viernes, 16 de diciembre de 2016

LAS DROGAS Y EL ALCOHOL: CUANTO MÁS LEJOS, MEJOR.

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Unas cuantas veces les habremos dicho que el que avisa no es el traidor y sí el avisador, unas cuantas ciertamente. Pues hoy volvemos a hacer lo propio y con los controles de alcoholemia y drogas que los agentes de Tráfico y locales están desarrollando estos días, y que mantendrán a lo largo de estas fiestas navideñas, como protagonistas. Sepan que están previstos que sean miles y no tanto aleatorios, que sí, como objetivos, es decir, situarse allí donde se sabe que están reunidas familias o amigos con la celebración navideña de fondo o justificación. Por lo tanto, cuídense de no caer en la tentación, primero, y posteriormente en el error de consumir más alcohol del aconsejado si no quieren quedarse sin un buen puñado de puntos en el permiso de conducir y con un buen bocado en la cuenta corriente, que todo hay que decirlo. En situaciones en las que solemos pasarnos en todo, en bebida y comida, es lo muy fácil, una buena decisión es elegir con antelación a la persona que luego nos llevará a casa, es decir, al conductor que está obligado a no beber, es la mejor decisión y también la más segura. También existen otras opciones, desde luego, como el taxi, que es muy económica y que hacen un trabajo muy profesional, y más cuando sabemos, como en el caso de Andújar, que este colectivo está presto a la llamada las veinticuatro horas del día y que su costo es más que llevadero.

Decidan lo que decidan, eviten consumir cualquier bebida o droga que les altere en favor de unas fiestas en paz, compartidas y alejadas de hospitales. Y no se trata de amargarle las fiestas a nadie y sí de enfrentarse a la realidad cuando uno está en mejores condiciones, porque una vez alterado por cualquier exceso, las cosas no se ven de la misma forma y es entonces cuando nos asaltan las dudas y cometemos errores que, efectivamente, nos pueden llevar al centro de salud. De hecho, este largo puente se han contabilizado nada menos que veintitrés personas fallecidas en accidentes de tráfico y otras tantas tendrán problemas para recuperar su salud en bastante tiempo, algunas incluso quedarán postradas en sillas de ruedas y otras necesitarán de ayuda permanente para desenvolverse en lo básico. Seguro que ninguna de ellas pensó en algún momento del viaje que podría verse involucrado en un accidente por sí o por causas ajenas a su forma de conducir o voluntad, pero si a la mala suerte, que no otra cosa resulta ser un accidente, le unimos el hecho de que el conductor decide beber más de lo que debe o abusar de los estupefacientes, la bomba está servida. A partir de esta situación, el resultado será variado y podremos escoger de entre el accidente en el que solo se involucra él mismo, o el que se lleva por delante a los que se encuentra de frente, que suele ser desgraciadamente el más compartido.

Tengamos la fiesta en paz y no caigamos en el error de entender el no beber ni drogarse  como la fórmula desde la que evitar accidentes y denuncias y sí como una ineludible obligación que contraemos en el momento que nos permiten conducir legalmente. Tiempo tendremos, cuando el automóvil no esté de por medio, de consumir lo que queramos y con quien queramos. Así evitamos, además, la ridiculez que supone vernos como los  conductores que han sido detenidos en la calzada en un control por los agentes de Tráfico, decir a la cámara que están para recaudar. Sublime actitud y conclusión. Sin embargo, si no alteras tus facultades y muestras cero-cero en el alcoholímetro, mejor para ti y para todos.