
Mientras desde el despacho de la Alcaldía-Presidencia se busca incansable espacio en el que construir el gran aparcamiento que nuestra ciudad necesita, disponemos de un lugar por sí mismo conformado como tal, a pocos minutos del centro comercial y de las diferentes Administraciones al servicio de los ciudadanos: Justicia, Hacienda Pública y Ayuntamiento. Se trata, como habrán deducido, de los jardines de Colón, en donde actualmente se puede dejar el coche en el espacio libre que por el momento las diferentes concejalías permiten, ya que más que un lugar específico se trata de un vertedero municipal con todas las de la ley, es decir, que allí se deposita todo lo que sobra de las actuaciones municipales que se realizan en otras zonas de la ciudad, desde la maquinaría hasta los materiales propios de la construcción.
Nuestra primera autoridad, en cuanto sus asesores notan que su popularidad ha descendido de los mínimos que tienen previstos o que se ha conocido alguna noticia de la que no ha salido bien parado, ponen en marcha la quimera que más próxima tengan, y últimamente la cosa va de aparcamientos, aunque en realidad se sabe que se trata simplemente de una actuación de cara a la galería y que ni de lejos tiene previsto ponerla en marcha, y más cuando sus pretensiones siempre han sido dejar hacer a la empresa que reciba el encargo municipal y el posterior período de explotación, porque nuestras arcas municipales hace tiempo que sólo contienen tela de araña. Lo último que conocimos al respecto, después de su empeño para convencernos de su otra gran interpretación alrededor de la plaza de España y no menos para la calle Juan Robledo, que no deja de empañar, por cierto, la zona de un tufillo parecido a un operación urbanística, es la construcción otro del mismo estilo en la corredera de Capuchinos, del que se obtendrían más de doscientas plazas. Desde que se anunció a bombo y platillo, que es como le gusta hacer las cosas a nuestro alcalde y a su equipo de de asesores, organizando un acto al que se convocaron a las fuerzas sociales de gran representatividad, como podía ser el caso, por ejemplo, de la plataforma pro industrialización de Andújar, el silencio empaña la viabilidad de este otro aparcamiento, sobre el que han recaído las dudas de los vecinos ante la posibilidad de que los edificios de sus viviendas pudieran verse afectados.
No debían preocuparse éstos porque se trata, una vez más, de una puesta en escena organizada por quienes vigilan hasta los más mínimos movimientos de nuestra primera autoridad. Ya demostró su capacidad para este tipo de actos cuando lo de Eurocópter y los helicópteros Tigre, aunque lo de Innovandújar superó con creces sus propias pretensiones y, hoy por hoy, no ha encontrado mayor filón del que obtener continuados rendimientos. Sobre este futuro parque tecnológico, no obstante, como suele acontecer con todo lo que se hace mal y, además, mintiendo, no creemos que tarden en reventar algunas de las bombas que desde el Ayuntamiento han ido poniendo en su propio camino sin percatarse de su error o quizá menospreciando, una vez más, la inteligencia y la paciencia de la ciudadanía. Y es que cuando el abuso es continuado y manifiesto, cuando el discurso nace vacío y cuando sólo se busca tiempo para eludir las responsabilidades que se contraen día a día, lo normal y lógico es que explosione y la verdad reluzca. La pena, sin embargo, es la pérdida de tiempo que Andújar ha ido acumulando conforme se iban anunciando acontecimientos inviables, que bien podíamos haber dedicado a sacar adelante proyectos menos mayestáticos basados en las paranoias de quienes nos dirigen.
Urge poner en marcha programas concretos que pongan la ciudad en pie para limpiarle los bajos. Debe ser tarea de todas y de todos los integrantes de la Corporación municipal dejar la ciudad como los chorros de oro ante el gran acontecimiento que se nos viene encima en menos de un mes. Permitir que el gobierno local no haga nada por mejorar su aspecto general convierte a quienes lo podían evitar, en este caso los grupos opositores, en cómplices de una gran aberración. Lo hemos dicho en otras ocasiones y lo repetimos ahora: cuando no se tiene aptitud personal para imponer límites y criterios, lo mejor es dejarlo e irse a casa.
Nuestra primera autoridad, en cuanto sus asesores notan que su popularidad ha descendido de los mínimos que tienen previstos o que se ha conocido alguna noticia de la que no ha salido bien parado, ponen en marcha la quimera que más próxima tengan, y últimamente la cosa va de aparcamientos, aunque en realidad se sabe que se trata simplemente de una actuación de cara a la galería y que ni de lejos tiene previsto ponerla en marcha, y más cuando sus pretensiones siempre han sido dejar hacer a la empresa que reciba el encargo municipal y el posterior período de explotación, porque nuestras arcas municipales hace tiempo que sólo contienen tela de araña. Lo último que conocimos al respecto, después de su empeño para convencernos de su otra gran interpretación alrededor de la plaza de España y no menos para la calle Juan Robledo, que no deja de empañar, por cierto, la zona de un tufillo parecido a un operación urbanística, es la construcción otro del mismo estilo en la corredera de Capuchinos, del que se obtendrían más de doscientas plazas. Desde que se anunció a bombo y platillo, que es como le gusta hacer las cosas a nuestro alcalde y a su equipo de de asesores, organizando un acto al que se convocaron a las fuerzas sociales de gran representatividad, como podía ser el caso, por ejemplo, de la plataforma pro industrialización de Andújar, el silencio empaña la viabilidad de este otro aparcamiento, sobre el que han recaído las dudas de los vecinos ante la posibilidad de que los edificios de sus viviendas pudieran verse afectados.
No debían preocuparse éstos porque se trata, una vez más, de una puesta en escena organizada por quienes vigilan hasta los más mínimos movimientos de nuestra primera autoridad. Ya demostró su capacidad para este tipo de actos cuando lo de Eurocópter y los helicópteros Tigre, aunque lo de Innovandújar superó con creces sus propias pretensiones y, hoy por hoy, no ha encontrado mayor filón del que obtener continuados rendimientos. Sobre este futuro parque tecnológico, no obstante, como suele acontecer con todo lo que se hace mal y, además, mintiendo, no creemos que tarden en reventar algunas de las bombas que desde el Ayuntamiento han ido poniendo en su propio camino sin percatarse de su error o quizá menospreciando, una vez más, la inteligencia y la paciencia de la ciudadanía. Y es que cuando el abuso es continuado y manifiesto, cuando el discurso nace vacío y cuando sólo se busca tiempo para eludir las responsabilidades que se contraen día a día, lo normal y lógico es que explosione y la verdad reluzca. La pena, sin embargo, es la pérdida de tiempo que Andújar ha ido acumulando conforme se iban anunciando acontecimientos inviables, que bien podíamos haber dedicado a sacar adelante proyectos menos mayestáticos basados en las paranoias de quienes nos dirigen.
Urge poner en marcha programas concretos que pongan la ciudad en pie para limpiarle los bajos. Debe ser tarea de todas y de todos los integrantes de la Corporación municipal dejar la ciudad como los chorros de oro ante el gran acontecimiento que se nos viene encima en menos de un mes. Permitir que el gobierno local no haga nada por mejorar su aspecto general convierte a quienes lo podían evitar, en este caso los grupos opositores, en cómplices de una gran aberración. Lo hemos dicho en otras ocasiones y lo repetimos ahora: cuando no se tiene aptitud personal para imponer límites y criterios, lo mejor es dejarlo e irse a casa.