Unas cuantas veces les
habremos dicho que el que avisa no es el traidor y sí el avisador, unas cuantas
ciertamente. Pues hoy volvemos a hacer lo propio y con los controles de
alcoholemia y drogas que los agentes de Tráfico y locales están desarrollando
estos días, y que mantendrán a lo largo de estas fiestas navideñas, como
protagonistas. Sepan que están previstos que sean miles y no tanto aleatorios,
que sí, como objetivos, es decir, situarse allí donde se sabe que están
reunidas familias o amigos con la celebración navideña de fondo o
justificación. Por lo tanto, cuídense de no caer en la tentación, primero, y
posteriormente en el error de consumir más alcohol del aconsejado si no quieren
quedarse sin un buen puñado de puntos en el permiso de conducir y con un buen
bocado en la cuenta corriente, que todo hay que decirlo. En situaciones en las
que solemos pasarnos en todo, en bebida y comida, es lo muy fácil, una buena
decisión es elegir con antelación a la persona que luego nos llevará a casa, es
decir, al conductor que está obligado a no beber, es la mejor decisión y
también la más segura. También existen otras opciones, desde luego, como el
taxi, que es muy económica y que hacen un trabajo muy profesional, y más cuando
sabemos, como en el caso de Andújar, que este colectivo está presto a la
llamada las veinticuatro horas del día y que su costo es más que llevadero.
Decidan lo que decidan, eviten
consumir cualquier bebida o droga que les altere en favor de unas fiestas en
paz, compartidas y alejadas de hospitales. Y no se trata de amargarle las
fiestas a nadie y sí de enfrentarse a la realidad cuando uno está en mejores
condiciones, porque una vez alterado por cualquier exceso, las cosas no se ven
de la misma forma y es entonces cuando nos asaltan las dudas y cometemos
errores que, efectivamente, nos pueden llevar al centro de salud. De hecho,
este largo puente se han contabilizado nada menos que veintitrés personas
fallecidas en accidentes de tráfico y otras tantas tendrán problemas para
recuperar su salud en bastante tiempo, algunas incluso quedarán postradas en
sillas de ruedas y otras necesitarán de ayuda permanente para desenvolverse en
lo básico. Seguro que ninguna de ellas pensó en algún momento del viaje que
podría verse involucrado en un accidente por sí o por causas ajenas a su forma
de conducir o voluntad, pero si a la mala suerte, que no otra cosa resulta ser
un accidente, le unimos el hecho de que el conductor decide beber más de lo que
debe o abusar de los estupefacientes, la bomba está servida. A partir de esta
situación, el resultado será variado y podremos escoger de entre el accidente
en el que solo se involucra él mismo, o el que se lleva por delante a los que
se encuentra de frente, que suele ser desgraciadamente el más compartido.
Tengamos la fiesta en paz y no
caigamos en el error de entender el no beber ni drogarse como la fórmula desde la que evitar
accidentes y denuncias y sí como una ineludible obligación que contraemos en el
momento que nos permiten conducir legalmente. Tiempo tendremos, cuando el
automóvil no esté de por medio, de consumir lo que queramos y con quien
queramos. Así evitamos, además, la ridiculez que supone vernos como los conductores que han sido detenidos en la
calzada en un control por los agentes de Tráfico, decir a la cámara que están
para recaudar. Sublime actitud y conclusión. Sin embargo, si no alteras tus
facultades y muestras cero-cero en el alcoholímetro, mejor para ti y para
todos.