viernes, 10 de enero de 2014

BUENAS NOTICIAS DESDE TRÁFICO

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Como habrán tenido oportunidad de conocer estos días, la noticia trascendente, en relación con los accidentes de tráfico a lo largo del año, es que ha sido sensiblemente inferior a las de 2012. Se confirma de esta forma que las políticas implantadas por Tráfico a lo largo de los últimos años siguen dando resultados positivos, habilitándoles para mantener la firmeza mostrada hasta ahora e incorporando nuevas normas en la misma o parecida línea que estamos seguros influirán también en la reducción de los accidentes, que no otra cosa se persigue. Por supuesto, no todos están de acuerdo en mantener las actuales limitaciones y tampoco faltan las organizaciones automovilísticas que mantienen sus dudas sobre algunas de las medidas que viene adoptando la Dirección General y que, por lo que las estadísticas confirman, están siendo bien aceptadas por los conductores.

Como a cualquier ejecutivo, al puesto de director general de Tráfico se le exigen resultados positivos. En este caso no se trata de facturar más, sino de reducir la cifra de muertes en carretera. Y si para que una empresa resulte competitiva en el mercado en el que se desenvuelve es necesario tomar medidas drásticas, sus directivos las tomarán con todas las consecuencias. Y no otra cosa le ha sucedido a los diferentes directores generales, que han recibido el testigo de sus predecesores con el mismo objetivo: reducir la mortalidad en las carreteras. Así las cosas, es lógico que conforme se van incorporando responsables al frente de la Dirección General implanten sus políticas, que, como ocurre en la empresa privada, no siempre sus decisiones son compartidas por todo el personal. En nuestro caso, avaladas por el Congreso de los Diputados, éstas son de obligado cumplimiento y, si te excedes, te sancionan y punto. Todo lo demás son añadidos inútiles que, por otra parte, se valoran desde diferentes prismas, porque a quienes sufren la pérdida de un familiar por un accidente de tráfico aún les parecerán escasas; mientras, a los que se mantienen en el convencimiento de que a ellos nunca les ocurrirá nada, todo lo contrario.

Por esto es fundamental valorar con mesura las decisiones que toman los demás en nuestro beneficio, porque no otro es su objetivo: limitarnos los excesos desde el convencimiento de que es la mejor manera de evitar el accidente y sus temibles consecuencias. ¿Alguien puede pensar que los fallecidos a lo largo de este año en nuestras carreteras les pasó por la cabeza en algún momento la posibilidad de sufrir un accidente? Seguro que no. Conducimos tan convencidos y tan confiados en que estamos a lo que estamos, en que no cometemos excesos y que la suerte nos acompaña, que ni de lejos caemos en la cuenta de que en cualquier momento nos puede tocar a nosotros. Y no siempre por nuestra culpa, porque el que viene de frente o detrás también participa en la circulación y puede ser él el que cometa el error y nos implique. Pero también nosotros, ya que somos los que llevamos nuestro coche de un lado a otro y los que, cuando han pasado unos minutos, dejamos de atender a nuestra obligación, que no es otra que la de conducir. Que si la radio, o la música, o el cigarrillo, o el GPS, o el teléfono… Y todo porque de nuevo las distracciones o el exceso de confianza han participado de forma muy activa en los accidentes registrados a lo largo del año pasado, lo mismo que ha ocurrido con los conductores que habían consumido alcohol o estupefacientes.


Por todo esto, coincidir en la mayoría de los casos con las políticas de la Dirección General de Tráfico es para nosotros una máxima. Y no tardarán en llegar más. Concretamente esta primavera, que será cuando las conozcamos y cuando las valoremos. Mientras tanto, recuerden que por mucho que se esfuercen por conducir como mandan las normas y el sentido común, siempre podemos encontrarnos con otro conductor que piensa y hace todo lo contrario.