martes, 29 de marzo de 2011

LA PLATAFORMA EN CONTRA DE LA PRESA DE MARMOLEJO CONSIGUE UN LLENO ABSOLUTO

Imprimir


La cronología de los acontecimientos que se suceden en nuestra ciudad nos sitúa obligatoriamente en diferentes escenarios y fechas. Es el caso del desarrollo de la manifestación convocada por la plataforma en contra de la presa de Marmolejo y que se celebró el pasado sábado. De acuerdo con nuestra percepción de lo que pudimos observar, nos parece evidente que se superaron todas las expectativas y que la suma total de los que acudieron a la llamada ha servido para hacer concebir grandes esperanzas a los afectados, que, por fin, se vieron arropados en sus legítimas demandas. Y pudimos ver a gentes de todo el arco político, incluidos, lógicamente, algunos de los que no hace tanto se oponían a que la dichosa presa fuera derribada porque no la creían culpable de las sucesivas inundaciones padecidas. Antes se aferraban a todo lo que se asomara al río, y como lo primero que se veía desde el puente hacia abajo eran los campos de deportes del Nuevo Estadio, ¿a quién mejor para echarle las culpas que a una obra ejecutada por socialistas? Pero como los acontecimientos se suceden en tiempo récord, este tipo de posiciones y declaraciones acaban por engullir a todo el que se excede y les obliga a rectificar públicamente.

La plataforma cumplió con lo anunciado y se presentó a las puertas del recinto que cierra la presa y sus líderes dejaron claro que no cejarían en su empeño de eliminarla en beneficio no sólo de sus intereses, que precisamente legitiman sus demandas, sino de la ciudad entera, que se ve afectada en buena parte de su casco urbano porque el agua que discurre por el cauce cada inundación ocupa la práctica totalidad del polígono industrial Miranda. Sin embargo, muchos de los empresarios allí radicados, hasta que no han comprobado que las informaciones que provenían de los agricultores de La Isla eran ciertas, no se han incorporado a la plataforma. No otra cosa ocurrió con El Sotillo, que tampoco acudió en ayuda de los vecinos y vecinas de La Isla y La Ropera cuando sus tierras se anegaron y echaron abajo algo más que sus cosechas. Que en esta ocasión estén representados en parte, lo único que confirma es que cuando la desgracia amplía sus tentáculos, hay que unirse para conseguir ser escuchados. No obstante, por razones que desconocemos, pero que contribuyen a manchar un acto que sólo perseguía reivindicar más atención de las Administraciones y el abono de los daños por parte de Endesa-Sevillana, la alcaldesa de este poblado decidió no acudir alegando que no fue invitada. Nosotros tampoco, y le podemos asegurar que ninguna de las personas que acudimos a la cita, pero nos creímos en la obligación de apoyar a los nuestros y allí estuvimos..

La realidad es que en su primera aparición en público después de las inundaciones de primeros de año, la plataforma consiguió un lleno absoluto y eso, cuando se trata de sacar a la gente a la calle, no crean ustedes que es fácil. Al contrario, sabemos que la manifestación ha sido valorada muy positivamente por todos los implicados en la reclamación de sus derechos y no menos por la clase política que está a favor del pago de las indemnizaciones, ya que se sienten avalados por una masa social muy importante que les empuja y motiva. De entre los invitados, no echamos de menos a casi nadie, aunque es verdad que algún elemento de peso dejó pasar la ocasión de echar mano a la pancarta que abría la comitiva. Lo que sí vimos con complacencia es que la organización no permitió esta vez que los habituales en la foto del día siguiente en la prensa aparecieran capitaneando lo que ni habían organizado ni de hecho apoyan en la intimidad. Y nos alegra porque ninguno de ellos fue invitado y, por tanto, a ninguno le correspondía protagonismo del que obtener rendimiento político.

De lo que ocurra a partir de ahora, de lo que la otra parte, es decir, la que debe abonar los daños causados por las aguas, opine sobre la manifestación y tenga previsto responder, nada sabemos. Se nos ocurre pensar, no obstante, que cuando menos deducirán que los afectados solos no están, y eso debe pesar entre quienes nos tienen como clientes.