lunes, 27 de enero de 2014

LA GRAN ESTAFA DE LAS PREFERENTES

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Viendo las imágenes en televisión de Blesa saliendo por la puerta de atrás de los juzgados de la plaza de Castilla, con medio centenar de preferentistas a punto de someterlo a un linchamiento, uno se pregunta que cómo se ha podido llegar tan alto en la consumación de lo que a todas luces parece un delito de estafa a gran escala, porque recordemos que han sido cientos de millones de euros los que por el momento han perdido las personas que en su día firmaron aceptando las condiciones, aunque en realidad lo que hicieron fue aceptar sin más lo que su hombre de confianza en la entonces Caja Madrid le dijo que firmara. Hemos tenido oportunidad de conocer algunos casos y nos encontramos con personas muy mayores, algunas con problemas de demencia, otras con visión deficiente, sordas, analfabetas que firmaron con el dedo o una X… Es decir, premeditadamente escogidos para colarle lo que desde presidencia se exigía a directores y empleados. De hecho, según los datos que nos llegan conforme se desmenuza este turbio asunto, ningún empleado de la Caja se acogió a las preferentes, aunque sí que supieron recoger en la calle a todo el que mostraba facilidad para convencerlo. Y es que, si de verdad se hubiera informado de lo que en realidad se trataba, nadie en su sano juicio firmaría semejante barbaridad, porque recordemos que, resumiendo, el asunto consistía en que se entregaba el dinero por parte del impositor y no volvería a verlo nunca; en todo caso, pasados cincuenta o cien años.

Ahora la pregunta que se hace cualquiera no es otra que saber qué papel tenía por esa fecha el gobernador del Banco de España, que no hizo nada por conocer la verdad de la oferta de la caja madrileña y sus verdaderas intenciones. Ahora, cuando ha estallado esta gran mentira, la pregunta que nos hacemos todos es que cómo es posible que el autor de esta gran estafa no esté en la cárcel. Naturalmente, en la calle este tipo de situaciones o delitos se ven de otra manera; la Justicia tiene caminos diferentes y depende en gran medida de los abogados que te puedas pagar para que, echando mano de los vericuetos que la propias leyes les permiten, su cliente no den con sus huesos en la cárcel. De hecho, a la luz del día, el juez que en su día lo envió a prisión en dos ocasiones, hoy está expedientado y sobre él está pendiente su inhabilitación. Está claro que se repite la historia y Garzón ya no está solo. Mientras, los que han sido estafados, andan tirados por la calle reclamando con pancartas en ristre lo que es evidente que es suyo. Y es que eso de estar muy próximo a la cúpula del poder facilita enormemente las posibilidades de salir indemne cuando has metido algo más que la mano.


Después de ver las imágenes a las que nos referíamos antes, seguro que el exbanquero no saldrá a la calle como lo venía haciendo hasta ahora, es decir, sin escolta. Es muy posible que buena parte del dinero obtenido al parecer fraudulentamente mientras estuvo al frente de Caja Madrid tenga que invertirlo en seguridad. El miedo a ser atacado por cualquiera de los defraudados en el momento más inesperado le obligará a contratar guardaespaldas y guardapechos y cara, porque el golpe le puede venir desde cualquier frente. Ojalá el asunto no llegue tan lejos y para ello sería conveniente que desde el Consejo General del Poder Judicial se iniciara con urgencia la aclaración definitiva de una situación que mantiene a miles de personas en estado de angustia permanente porque no saben qué ocurrirá con su dinero. No queremos ni pensar que la intención de la Justicia sea permitir que personas modestas, de escasos recursos, que en su día depositaron sus ahorros en una entidad bancaria, conseguidos a lo largo de su vida laboral, los pierdan sin más. Y lo que sería peor, que el causante de semejante desastre nacional no lo pague con cárcel y por muchos años, y devolviendo lo que nos es suyo. Lo dicho: no queremos ni pensarlo.