En
realidad, si tenemos en cuenta que la Justicia nos acompaña a todos
sitios y que cuelga sobre nuestras cabezas como espada de Damocles su
influencia, no acabamos de creernos que en Valencia los familiares de
los fallecidos y heridos en el accidente de metro, después de ocho
años, aún estén buscando apoyos para lo que ellos creen que debe
aclararse, y más después de visionar el programa Salvados de
LaSexta, en donde se pudo observar la acumulación de mentiras,
engaños y abusos que rodean este asunto. A cualquiera que le
preguntemos en Valencia, siempre que no esté intoxicado
políticamente, que esa es otra, nos dirá que lo del metro está
repleto de anomalías, de presiones políticas flagrantes y de abusos
de poder como la copa de un pino. Ahí es nada: el ochenta y cinco
por ciento de los valencianos consultados afirman sin rubor ni dudas
que el accidente del metro de Valencia, que ocasionó cuarenta y
siete fallecidos y otros tantos heridos de gravedad, ha sido una mala
chapuza controlada por el poder político valenciano que no debió
producirse y que la ciudadanía espera que se haga justicia.
La
asociación que gestiona la lucha visible en la capital levantina y
fuera de ella gestiona en estos momentos en el Parlamento Europeo los
trabajos que del accidente hicieron los técnicos del metro
valenciano luego de conocerse las presiones que recibieron por parte
de sus superiores para que aportaran datos falsos que influyeran en
la decisión del tribunal que juzgó el asunto. Al mismo tiempo que
esperan ilusionados a que el Tribunal Superior de Valencia decida por
fin la reapertura del caso luego de un sinfín de desencuentros con
fiscales, jueces y demás implicados, en el Parlamento Europeo han
dejado en manos de los eurodiputados documentación suficiente para
convencerles de sus razones y ruegos, que no son otros que los que
mantienen en Valencia, es decir, que se inicie un nuevo proceso y que
se condene a quien o quienes resultaran culpables del mayor accidente
de metro ocurrido en Europa. El incumplimiento de las normativas en
vigor, la falta de seguimiento técnico de los elementos que pudieron
evitar el accidente y la manipulación evidente que los responsables
ejercieron sobre los empleados que debían declarar, que recuerden
tuvieron que aprenderse de memoria las respuestas que debían dar a
las preguntas del fiscal y del juez del caso, entienden que son
determinantes para aclarar definitivamente lo ocurrido y permitirá
la depuración de responsabilidades.
Entre
las irregularidades detectadas y denunciadas por esta asociación nos
encontramos con el maltrato informativo que la televisión valenciana
dio del accidente, que prácticamente pasó desapercibido en los
informativos y que callaron todo el tiempo que pudieron. Por eso se
entiende que los afectados soliciten ahora que se legisle de forma
que se permitan establecer las mínimas garantías por parte de los
órganos legislativos de los Estados miembros, puesto que entienden
que lo ocurrido no ha ido más allá de un burdo espectáculo
protagonizado por las personas que formaron en su día la comisión
que se creó en las propias cortes valencianas con el objetivo de
buscar, decían, toda la verdad sobre el accidente. Los componentes
de esta activa asociación están convencidos de que deben implicarse
todas las instituciones, incluido el Parlamento Europeo, con el fin
de incrementar, mantener y proteger la seguridad en el transporte
público, porque una tragedia de tal tamaño no vuelva a producirse.
El
gobierno valenciano a todo esto ha querido dejar claro que el proceso
de investigación judicial ha generado la emisión de dos autos de
archivo en marzo y diciembre de 2007, y que la Audiencia Provincial
desestimó en mayo de 2008 los recursos formulados. En septiembre de
2013, el juzgado de Instrucción número 21 de Valencia rechazó la
petición de la fiscalía de reabrir las diligencias por el
accidente, al estimar que no se habían aportado nuevos argumentos,
tras lo que el ministerio fiscal y la asociación solicitaron al
tribunal superior que se pronunciase sobre la reapertura de
diligencias. Y justo en este punto nos encontramos, a la espera de su
respuesta. ¿Servirán de algo los tribunales de justicia?