Las tripas de la Casa Consistorial andan revueltas,
como si de una indigestión o gastroenteritis circunstancial se tratara.
Cronológicamente, le corresponde el turno al Partido Popular, que para eso
salió antes al atril a contarnos que algo iba mal en la Concejalía de Personal
y que, debido a eso, le llegaban repetidamente quejas de los trabajadores del
orden de cambio de actividad, cargas de trabajo, imposibilidad para conciliar
la vida familiar y la laboral, etc. Y, eso sí, que para eso puso especial énfasis
el portavoz popular en sus afirmaciones, de forma poco democrática.
Inmediatamente después, el comité de empresa al completo, es decir, el que
agrupa las diferentes corrientes sindicales elegidas por los trabajadores, se
pone a trabajar y entregan en manos de los medios de comunicación un escrito
que no deja precisamente en buen lugar las denuncias del partido y de su
portavoz, ya que echan abajo las declaraciones y las conjeturas que alrededor
de este tema se han ido desprendiendo. Al final, poca cosa, aunque si lo que se
pretendía era desestabilizar el sistema, el día a día del funcionariado de
nuestro Ayuntamiento, algo sí que se ha conseguido, pero sobre el fondo de la
cuestión que lo ha generado, más bien poco. Así, viendo el esfuerzo de las
partes y teniendo en cuenta el origen, que no era otra cosa que el interés
familiar de unos en contra de la estabilidad laboral del resto, lo podemos
calificar como de lamentable y nos quedamos cortos. Quizá califiquemos esta
situación de esta forma porque a nosotros, desde siempre, hemos entendido que
la política, sea local, nacional o autonómica, debe desarrollarse con un fin
general y en ningún caso por intereses particulares. Cuando sea así, cuando sus
objetivos no tengan relación con el bienestar general, debe imponerse el
rechazo particular de quienes se sientan atacados o vilipendiados en sus
convicciones. Desgraciadamente, por razones que no alcanzamos a interpretar
correctamente, vemos que se han cuidado con total exquisitez, por parte de los
denunciados, las palabras utilizadas para la confección de su comunicado. Los
que se quejaban del maltrato dado a los empleados municipales quizás hayan
buscado sus argumentos en esta ocasión demasiado bajo.
El otro asunto informativo está ligado a la decisión de
la hasta ahora concejala de Cultura, María José Bueno. Alega en su renuncia,
que le ha obligado incluso a retirarse de la política activa, asuntos
familiares. Ante planteamiento tan radical como íntimo, lo mejor es respetar su
decisión, que, por otra parte, habrá justificado ante sus compañeros de
partido, que es donde en realidad corresponde. Lo que ocurra a partir de ahora,
es decir, en manos de quién recaerá la responsabilidad de esta importante
Delegación municipal, que hasta ahora venía desarrollando con evidente éxito y
esfuerzo, lo sabremos a lo largo de estos días y estamos convencidos que se encargará de
continuar con la labor iniciada. Las concejalías que soportan la cultura de una
ciudad acaban siendo las más conocidas y reconocidas por parte de la
ciudadanía, que participa activamente en la totalidad de la programación que
desarrollan y que influye decisivamente en la valoración que en la calle se
tiene del trabajo de sus políticos. En el caso de María José Bueno, la
calificación debe ser de excelente valorando la totalidad del recorrido que ha
realizado desde el instante en que tomó posesión de su cargo. Su incondicional
entrega a su responsabilidad, el hecho de que no cerrara nunca las puertas de
su despacho a nadie y que haya conseguido colocar a Andújar dentro del círculo
cultural en un lugar de privilegio, debe servir de referencia para los que
deberán enfrentarse con un proyecto en el que había mucho corazón y no siempre
el dinero necesario para mantenerlo sano y fuerte.