En
esta ocasión no entraremos en detalles de a quiénes les debe
Andújar la convocatoria, a quiénes su espléndido desarrollo y a
quiénes el éxito que, una edición más, ha cosechado Andújar
Flamenca. No queremos perder el tiempo en agradecer el cariño que
todos y todas han mostrado por un evento que ha calado en nuestra
ciudad con una fuerza inusitada y que confirma que, cuando queremos,
cuando nos lo proponemos, somos capaces de llegar hasta donde sea
preciso. Y que nadie piense que exageramos, porque se equivoca.
Llevar a buen puerto una organización tan compleja y exigente,
ajustar patrones y dinamizar tanta energía condensada no solo
representa un reto profesional de gran importancia, sino un esfuerzo
titánico que solo los que lo ejecutan son capaces de valorar.
Precisamente por todo esto no queremos colocar a cada cual en el
lugar que le corresponde, porque todos han sido determinantes, porque
todos son conscientes, ahora que todo ha pasado, de que sin su
incondicional apoyo no hubiera sido posible.
El ir
y venir de gentes, el movimiento interno y externo de la
extraordinaria pasarela de la moda flamenca, la música, el sonido,
la estética, el color, el buen gusto, el saber estar y la suerte de
contar con un público entendido y, por tanto, dispuesto a disfrutar
con intensidad de todo lo que ocurrió delante de él, ha dado luz y
vida a la ciudad, la ha colocado en puestos de responsabilidad máxima
y de belleza extrema, la ha colmado de felicidad y situado a la
cabeza de las ciudades con capacidad organizativa capaz de
enfrentarse a un reto de la importancia de Andújar Flamenca. Luego,
todo lo que queramos añadirle, porque acepta todos los
calificativos que se nos ocurran y que le ayuden a una interpretación
justa de lo que ha sido capaz de convocar el pasado fin de semana.
Andújar, su cita flamenca, ha estado en medio mundo, ha sido capaz
de echar a volar la ilusión de todos y todas los que han participado
en su desarrollo, capaz también de reunir a miles de personas en las
redes sociales y de ilusionar a los más escépticos.
Cientos
de firmas de prestigio en el mundo de la moda flamenca han sido las
que han querido estar en la pasarela y no ha sido posible por razones
de tiempo, que no por no estar a la altura. Cientos también las
personas que se quedaron sin lugar en el que asistir sentadas al
evento y otras tantas las que siguieron las tres jornadas abarrotando
el conjunto de la esplendorosa plaza de España, lo mismo que le
ocurrió a la de la Constitución, que albergó los estand en los que
las primorosas manos del arte del diseño de ropa y complementos de
nuestra tierra mostró su gran capacidad de invención desde la
estética más clásica a la más rompedora. Por todo esto, también,
Andújar Flamenca es importante, porque un año más ha mostrado una
gran capacidad de negocio y sus verdaderas posibilidades para que
Andújar se mantenga siendo una ciudad en la que el mundo flamenco la
sitúe como referencia.
La
edición de este año, desde el primer momento, mostró una fuerza
desconocida, un convencimiento de la organización casi desmesurado,
unas ganas difíciles de contener y el apoyo de quienes, al frente de
empresas, firmas comerciales y las Administraciones, supieron
capitalizar apoyando lo que desde lejos anunciaba el éxito. Y no
podía haber sido de otra manera. Por eso debía refrendarse en el
único lugar en donde se gana o se pierde, esto es, ante el público,
convenciéndolo desde la estética y el buen gusto, desde la humildad
y la profesionalidad de todos los que respondían de la organización.
Aplausos y más aplausos, abrazos, lágrimas y suspiros detrás del
escenario fueron determinantes entre quienes exponían en público
su desnudez más íntima: sus diseños y los jirones de piel que en
todos ellos se dejaron. Desde Radio Andújar, un año más, gracias,
enhorabuena y un adelante tan sincero como necesario para que Andujar
Flamenca vuelva el año que viene a lucirse y a lucirnos.