por consumo de energía eléctrica supone un bofetón en
toda regla firmado por quienes tienen la ineludible obligación de
atender nuestras demandas.
Desde
luego, el panorama no está del todo claro. Es más, diríamos que
sí, pero a peor, puesto que hasta que la patronal de la energía
recupere los tres mil seiscientos millones de euros que asegura tiene
de déficit, estaremos pagando nosotros. Y luego ya veremos, porque
una vez aprendido el camino, ya me dirán ustedes si no se sacan de
la manga otra justificación para encarecernos aún más la vida.