Lo del servicio de transporte de viajeros entre
nuestra ciudad y Málaga, perdido en el maremágnum de la burocracia autonómica,
sigue, al menos aparentemente, en el limbo oficial, lo que viene a decirnos que
va para largo. Es cierto que nuestra primera autoridad ha dedicado buena parte
de su tiempo a este asunto, suponemos que porque asumiría en su día las
demandas de los usuarios como justas, y mantiene hilo directo con la Consejería
responsable, que, recuerden, preside el paisano Felipe López. Mientras, los
afectados y los que están siempre prestos a defender las causas justas, siguen
trabajando en pos de este logro y, naturalmente, preparan su otoño como el tema
merece, es decir, que no tardaremos en comprobar su fuerza en las diferentes
convocatorias que preparan en la calle. Por ahora, con más mentiras que otra
cosa, desde la Delegación de la Consejería en la provincia nos han llegado todo
tipo de respuestas acompañadas de otras tantas incongruencias, desde las que
aseguraban que todo estaba solucionado hasta todo lo contrario. Lo que nosotros
hemos contrastado es que todo sigue igual, es decir, que el precio no es el que
era, que el recorrido tampoco, que se tarda casi una hora más, etc.
De hecho, hace unos días vivimos muy de cerca una
situación realmente denunciable y desde luego inaceptable. El relato es el
siguiente: estación de autobuses de Andújar; unos viajeros esperan la llegada
del autobús que les trasladará hasta Málaga, para lo que habían adquirido el
correspondiente billete. La mayoría de ellos lo habían hecho a través de
internet y portaban su justificante; solo una persona, una chica joven, la
había comprado en la taquilla de la propia estación. El conductor informa a
estas personas que no hay plazas para realizar el viaje, que no es posible su
traslado hasta la Costa del Sol. Alega que en Granada esperan otros viajeros y
que le han dicho que les dé prioridad a éstos. Aunque a regañadientes y alguna
que otra queja más o menos desproporcionada por parte de algunos usuarios de
este servicio, todo parece tranquilizarse. Pero no. La chica que tenía su
billete físico, se subió al autobús y dijo que no se bajaría porque estaba en
su derecho. El responsable decidió seguir el viaje hasta Granada y allí
volvieron a requerirla para que descendiera del autobús, cosa que no hizo
alegando, otra vez más, que tenía su billete que se lo permitiría y que no
podían quitarle sus derechos. Afortunadamente para ella, pudo seguir el viaje y
llegar a su destino a tiempo para resolver los asuntos que hasta allí le llevaron.
Ahora, que es un abuso en toda regla, denunciable ante autoridad competente y
que tuviera consecuencias para la empresa, es evidente.
Desde esta plataforma de opinión rogamos diligencia
para la consecución de lo que, pregunten donde pregunten, se entiende justo. No
es lo mismo viajar hasta la capital malagueña como se hacía antes, dirección
Córdoba, directo y con paradas en otras ciudades, como es el caso de
Torremolinos, Fuengirola o Benalmádena, que como se realiza ahora, a través de
Granada, con parada en su estación de autobuses, en donde descienden los
usuarios porque el vehículo tiene que repostar, y en donde acumula una perdida
de media hora para su recorrido. Por si faltaba algo en este mantel, los
horarios anteriores permitían particularmente a los estudiantes usar este
servicio sin perder horario lectivo. Ahora no, ahora es sencillamente
imposible. Dicho esto, entenderán ustedes que la plataforma que reivindica el
anterior servicio lo tiene no solo claro, sino legitimado.