miércoles, 14 de diciembre de 2016

RESCATES CON EL DINERO DE TODOS

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La adquisición de las autopistas de peaje por parte del Estado, con un total a desembolsar de nada menos que cinco mil setecientos millones de euros, nos proporciona un comentario a compartir con ustedes, porque eso de construir unas carreteras para hacer dinero y, cuando el negocio no resulta rentable, saber con total certeza que el dinero de todos los españoles servirá para recuperar la inversión realizada, no es asunto del que no debamos conocer todo lo que nos permitan, que les aseguramos que es poco, que para eso está en manos de especialistas en mentir y no tardan en inventarse palabras, frases o fórmulas desde las que vendernos la moto asegurándonos que finalmente será un buen negocio para todos. La realidad, después de marear la perdiz hasta que ha caído desmayada, es que nadie daba un euro por las conocidas radiales y se sabía desde el primer día que serían escasamente rentables. Y así ha sido. Bien, pues con estos más de cinco mil millones, unidos a los rescates con dinero público que se han hecho a la banca y a las constructoras, el montante total supera los ciento cincuenta mil millones de euros, un dinero que se dijo  se trataba de préstamos a estas entidades y empresas, y del que hasta ahora no se ha devuelto ni un euro. Eso sí, por ejemplo, Bankia ya reparte dividendos entre sus socios, pero nada o muy poco al Estado.

Esta asunto confirma lo que venimos oyendo desde pequeños, y que afirmaba que el que hacía las leyes, al mismo tiempo hacía las trampas con las que eludir responsabilidades. Lo de concursar y quedarse con la explotación de una empresa dependiente de cualquier ministerio, diputación o ayuntamiento quizá ustedes no lo sepan, pero en realidad tiene escaso riesgo y muchas ventajas. En nuestra ciudad concretamente tenemos una que, mientras sus márgenes de explotación sean suficientes y no les suponga pérdida de dinero, todo irá bien; en caso contrario, nada de preocupaciones, ya que el Ayuntamiento, con el dinero de todos nosotros, está obligado a correr con esas pérdidas. ¡Qué lujo! De hecho, recordamos que, conocida la fórmula de cesión, pedimos una para nosotros, porque eso de saber con antelación que las posibles pérdidas que sufriéramos por mantener abierto el negocio nos serían reembolsadas, nos envalentonó y de qué forma. Claro que eso sería como que te tocara la lotería y, como ocurre en la cruda realidad, a esos concursos-adjudicaciones pueden acudir todos los que quieran, pero solo a uno les toca el número.

Pues ya lo saben. Ahora toca saber si el Estado tiene previsto explotar las autopistas rescatadas o las abrirá al público sin controles, porque si el dinero es de todos, todos deberíamos aprovecharnos al tiempo que circulamos con más seguridad. Nos tememos que no, porque conociendo cómo se las gastan nuestros representantes, que suelen tener fijación con hacer daño a todo el que se mueva, más bien las abaratarán y proporcionarán abonos mensuales desde los que aprovecharse, pero poco más. Ya puestos, que sepan ustedes que si nos proponen arreglar las nuestras, las que tenemos más cerca, y para ello nos exigen dinero, estamos dispuestos. Al fin y al cabo, entre averías y peligro, que no otra cosa obtenemos de nuestra red vial, seguro que saldremos ganando. Ojo al dato, porque es posible que esta sea la fórmula que se nos pida desde el Gobierno y debemos estar preparados. Desde luego, como esperen que las reparen y las pongan en uso porque sí, mejor es que se despierten del sueño y vuelvan a la realidad cuanto antes.