La caótica situación a la que asistimos diariamente conduciendo nuestro vehículo, de modo especial a las horas de entrada y salida de los colegios, cada vez la soportamos peor. Dejando a un lado el resto de la ciudad y centrándonos en el casco antiguo, el hecho de que nos obliguen a recorrer calles como Juego de Pelotas, plazas de la Constitución y España, calles Feria o Argentina y Serpiente, para posteriormente dirigirnos hasta Isidoro Miñón, Calancha y ronda Mestanza, representa un gratuito sometimiento a peatones y conductores a instantes realmente peligrosos por coincidir el horario escolar con el comercial y ponerse en marcha, en poco más de media hora, cientos de vehículos y otros tantos escolares. Para unos y otros, la situación es realmente complicada, ya que el usuario del vehículo tiene que vérselas, en el caso concreto de las calles del centro a las que hemos hecho referencia, con los automóviles de los padres o tutores que luego los llevan a casa, que aparcan en todo el perímetro y, además, como mejor les parece, casi siempre en detrimento de espacios tan sagrados para los peatones como son los acerados y estrechando la vía exageradamente.
Por todo esto, nos gustaría llevar hasta el despacho de los responsables del tráfico en nuestra ciudad la realidad de una situación que, en cualquier momento, nos puede pasar factura, y de la que luego seguro que nos lamentaremos. Como hemos dicho, el conductor o la conductora encuentra a su paso en las plazas de España y de la Constitución todo tipo de contratiempos en forma de vehículos, a los que debe añadir a cientos de niñas y niños que, recién acabadas las clases, si no les sujetan sus mayores, son realmente peligrosos, aunque en honor a la verdad, por cómo actúan éstos, a veces muestran peor comportamiento que los pequeños. Cuando circulan, sólo como ejemplo, por las calles Argentina y Serpiente, el peligro se incrementa debido a que a los escolares del “Capitán Cortés” se les unen los de los colegios de La Salle y de los Trinitarios, que también son unos cuantos. Una vez superados estos peligrosísimos contratiempos e incorporados al tráfico, no sin dificultad, de Isidoro Miñón, encuentran a pocos metros otra situación de corte parecido, ya que en Calancha y la carrera de la Virgen se las tienen que ver con los pequeños que salen del colegio de san Bartolomé, también en número importante. Por si le faltaba alguna guinda a este desaguisado, la situación a la que nos referimos se desarrolla por completo en calles de escasos metros de ancho y de acerado mínimo, lo que aumenta significativamente la peligrosidad del trayecto.
Y si todos estos contratiempos y dificultades con las que se las tienen que ver los escolares y las conductoras y conductores a diario no parecen suficientes para que la Concejalía responsable decida intervenir, entonces casi es mejor olvidarnos del asunto y esperar a que ocurra lo irreparable para entonces dedicarnos a echar por tierra los habituales discursos a los que nos tienen acostumbrados. Convencidos de que es mejor prevenir que curar, que es más rentable plantearse una nueva distribución del tráfico proveniente de Ibáñez Marín, Quintería y Civiles, porque los automovilistas que tengan necesidad de recorrer las calles del centro lo pueden hacer desde la corredera de Capuchinos a través de la calle Truco, esperamos sinceramente que la autoridad actúe en consecuencia y en conciencia, ya que de lo que se trata no es de dar la razón a quien reivindica y reclama, sino al sentido común.
Ojalá en esta ocasión nuestro mensaje inquiete a los directores del tráfico de nuestra ciudad y también a las familias de los otros afectados, es decir, a los padres y madres de los escolares de estos colegios por el tráfico infernal que soportan a diario y a los que, como a los usuarios de vehículos, les preocupa enormemente. En realidad, señoras y señores, no abrigamos esperanzas de una solución inmediata, porque tiempo han tenido los técnicos para decidir en consecuencia y no han movido un papel para eliminar al menos parte del peligro que denunciamos, pero sí dejamos constancia de nuestra preocupación y confirmarles lo que les venimos diciendo desde hace años: la despreocupación del equipo de gobierno por mejorar la convivencia de la ciudadanía.
Por todo esto, nos gustaría llevar hasta el despacho de los responsables del tráfico en nuestra ciudad la realidad de una situación que, en cualquier momento, nos puede pasar factura, y de la que luego seguro que nos lamentaremos. Como hemos dicho, el conductor o la conductora encuentra a su paso en las plazas de España y de la Constitución todo tipo de contratiempos en forma de vehículos, a los que debe añadir a cientos de niñas y niños que, recién acabadas las clases, si no les sujetan sus mayores, son realmente peligrosos, aunque en honor a la verdad, por cómo actúan éstos, a veces muestran peor comportamiento que los pequeños. Cuando circulan, sólo como ejemplo, por las calles Argentina y Serpiente, el peligro se incrementa debido a que a los escolares del “Capitán Cortés” se les unen los de los colegios de La Salle y de los Trinitarios, que también son unos cuantos. Una vez superados estos peligrosísimos contratiempos e incorporados al tráfico, no sin dificultad, de Isidoro Miñón, encuentran a pocos metros otra situación de corte parecido, ya que en Calancha y la carrera de la Virgen se las tienen que ver con los pequeños que salen del colegio de san Bartolomé, también en número importante. Por si le faltaba alguna guinda a este desaguisado, la situación a la que nos referimos se desarrolla por completo en calles de escasos metros de ancho y de acerado mínimo, lo que aumenta significativamente la peligrosidad del trayecto.
Y si todos estos contratiempos y dificultades con las que se las tienen que ver los escolares y las conductoras y conductores a diario no parecen suficientes para que la Concejalía responsable decida intervenir, entonces casi es mejor olvidarnos del asunto y esperar a que ocurra lo irreparable para entonces dedicarnos a echar por tierra los habituales discursos a los que nos tienen acostumbrados. Convencidos de que es mejor prevenir que curar, que es más rentable plantearse una nueva distribución del tráfico proveniente de Ibáñez Marín, Quintería y Civiles, porque los automovilistas que tengan necesidad de recorrer las calles del centro lo pueden hacer desde la corredera de Capuchinos a través de la calle Truco, esperamos sinceramente que la autoridad actúe en consecuencia y en conciencia, ya que de lo que se trata no es de dar la razón a quien reivindica y reclama, sino al sentido común.
Ojalá en esta ocasión nuestro mensaje inquiete a los directores del tráfico de nuestra ciudad y también a las familias de los otros afectados, es decir, a los padres y madres de los escolares de estos colegios por el tráfico infernal que soportan a diario y a los que, como a los usuarios de vehículos, les preocupa enormemente. En realidad, señoras y señores, no abrigamos esperanzas de una solución inmediata, porque tiempo han tenido los técnicos para decidir en consecuencia y no han movido un papel para eliminar al menos parte del peligro que denunciamos, pero sí dejamos constancia de nuestra preocupación y confirmarles lo que les venimos diciendo desde hace años: la despreocupación del equipo de gobierno por mejorar la convivencia de la ciudadanía.