miércoles, 23 de diciembre de 2015

HABRÁ QUE ESPERAR AL NIÑO

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El resultado del sorteo de ayer, como preveíamos, no ha dejado en nuestra ciudad ni un euro, o al menos esa es la noticia más extendida entre la ciudadanía. Por lo tanto, también como les decíamos ayer, ahora lo que toca es esperar al del Niño, lo que nos mantendrá ilusionados al menos hasta el mismo día de su celebración. Así viene ocurriendo desde tiempo inmemorial y mucho nos tememos que seguiremos a la espera de que la suerte pase alguna vez por nuestra tierra y nos permita, como a los habitantes de Roquetas premiados, disfrutar del bienestar que representa abandonar el estatus de morosos que arrastramos desde que comenzó la crisis. Como decía el intelectual, el dinero no da la felicidad, pero ayuda muchísimo a mejorarnos la vida. Y así es. La noche del lunes media España se acostó pensando en qué harían en caso de que fueran agraciados por el sorteo navideño; la noche de ayer suponemos que descansarían incluso menos pensando en qué hacer con tanto dinero. Naturalmente, la diferencia es enorme y las consecuencias que se derivan de su nuevo estado, con los directores y los comerciales de los bancos detrás de ellos en busca de su dinero, también.

El hecho es que sobre nuestra tierra han caído millones en cantidad suficiente como para sentirnos satisfechos, ya que superan casi los quinientos y eso quiere decir que son miles y miles los beneficiados que tendrán la oportunidad de ponerse al día en sus proyectos familiares o de trabajo, y más cuando sabemos que estas inmensas cantidades de dinero han caído en personas escasas de recursos económicos, con deudas de envergadura en algunos casos y en otras a punto de ser desahuciados, sin empleo desde hacía años, con hijos e hijas casaderas, con proyectos personales inalcanzables, con sueños e ilusiones irrealizables hasta este momento, y que, evidentemente, este dinero caído del cielo viene a salvarles el futuro. Consecuentemente, cualquier comentario que añadamos estará demás si no lo limitamos a la infinita alegría que viven y que les mantendrá sin sueño al menos durante unos días.

En cuanto a lo denunciado desde las redes sociales y las organizaciones de consumidores, este año parece que merodean alrededor de los agraciados un sinnúmero de personas que portan un mensaje concreto del que deben desconfiar e incluso denunciar: se trata de los que llegan con dinero en mano a pagarles el décimo premiado con algo más de añadido y que tiene como fin blanquear el dinero negro que seguro proviene de robos de cualquier tipo, especialmente los procedentes de comisiones ilegales o facturas falsas. Con esto queremos decirles que cuiden el detalle y que no se embarquen en aventuras que pueden resultarlespeligrosas, puesto que a cambio de unos miles de euros más pueden verse involucrados en una estafa al Estado en toda regla y las consecuencias son imprevisibles.

Tampoco faltarán a la mesa del premio los que, sin conocer de nada a los premiados, con mensajes de todo tipo, con cartas de desahucios en mano, con artimañas perfectamente montadas y demás, piden ayuda desconsoladamente. Por lo que nos cuentan son profesionales cualificados dedicados por completo a la causa de conseguir dinero a toda costa y les importa un pito cómo obtenerlo. La puesta en escena habitual es lo más parecido a los actores dramáticos que conocemos por películas o series televisivas, dejando ver una actuación impecable con el fondo del dinero como recurso básico para sacar adelante una enfermedad terminal de un hijo o hija, el desahucio de la vivienda por parte de un casero mala persona o de un banco sin escrúpulos, etc.


Para los afotunados, nuestra enhorabuena. Para los que nos hemos quedado un año más con cara de tontos, pues ya saben: a esperar al Niño, a ver si viene con más ganas e intenciones de llenar nuestros vacíos bolsillos.