jueves, 4 de febrero de 2016

DATOS DEL EMPLEO PARA TODOS LOS GUSTOS

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Como era de esperar, las campañas de navidad y de recogida de la aceituna, una vez cerrado su ciclo, ha hecho aumentar las bajas laborales y, por tanto, el incremento de los números del desempleo en España. Son fechas de empleo estacional, barato y sin futuro que solo sirven para animar circunstancialmente la oferta y casi en todos los casos con contratos por horas para que realmente el recién empleado acabe desarrollando turnos de diez y doce horas. Los datos que aporta la Seguridad Social sitúan el empleo perdido en más de doscientas mil personas, por lo que la cifra total de trabajadores actualmente afiliados supera los diecisiete millones. En cuanto al paro, casi cincuenta y ocho mil personas dejaron su empleo en enero, aunque, como ocurre siempre, si comparamos estos datos con los contabilizados en el año 2014, el incremento ha sido menor. Otro dato significativo que viene marcando tendencia desde hace unos años es el desembolso que hace la Administración en subsidios y prestaciones, que a lo largo del año 2015 fue de un poco más de veinte mil millones de euros.

Naturalmente, estos son los datos que interpretamos nosotros, que ante el Estado somos simples legos prestos a magnificar o todo lo contrario las cifras que nos proporcionan. Así, la interpretación que el Gobierno hace de lo que les acabamos de decir es bien diferente: lo que sube, como el desempleo, acaba siendo beneficioso porque se regulan parámetros que ni nos suenan, pero que, interpretados convenientemente, resultan ser fundamentales para que podamos seguir con el ritmo de crecimiento que aseguran se viene comprobando desde el año pasado o desde el otro. Cuando, como ahora, los datos sin maquillar del mercado del empleo no interesan, que no llegue la sangre al río y que nadie se rasgue las vestiduras, que para eso la Administración dispone de técnicos especializados en darle la vuelta a lo que haga falta, y enseguida salen de nuevo a la calle claramente rejuvenecidos y dispuestos a inyectarnos alegría a raudales. No obstante, la realidad suele ser claramente distinta y eso es algo que comprobamos en la calle, que es donde de verdad reside el drama del mercado laboral, en las caras de preocupación y tristeza con las que convivimos a diario y con las historias que relatan, cargadas de desolación por el calvario que están viviendo.

El asunto es que el paro, como demostrado está, no encuentra gobierno capaz de reducirlo, no ya de acabar con él, y la situación es cada día que pasa más insostenible. En estos momentos tan convulsos, sin un Gobierno decidido, detalle que altera los movimientos y decisiones finales de los profesionales de la inversión, lo de generar empleo no pasa precisamente por un momento que lo facilite. Las medidas tomadas y aplicadas por parte del Estado, con ayudas directas a las empresas para reactivar la oferta de empleo, comprobamos que tampoco han sido utilizadas de la forma que se esperaba, confirmando que la situación no solo viene de lejos, sino que ha venido con intención de quedarse. Del resultado que se desprenda de los encuentros al más alto nivel que desarrollan los partidos políticos salidos de las elecciones del pasado 20 de diciembre, la sociedad entera espera lo mejor. Otra cosa será que alcancen acuerdos de los que se beneficie directamente la ciudadanía en general y, de modo muy particular, las personas que hace años perdieron la ilusión.