Nosotros
no hace tanto tiempo que nos deteníamos ante el tema que hoy
recuperamos y les informábamos, además de aconsejarles, sobre lo
que intuíamos se convertiría desgraciadamente en noticia. Se trata
efectivamente de los incendios en viviendas, que el año pasado
provocaron nada menos que la muerte de 116 personas. Este recuento se
entretiene en superar el del año pasado en trece personas, es decir,
un aumento porcentual por encima de un once por ciento. Un dato: en
lo que va del año 2015, desde el 1 al 15 de enero, han fallecido 32
personas, siendo uno de los períodos más trágicos de la década.
Entrando en detalles sabemos que las principales causas han sido los
aparatos productores de calor, el estado deficiente del sistema
eléctrico y los cigarros mal apagados. Por otro lado, el dormitorio
y el salón han sido las estancias de la casa donde se han producido
la mayor parte de los incendios. Estos detalles lo que vienen a
confirmar es que no siempre se tiene en cuenta que el calor demanda
aparatos que necesitan ser revisados, tanto en fuegos domésticos,
que no siempre se controlan como merecen, o en braseros, que vienen a
ser la causa de la mayoría de los incendios registrados a lo largo
del año pasado. Y luego está lo del despiste familiar o el
menosprecio con el que solemos tratar a estos elementos productores
de calor, sobre todo cuando no aceptan que se les coloque nada encima
y que sin embargo se utilizan como secadero rápido de la ropa de
casa, o lo que es peor, cuando la familia se va a la cama y lo deja
encendido. La ropa de la mesa de camilla, según la estadística
confeccionada a lo largo del año pasado, y por ejemplo, ha
participado en más de un ochenta por ciento de los incendios
controlados en las viviendas. Es decir, alguien en el núcleo
familiar no cayó en la cuenta de que ésta y el brasero que tiene a
sus pies son completamente incompatibles.
Si
nos vamos un poco más lejos geográficamente hablando, en Europa
4.000 personas mueren cada año por este mismo motivo. Con esto lo
que queremos decirles que se debería generar la legislación general
que demanda un asunto que ha demostrado, acabando con la vida de
personas, que no está del todo reglada. Lo evidente es que la
situación está provocando una alarma social y un paso adelante de
los expertos en seguridad contra incendios para tomar medidas que
rebajen las consecuencias de los incendios domésticos. Algunas de
las iniciativas que se están planteando son la de pedir al Gobierno
que inicie una campaña de concienciación en la prevención de
incendios, como se hizo en su día con la del cinturón de seguridad
en los vehículos, así como introducir cambios en el Código Técnico
de la Edificación para que sea obligatorio incrementar las medidas
de seguridad, como la instalación de detectores de humo, que por el
momento han demostrado que allí donde están instalados tienen un
gran rendimiento, ya que lo que hace es avisar de la existencia de un
incendio en la vivienda y esto permite a sus moradores iniciar el
proceso de su extinción o, en caso de no ser posible esta maniobra,
informar a los bomberos y a los propios vecinos antes de salir de la
vivienda. De hecho, ya hay quien nos lleva la delantera, porque esta
medida será obligatoria en Francia a partir del 8 de marzo de este
año y ya es una realidad en otros países europeos, como Reino
Unido, Holanda, Suecia y Alemania. En Reino Unido se lanzan
periódicamente campañas de concienciación sobre la instalación de
detectores autónomos y su mantenimiento periódico.
Las
empresas dedicadas a controlar estos accidentes y las propias
compañías de seguros nos recuerdan, además, la importancia de
tener un extintor en la vivienda que pueda apagar un conato de
incendio y evitar que se extienda el fuego, así como boca de
incendio equipada en el rellano de la escalera, aunque este detalle
es evidente que debe ser tenido en cuenta porque así lo exija la
legislación y justo en el momento en el que se construya el
edificio. También hacen hincapié en la relevancia de la
compartimentación y protección estructural de los edificios, así
como la instalación de detectores de humos en la escalera y garajes,
la señalización de evacuación y las puertas cortafuego. En
definitiva, tener en cuenta que los incendios en viviendas pueden ser
reales y que toda la política comunitaria que se proponga y se
adopte con el fin de aminorar las consecuencias de una situación del
todo peligrosa, mejor para todos. Invertir en prevención, como
ocurre en casi todos los órdenes de la vida, siempre acaba siendo
rentable. Y en el caso de los incendios, sumando los accidentes con
víctimas registrados, no parece que necesite de más documentación
que la que actualmente encontramos a nuestro alcance en cualquier
punto de información.
Antes
de esto conviene tomar medidas de prevención y seguridad, como la
revisión anual de la red eléctrica, evitar la sobrecarga de
enchufes, evitar las situaciones de riesgo, velas encendidas, estufas
encendidas por la noche o fumar en la cama, situación esta última
que ha determinado que más de un veintiuno por ciento de los
incendios fuera su causa directa.