martes, 13 de septiembre de 2016

LA COTIDIANIDAD SE IMPONE

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De lo que más nos interesa y afecta en estos momentos, despedir Anducab y la feria de septiembre, las dos convocatorias cerradas con éxito de organización y de público. Ahora queda esperar la convocatoria de la feria Multisectorial, que nos cita para el próximo 23 de septiembre y que la compartiremos a lo largo del fin de semana. De entrada se anuncia ya como éxito de participación de firmas expositoras debido a que el trabajo desarrollado parece más que ha sido más efectivo y, por otra parte, que los organizadores usaron el sentido común cuando decidieron separar tanto Anducab como esta feria agrícola. Como hemos dicho en otras ocasiones, elaborar un programa de fiestas no debe ser nada sencillo, y más cuando el dinero escasea. Por lo que hemos vivido de cerca, no obstante, perceptible ha sido la disponibilidad de imaginación que las concejalías implicadas han puesto a disposición de los eventos. Naturalmente, a la espera del análisis oficial que deberá hacer el responsable, que es lo mismo que citar al estrado al concejal-delegado de Festejos, será él y su experiencia directa la que nos ponga al día y aporte los datos reales, especialmente los económicos, que nos permitan valorar objetivamente las citas compartidas. Entre los responsables políticos, el éxito ha sido total y lo han querido compartir con todas las personas que lo han hecho posible.

A todo esto, la ciudad sigue a la espera de que las noticias de contenido esperanzador (entiéndase cualquier noticia relacionada con la creación de puestos de trabajo) nos lleguen como confirmación definitiva de las buenas intenciones del equipo de gobierno municipal, necesitado de buenas nuevas de gran impacto popular y capaces de motivar en cantidad suficiente como para conseguir la esperanza colectiva que tanto necesitamos. Naturalmente, fácil no debe ser, aunque sí muy importante e incluso definitivo para los legítimos deseos continuistas de los actuales dirigentes. Por nuestra parte, como de hecho somos especialmente exigentes en las cosas que se nos prometen, en eso estamos precisamente, en reclamar lo que es nuestro en nombre de quienes, por miles, hacen lo propio siempre que tienen oportunidad y que en muy pocas ocasiones cuentan con un micrófono y sus correspondientes altavoces para expresarse. Es más, teniendo en cuenta la capacidad organizativa de algunos para convocar manifestaciones, cuando no de plataformas ciudadanas desde las que reclamar la industrialización de la ciudad o negarse a que se implante una sola dirección en cualquiera de nuestras calles, no deberían menospreciar estos apreciables y evidentes valores si no quieren verse envueltos en desagradables situaciones reivindicativas que en realidad solo persiguen el desgaste de las personas que soportan el peso del poder.

La realidad es que ha comenzado la cuenta atrás para que la cotidianidad nos envuelva con su cansino y lento caminar, y que estamos obligados a plantarle cara si no queremos vernos envueltos en el ostracismo más insoportable. Por el momento, además de encontrarnos a la espera de que finalicen las obras de mejora iniciadas en muchas de nuestras calles y avenidas, que ya era hora, por cierto, que alguien nos diga algo sobre nuestro futuro más inmediato. Que lo del puerto seco, de los miles de metros de los que disponemos para que aquí se instalen industrias de todo tipo y tamaño, de ubicaciones geográficas estratégicas y únicas, de parques naturales por descubrir y nuestras extraordinarias peculiaridades personales para enfrentarnos a cualquier reto que se nos ponga por delante estamos un poco hartos. Recuerden que durante muchos años se nos han estado vendiendo los Llanos del Sotillo como la panacea de todos nuestros males y ahí sigue como vergüenza colectiva por no haber sido capaces de exigir lo que se nos prometió. Dicho esto, ¿nos les parece a ustedes que más bien parece que andamos sobrados de promesas y palabrería y escasos, muy escasos, de que alguien haga algo por nosotros. ¡Que solo hay que viajar un poco para contrastar que nos estamos quedando en el vagón de cola. Si es que lo hemos dejado alguna vez…!