viernes, 7 de marzo de 2014

EL MERCADO DEL COCHE PRIVADO SE MUEVE

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Las noticias que nos llegan con el coche de fondo no pueden ser más halagüeñas, puesto que aseguran que el aumento de las ventas de automóviles privados está siendo constante. Naturalmente, teniendo en cuenta que este mercado ha sido uno de los grandes sufridores de la crisis, con una bajada total de casi el cincuenta por ciento de las ventas desde que comenzaron los malos tiempos, la verdad es que para alegrarse. Es cierto que gracias a las exportaciones, las marcas afincadas aquí, como es el caso de Volkswagen, Opel, Renault, Citroën y Peugeot, han ido saliendo al exterior en busca del comprador que aquí no tenían, y les ha servido para mantener en la medida de lo posible los puestos de trabajo y su proyecto empresarial. Al mismo tiempo, la puesta en escena de nuevos modelos ha sido determinante para la generación de las expectativas necesarias para que las ventas se muevan. Y si a esto le añadimos las ayudas que les llegan al comprador desde el Gobierno y las marcas, se entiende que el panorama de éstas haya mejorado significativamente.

Los automóviles, coches o turismos, como les guste que les denominemos, vienen a ser, después de la vivienda, el primer capricho que solemos darnos una vez nos asentamos familiarmente y nos surge la necesidad de los desplazamientos. Por lo tanto, independientemente de que llegáramos a esta situación con nuestro coche, la realidad es que no tardamos en tener la necesidad de cambiarlo y pronto. Y nada que decir de la enorme oferta que tenemos a nuestra disposición. Desde poco más de cinco mil euros, si se trata de un vehículo de estreno, barajamos cientos de modelos de todos los colores conocidos, con motores de infinidad de cilindradas en diésel y gasolina, cuando no híbridos o eléctricos totales, con equipamientos que más parecen vehículos espaciales que otra cosa y con capacidades para familias numerosas o para dos ocupantes. Los tenemos todo terreno y superdeportitos, con cambio automático o convencional, con los todo camino, que son los que más se parecen a los cuatro por cuatro, pero que no lo son, etc.

Como le ocurre a la construcción, el coche particular siempre ha sido referencia de la evolución de la economía de cualquier país y está claro que el nuestro no iba a ser menos. Así, uniendo cabos, comprobando lo que nos cuentan los economistas y la marcha del mercado del automóvil, tampoco es de extrañar que comencemos a motivarnos y aceptemos que por fin parece que iniciamos una lenta salida de la crisis. Eso es al menos lo que se percibe desde fuera y también la sensación que los fabricantes nos transmiten, convencidos de que también a ellos tienen derecho de que les cambie la suerte y puedan mantener los miles de puestos de trabajo que soportan y la riqueza que generan a su alrededor, porque recordemos que el coche como tal es eso, un complejo mecano que es capaz de llevarnos y traernos con seguridad, fiabilidad y comodidad a un precio ajustado. Pero es que también generan negocio las aseguradoras, los fabricantes de componentes, los que alquilan y venden plazas de garaje, los ayuntamientos por el cobro de las tasas de aparcamiento en superficie y el sello, las fábricas de neumáticos y los talleres que los comercializan, las petroleras y las empresas que nos los surten, los mecánicos en general y los concesionarios en particular, los talleres eléctricos y las fábricas de baterías, los talleres de chapa y pintura, grúas… Así podíamos seguir añadiendo unos cuantos más, porque no se nos debe olvidar que desgraciadamente también la medicina acaba aprovechándose del automóvil, en este caso a través de la recuperación de las personas que han resultado heridas en accidentes de tráfico. Y no digamos nada de la burocracia existente alrededor de este mercado, especialmente la que controla la DGT y la Guardia Civil de Tráfico.


Por lo tanto, que el mercado del automóvil comience una recuperación que parece será mantenida en el tiempo, nos debe alegrar a todos. Sin duda, es una buena noticia.