La adquisición de las
autopistas de peaje por parte del Estado, con un total a desembolsar de nada
menos que cinco mil setecientos millones de euros, nos proporciona un
comentario a compartir con ustedes, porque eso de construir unas carreteras
para hacer dinero y, cuando el negocio no resulta rentable, saber con total
certeza que el dinero de todos los españoles servirá para recuperar la
inversión realizada, no es asunto del que no debamos conocer todo lo que nos
permitan, que les aseguramos que es poco, que para eso está en manos de
especialistas en mentir y no tardan en inventarse palabras, frases o fórmulas
desde las que vendernos la moto asegurándonos que finalmente será un buen
negocio para todos. La realidad, después de marear la perdiz hasta que ha caído
desmayada, es que nadie daba un euro por las conocidas radiales y se sabía
desde el primer día que serían escasamente rentables. Y así ha sido. Bien, pues
con estos más de cinco mil millones, unidos a los rescates con dinero público
que se han hecho a la banca y a las constructoras, el montante total supera los
ciento cincuenta mil millones de euros, un dinero que se dijo se trataba de préstamos a estas entidades y
empresas, y del que hasta ahora no se ha devuelto ni un euro. Eso sí, por
ejemplo, Bankia ya reparte dividendos entre sus socios, pero nada o muy poco al
Estado.
Esta asunto confirma lo que
venimos oyendo desde pequeños, y que afirmaba que el que hacía las leyes, al
mismo tiempo hacía las trampas con las que eludir responsabilidades. Lo de
concursar y quedarse con la explotación de una empresa dependiente de cualquier
ministerio, diputación o ayuntamiento quizá ustedes no lo sepan, pero en
realidad tiene escaso riesgo y muchas ventajas. En nuestra ciudad concretamente
tenemos una que, mientras sus márgenes de explotación sean suficientes y no les
suponga pérdida de dinero, todo irá bien; en caso contrario, nada de
preocupaciones, ya que el Ayuntamiento, con el dinero de todos nosotros, está
obligado a correr con esas pérdidas. ¡Qué lujo! De hecho, recordamos que,
conocida la fórmula de cesión, pedimos una para nosotros, porque eso de saber
con antelación que las posibles pérdidas que sufriéramos por mantener abierto
el negocio nos serían reembolsadas, nos envalentonó y de qué forma. Claro que
eso sería como que te tocara la lotería y, como ocurre en la cruda realidad, a
esos concursos-adjudicaciones pueden acudir todos los que quieran, pero solo a
uno les toca el número.
Pues ya lo saben. Ahora toca
saber si el Estado tiene previsto explotar las autopistas rescatadas o las
abrirá al público sin controles, porque si el dinero es de todos, todos
deberíamos aprovecharnos al tiempo que circulamos con más seguridad. Nos
tememos que no, porque conociendo cómo se las gastan nuestros representantes,
que suelen tener fijación con hacer daño a todo el que se mueva, más bien las
abaratarán y proporcionarán abonos mensuales desde los que aprovecharse, pero
poco más. Ya puestos, que sepan ustedes que si nos proponen arreglar las
nuestras, las que tenemos más cerca, y para ello nos exigen dinero, estamos
dispuestos. Al fin y al cabo, entre averías y peligro, que no otra cosa
obtenemos de nuestra red vial, seguro que saldremos ganando. Ojo al dato,
porque es posible que esta sea la fórmula que se nos pida desde el Gobierno y
debemos estar preparados. Desde luego, como esperen que las reparen y las
pongan en uso porque sí, mejor es que se despierten del sueño y vuelvan a la
realidad cuanto antes.