lunes, 16 de enero de 2017

FITUR, ESPERANZA TURÍSTICA

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Fitur, que ya saben ustedes que es el encuentro más importante que se desarrolla en nuestro país con el turismo como justificación, que demanda millones de euros para su celebración y que mueve a miles de personas a su alrededor, destacando de entre ellas a los profesionales del turismo de todo el  mundo, nos convoca en la capital de España este fin de semana, concretamente del 18 al 22. Nosotros, Andújar, volveremos a estar presentes con lo nuestro, con lo poco o mucho que tenemos para mostrar y compartir con quienes quieran venir a visitarnos, y deseamos fervientemente que triunfen las ideas que nuestros representantes han puesto a disposición de la organización que encabeza la Diputación provincial. Evidentemente, se trata de una enorme posibilidad de ganar mercado turístico en una situación de aparente bonanza económica que nos serviría para implantar nuestras bondades en un entorno muy especializado, aunque asumamos que nos falta la infraestructura mínima necesaria para ni siquiera plantearnos entrar a formar parte de las ciudades de la provincia que desde siempre han creído en sí mismas y han luchado con todas sus fuerzas para conseguirlo, como sería el caso de Úbeda o Baeza. Desde luego, evitar los tópicos que entre todos hemos ido añadiendo a lo largo de los años al escaso patrimonio que poseemos, quizá nos devolviera el sentido común y aplacara las circunstanciales euforias con las que solemos expresarnos en cuanto tenemos oportunidad, especialmente las relacionadas con la gastronomía. Sí, porque contamos con unos fogones de extraordinaria capacidad inventiva gestionados por extraordinarios profesionales, pero luego, en el día al día, y la ruta de la tapa que aquí celebramos cada año es una buena referencia en la que apoyarnos, difícil será que superemos el lomo a la serrana, la carne de monte o el conejo al tomillo.

¿Y por qué este ejemplo? Sencillo: porque volveremos a echar mano del parque natural Sierra de Andújar, del puente romano, de los templos religiosos, de la plaza de España y de Andújar Flamenca para intentar atraer la atención de los más inquietos y decididos viajeros. Mientras, la realidad nos sobrepasa y nos devuelve al punto de inicio. El recinto del parque sigue siendo un bunquer en manos de particulares que no permiten su permeabilidad; nuestro patrimonio arquitectónico se recupera con enorme dificultad, los accesos por carretera son penosos y muy peligrosos, del ferrocarril mejor no hablar porque nos obligaría a mostrarnos algo más que irónicos… Por supuesto, no faltará quien informe sobre nuestra envidiable situación geográfica, sobre nuestro aceite (que por cierto no tenemos por costumbre buscarle un hueco en las muestras en las que se buscan apoyos de los profesionales catadores), o sea, más de lo mismo. Para nosotros, lo de echar mano de la teta que nos proporcionan las Administraciones ya vamos tirando, pero de esfuerzos, de imaginación puesta al servicio de un bien común, de crear para diferenciarnos de los demás, de ofertar originalidades, más bien poco.


Fitur volverá a citarnos y allí estaremos. Ojalá que los que nos representen, y les recordamos que no son solos políticos, merezcan el título y su comportamiento nos muestre como una ciudad dispuesta y preparada para afrontar retos de importancia. Los tópicos solo sirven para mantener viejas estructuras sin futuro y a personas incapaces de valerse por sí mismas. Andújar, por su importancia geográfica, por su población, por su historia y porque se ha ganado un futuro mejor a base de golpes bajos, bien merece una oportunidad en donde tanto dinero se mueve y en donde también el turismo de interior vale su precio en oro.