Los derechos ciudadanos, de
hecho, en muy pocas ocasiones no son respetados. Deben darse infinidad de
circunstancias e infinidad de contratiempos para que sus demandas no sean
escuchadas, afirmación que debía servirnos para concluir que de lo que en
realidad se trataría es de reclamar siguiendo los cauces apropiados, plantear
en donde corresponda la necesidad de la demanda y el supuesto beneficio que
tendría para la comunidad, además de tener paciencia y de obtener de quien nos
atienda la seguridad de que nuestra petición será atendida. Lo de quejarse
porque a otros vecinos sí se les ha escuchado, mostrar envidia en donde solo
hubo unidad y perseverancia, no solo nos presentará ante los demás como
gritones desaforados, sino que es muy posible que hasta perdamos la oportunidad
de conseguir lo que necesitamos.
No es nuevo que la calle Lope de Vega ha
resultado un éxito para todos, especialmente para los allí residentes, pero
también deberíamos conocer la trayectoria seguida por estas vecinas y vecinos a
lo largo del tiempo que mantuvieron sus quejas ante los responsables
municipales, y comprobar la realización de la obra desde el principio y hasta
el final, para llegar a conclusiones justas. Sin embargo, desde el momento en
el que los medios de comunicación nos hicimos eco de la buena nueva, no han
faltado críticas mostrando una realidad desproporcionada y no menos culpando a
la intervención municipal de todos sus males. Para algunos, que la nueva
dirección ha multiplicado peligrosamente el paso de vehículos por la suya; para
otros, que si era necesario eliminar el ruido de esta vía para pasárselo a
otra. Tampoco echamos de menos los que se preguntan por la categoría de las
calles ni quienes reclaman que todo debería ser como antes. Quizá todos lleven
razón, porque a nadie le gusta que de la noche a la mañana le cambien las
costumbres o le añadan más presión automovilística a la calle en donde ha
vivido siempre y que antes les permitía descansar. Creemos, no obstante, que se
equivocan quienes deciden expresar sus dudas allí donde se les permite, ya que
ninguna ventanilla mejor que la del propio ayuntamiento para encontrar la respuesta
que se busca. Lo que sí se debe hacer es acudir documentado, con procedimientos
viables y mostrando la realidad que les preocupa y condiciona, y a partir de
ese momento, una vez obtenido el compromiso del responsable del área, todo será
más sencillo y realizable, si es que es posible. Los ciudadanos contamos con
una excepcional ayuda entre la clase política en general y quienes nos
gobiernan en particular.
Perder el tiempo en criticar lo que mañana puede ser
atendido como demandamos no resulta para nada rentable para nuestro proyecto, y
debe evitarse en beneficio de un mejor entendimiento entre quienes desean
mejorar su entorno y entre quienes pueden realizarlo. Los que andan con la
escopeta cargada buscando presas a las que destripar y obtener provecho
político, es decir, los que tiran la piedra y luego esconden la mano, especie
muy extendida entre nosotros, por cierto, solo tienen un discurso y unas
intenciones claras: desgastar a su oponente y echar toda la tierra que puedan a
su trayectoria. Que nosotros sepamos, en ningún momento nuestro Ayuntamiento ha
optado por el cambio en la dirección y el arreglo de Lope de Vega porque sí. Al
contrario, hubo una presión ciudadana en toda regla, con insistentes cortes de
tráfico, con declaraciones vecinales educadas, unión vecinal a toda prueba y
férreas convicciones. Ese es el camino. Esa es la realidad de que hoy Lope de
Vega sea una vía de comunicación con una circulación aceptable, más segura y
silenciosa. Ellas y ellos han abierto el camino. Ahora les toca a quienes
puedan justificar su necesidad.