Si tenemos en cuenta que las elecciones municipales más cercanas serán convocadas en la primavera del 2011, es evidente que nuestro Ayuntamiento registra una inusual actividad. Pero no debe extrañarnos del todo, ya que, aunque aún se mantiene un hermético silencio alrededor de la decisión que tomaría el Partido Andalucista con respecto al sí o el no al tripartito, todo parece indicar que de lo que se trata es de estar preparados para la ocasión como ésta merece, y no quieren dejar nada sin terminar en el hipotético caso de que tuvieran que dejar el mando de la Casa Consistorial. Sabemos también que frenético es el trabajo al que dedican sus esfuerzos desde hace unos meses, aunque éste se lleva a cabo a puerta cerrada, y parece que tiene mucho que ver con la cosa de los documentos que aún pudieran estar sin clasificar. Sin embargo, de la cacareada moción de censura nadie sabe nada ni en los mentideros políticos de la ciudad se escucha una voz más alta que otra.
Sólo desde donde se funciona como altavoces o voceros del equipo de gobierno, se escuchan cada vez con más nitidez y no menos preocupación, gritos lastimeros a favor de que se mantenga el orden establecido a favor del desarrollo de la ciudad, algo que, por otra parte, nos parece absolutamente coherente y legítimo siendo conscientes de que de este equipo de gobierno nos podemos esperar cualquier cosa. No obstante, la misma oportunidad la tuvieron otros y se la arrebataron los que ahora se quejan de que les pueda ocurrir a ellos, y sería bueno que el proceso, si es que algún día llegara a darse, que es algo que no está del todo claro, porque para que así sea los partidos implicados tienen que tener las ideas muy claras e intactas las ilusiones por una ciudad mejor, discurriera dentro de la normalidad más absoluta. En situaciones políticas de este calado es cuando podemos ver en todo su apogeo la dimensión exacta de las personas y la de los partidos que las acogen, saber de su disponibilidad para acometer nuevos proyectos y aceptar nuevos riesgos y, sobre todo, a qué criterios deben responder cuando tanto se juega una ciudad que viene siendo maltratada casi desde que inició su repoblación.
Por el momento, en contra de quienes no encuentran defectos que echar en cara a nuestros dirigentes, recordemos que estamos en la mitad de un camino sin salida y que no ha sido precisamente la ciudadanía la que ha contribuido a ello. Ni siquiera sus votos han servido, porque recordemos que la pasada legislatura no gobernó el partido más votado y sobre la actual hace tiempo que sobrevuela una presunta moción de censura que daría un significativo giro al fondo y a las formas. Volvemos a mostrar públicamente nuestras dudas no sólo sobre la viabilidad de esta moción, sino sobre la conveniencia y sus resultados, porque nosotros no nos creemos lo que corre como pólvora por ordenadores, sedes de partidos y barras de bar, sobre que sobre la ciudad lloverían los euros en forma de maná del desierto en cuanto cambien los gobernantes. Es una falacia más que debemos añadir al escaso argumentario que exhiben quienes, por mandato expreso de los posibles destronados, se encargan de llevar y traer dimes y diretes con los que enturbiar el momento.
Creemos que nos hemos perdido una excepcional ocasión para el entendimiento, que nos hubiera evitado el malgasto que hacen ahora quienes, desde hace cinco años, han tenido en sus manos la posibilidad de cambiar la ciudad al menos en parte, proporcionando a la ciudadanía lo que ésta necesita y que desde luego queda lejísimos de la parafernalia que venimos arrastrando como pesada losa y que no pasa de simple, interesada y manipulada información. Nadie pone en duda a estas alturas la dedicación de nuestros gobernantes a favor de la imagen y la palabra, pero tampoco creemos que la admita el que sólo se ha hecho eso, hablar (cuando no mentir descaradamente), mientras el escaso entramado industrial que poseíamos se ha ido cayendo imparablemente. El ejemplo de prosperidad que viven actualmente las poblaciones cercanas, por si faltaba algo para que la ciudadanía percibiera con toda claridad y crueldad su propia realidad, ha sido la gota que ha colmado el vaso. A partir de ahora, por tanto, casi todo está legitimado por las circunstancias y, por lo que respecta a nosotros, previsible.