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La violencia machista sigue castigando a nuestro país. Las campañas de sensibilización y una educación de base parece que influyeron en 2009, ya que se registró el número más bajo de víctimas mortales, que fue de cincuenta y cinco, desde que existen datos fiables, allá por el 2003. Por desgracia, en el año pasado la cifra de mujeres asesinadas a manos de sus parejas volvió a crecer. El año 2007 fueron 71 mujeres las asesinadas; en 2008, 94; en 2009, 69, y el año pasado, como les decimos, 85 mujeres asesinadas por sus compañeros. Y ayer lunes, la Guardia Civil detuvo al supuesto autor de la muerte de su ex pareja, hecho ocurrido en Fuente el Saz del Jarama (Madrid), que estaba escondido en la parte posterior del cementerio de la localidad, y que eleva la cifra a catorce mujeres asesinadas en lo que va de año. La mujer, de 52 años, fue apuñalada en lo que es un nuevo caso de violencia de género. El hombre, identificado como Vicente S. M., de 57 años, está acusado de homicidio doloso y fue buscado a lo largo de la mañana de ayer como presunto autor de los hechos y posteriormente detenido. Contra él pesaba una orden de alejamiento desde julio de 2010, cuando la mujer interpuso una denuncia en el marco de la Ley contra la Violencia de Género. Así lo han confirmado fuentes del Instituto Armado, quienes también han señalado que el hombre estaba esperando a su ex pareja a la salida de la casa de ésta. La orden en vigor, que también era de incomunicación, fue quebrantada en noviembre, cuando el agresor llamó a la mujer por teléfono.
Esta es la noticia resumida del último asesinato cometido sobre una mujer y previamente anunciado. Y así son todas, es decir, que responden a un reiterativo sistema que interpretan siempre los mismos, es decir, un hombre y una mujer que hasta hace poco eran pareja y que, el macho, decidido a acabar con ella por el simple hecho de que, si no es para él, no será de nadie, comete la barbarie casi en total impunidad. Y lo decimos así porque es cierto que algunas de ellas no habían presentado denuncias por malos tratos, pero no es menos que otras si lo hicieron y que se sabían desamparadas. De hecho, esta última fue menospreciada por algunos de los que debían estar pendientes de que la mujer no fuera atacada por su ex pareja, ya que se sabía de su obcecación. Sin embargo, al final se salió con la suya. Ahora, a esperar a que la Justicia haga su trabajo y, como reclaman insistentemente los organizaciones que exigen más vigilancia sobre las mujeres amenazadas, paguen con cárcel su crimen sin posibilidad de redención de la pena.
Hoy, día 8, día internacional de la mujer, no podíamos faltar a la cita para dejar constancia de nuestra incondicional posición a favor de la erradicación de esta terrible plaga. Siempre lo hemos hecho y nos tememos que nos mantendremos en alerta durante mucho más tiempo, porque a la vista está que, por razones que no alcanzamos a entender, no faltan desgraciados capaces de acabar con la vida de quienes fueron sus compañeras y madres de sus hijos con total frialdad y sin la más mínima intención de arrepentimiento. Y lo peor es que no están solos, que no faltan las mujeres que, al conocer la noticia de un nuevo asesinato, suelen añadir la terrible coletilla de “que algo habrá hecho” o “cómo habrá puesto a ese hombre para que la mate”.
Evidentemente, nos queda mucho camino por recorrer. Pero mientras se consigue una sociedad más comprensiva y solidaria, las instituciones no deben cejar en su empeño de controlar a estos malvados compañeros, a estos asesinos anunciados, a estos locos de atar capaces de quitar la vida a su pareja simplemente por el hecho de que éstas pidan la separación o el divorcio, no sin antes haber padecido todo tipo de vejaciones, palizas y malos tratos psicológicos. Como decimos al principio de comentario de hoy, aceptamos de buena gana las campañas de sensibilización que firman colectivos, instituciones y el propio Estado, pero está claro que siguen siendo escasas. Además, es imprescindible que la Justicia participe en esta lucha con decisión y objetividad, ciertamente, pero con contundencia.
Esta es la noticia resumida del último asesinato cometido sobre una mujer y previamente anunciado. Y así son todas, es decir, que responden a un reiterativo sistema que interpretan siempre los mismos, es decir, un hombre y una mujer que hasta hace poco eran pareja y que, el macho, decidido a acabar con ella por el simple hecho de que, si no es para él, no será de nadie, comete la barbarie casi en total impunidad. Y lo decimos así porque es cierto que algunas de ellas no habían presentado denuncias por malos tratos, pero no es menos que otras si lo hicieron y que se sabían desamparadas. De hecho, esta última fue menospreciada por algunos de los que debían estar pendientes de que la mujer no fuera atacada por su ex pareja, ya que se sabía de su obcecación. Sin embargo, al final se salió con la suya. Ahora, a esperar a que la Justicia haga su trabajo y, como reclaman insistentemente los organizaciones que exigen más vigilancia sobre las mujeres amenazadas, paguen con cárcel su crimen sin posibilidad de redención de la pena.
Hoy, día 8, día internacional de la mujer, no podíamos faltar a la cita para dejar constancia de nuestra incondicional posición a favor de la erradicación de esta terrible plaga. Siempre lo hemos hecho y nos tememos que nos mantendremos en alerta durante mucho más tiempo, porque a la vista está que, por razones que no alcanzamos a entender, no faltan desgraciados capaces de acabar con la vida de quienes fueron sus compañeras y madres de sus hijos con total frialdad y sin la más mínima intención de arrepentimiento. Y lo peor es que no están solos, que no faltan las mujeres que, al conocer la noticia de un nuevo asesinato, suelen añadir la terrible coletilla de “que algo habrá hecho” o “cómo habrá puesto a ese hombre para que la mate”.
Evidentemente, nos queda mucho camino por recorrer. Pero mientras se consigue una sociedad más comprensiva y solidaria, las instituciones no deben cejar en su empeño de controlar a estos malvados compañeros, a estos asesinos anunciados, a estos locos de atar capaces de quitar la vida a su pareja simplemente por el hecho de que éstas pidan la separación o el divorcio, no sin antes haber padecido todo tipo de vejaciones, palizas y malos tratos psicológicos. Como decimos al principio de comentario de hoy, aceptamos de buena gana las campañas de sensibilización que firman colectivos, instituciones y el propio Estado, pero está claro que siguen siendo escasas. Además, es imprescindible que la Justicia participe en esta lucha con decisión y objetividad, ciertamente, pero con contundencia.