jueves, 19 de febrero de 2009

LA PLAZA DE ABASTOS NECESITA DE INVERSIONES PARA PONERSE A LA ALTURA DEL CENTRO COMERCIAL QUE REPRESENTA



Teniendo en cuenta que la promesa fue hecha cuando se gobernaba y que se hizo por quien por entonces ostentaba Desarrollo Local, que la necesidad era y es evidente, y que han transcurrido nada menos que seis años, que los profesionales que desarrollan su tarea en el recinto de la plaza de abastos se quejen, no creemos que sea desproporcionado, porque se basa en una realidad agobiante y necesidades reales. El señor Salas, que es nuestro hombre, el que todo lo conseguía y el que prometía lo que hiciera falta con tal de quedar bien ante quien demandara su favor, fue el que prometió ante la directiva de Agrumerca que lo primero que haría cuando llegara al poder municipal sería derribar la zona de las cámaras, que las veía caducas, inservibles y con muchos años a sus espaldas. En esto sí que acertó, porque así estaban y siguen estando. Luego, respondiendo con la misma técnica a todos sus compromisos, eludía responsabilidades cargando sobre la Junta de Andalucía, que es lo mismo que decir PSOE, el contratiempo y el que las obras no se hubieran iniciado cuando lo prometió. Naturalmente, tiempo tuvo de sobra al menos para adecentarlas, porque duró al frente de Desarrollo Local cuatro años, pero o no quiso o sencillamente no supo encontrar la fórmula que le permitiera el acceso a una partida económica suficiente como para solventar el problema que arrastran los hombres y las mujeres del mercado de abastos desde hace muchos años.

Desde hace un tiempo, ya sin el concejal andalucista al frente de responsabilidades de gobierno, venimos escuchando a nuestra primera autoridad que dispone de dinero específico para iniciar la remodelación de la plaza de abastos como merece el recinto, que se ha quedado obsoleto en infinidad de servicios y que necesita de un revulsivo estético que le haga ganar clientes entre quienes lo siguen viendo antiguo y poco eficaz, que no son pocos. La verdad es que si lo comparamos con otros centros comerciales de su clase, el nuestro sale perdiendo con mucha diferencia. Y que conste que no siempre es un problema de dinero y sí de la aplicación de técnicas actuales que lo hagan agradable y atractivo, que cuente con todo tipo de servicios para los profesionales y para los visitantes, desde la entrega a domicilio de la compra hasta carritos para recorrer los puestos sin esfuerzo. Recordamos ahora que la Cámara de Comercio e Industria de nuestra ciudad también intervino en el devenir del mercado y que incluso se llegó al nombramiento de un administrador que gestionara el día a día de este centro comercial, pero como casi todo lo que se inicia entre nosotros, pronto dejó de interesar no sabemos si porque no proporcionaba el protagonismo que algunos de nuestros representantes necesitan o simplemente porque se trataba de una obra de teatro, por cierto muy mal interpretada.

Consecuentemente, después de tan largo período de tiempo perdido, de tanto ir y venir, de declaraciones oficiales de contenido escaso y mucha foto y vídeo que llevarse al historial del político de turno, lo menos que puede ocurrir es que las mujeres y los hombres que conforman Agrumerca decidan tirar por el camino de en medio y cualquier día de estos tengamos cisma. En cuanto al insistente mensaje de nuestra primera autoridad con respecto a que dispone de dinero para invertirlo en el conjunto, lo que no entendemos es a qué espera para iniciar el proyecto que suponemos tendrá previsto, porque este tipo de intervenciones municipales no se hacen como al político que manda en ese momento le gusta o le conviene, sino consensuadas con las partes interesadas, entre las que hallamos a los usuarios, que creemos que algo pueden y deben decir. De no ser así, denunciar que se trata de una promesa sin base y que tiene más de brindis al sol que de realidad a corto plazo, que es a lo que nos tienen acostumbrados. Lo peor que le puede ocurrir a este importante centro comercial, que tanta vida le proporciona al resto de comercios situados a su alrededor, es que forme parte de las habituales promesas que desde el despacho de la Alcaldía-Presidencia nos suelen llegar de vez en cuando y que luego acaban en el cajón del olvido, como, por ejemplo, los aparcamientos que se harían en poco tiempo, que aún los esperamos como agua de lluvia y que tantas veces han sido utilizados para acallar las demandas y quejas de los comerciantes.