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Como les adelantábamos, el presupuesto presentado el pasado jueves en el salón de plenos de la Casa Consistorial, fue rechazado por la oposición y dejado sobre la mesa, que es una expresión que viene a decirnos que el gobierno municipal está obligado a revisar sus planteamientos e intenciones sobre lo que quiere hacer con el dinero de todos. Esta situación, aunque le pese y critique el grupo popular, es lo cotidiano en las corporaciones municipales de cualquier ciudad, y más concretamente en aquellas en las que quien gobierna no tiene mayoría absoluta, que debe someterse al juicio del resto de partidos y, consecuentemente, aprobar un presupuesto más solidaria con la ciudadanía. En cuanto a las declaraciones del alcalde, responden éstas a una estudiada puesta en escena en la que ha querido aparecer una vez más como víctima y en ningún caso con interés de sacar adelante las cuentas municipales para 2011. Han sido tales y tantas las sandeces que hemos escuchado alrededor del presupuesto, que a nosotros sólo se nos ocurre pasar sobre él de puntillas, porque ni se lo merece ni se lo merecen sus promotores. Lo que no parece admitir dudas es que la situación de la ciudad se precipita y que la ciudadanía ha comenzado a cerciorarse, a tomar conciencia de que, de seguir así, con acusaciones, rabietas y regañinas de patio de colegio como único recurso político, no vamos a ninguna parte, y menos allí donde se expende ilusión, trabajo y futuro.
Volvemos a repetir que la ciudad necesita que alguien se decida a hacer política y que dejen de apadrinar mentiras que a lo más que nos conducen es al ostracismo más absoluto y absurdo. Asomándonos al balcón de los medios de comunicación, idóneos aliados que nos permiten vivir a diario el ir y venir de las ciudades de la provincia, comprobamos que Andújar vive dos crisis: la del país y la propia, ésta propiciada por la escasez de ideas que emanan de nuestros gobernantes y de una oposición anodina e incompetente, sobre todo porque asiste impasible a la caída imparable que protagoniza desde hace años. Es posible que todo se deba a que nosotros observamos la actualidad con intereses inconfensables, pero estamos convencidos de que no se trata de una interesada y falaz puesta en escena. Echen un vistazo a la crisis que vive y ha vivido Santana Motor en Linares estos últimos meses y comprueben cómo se ha resuelto: de forma inmediata y con viabilidad y futuro. Sólo ha hecho falta que el gobierno municipal echara mano de sus recursos y se pusiera a trabajar creyendo desde el primer momento en sus posibilidades. El resto ha venido por añadidura y, aunque con dificultades, parece que la crisis ha dejado paso a un nuevo horizonte de viabilidad laboral de largo recorrido. Si esto hubiera ocurrido entre nosotros, desde luego que el camino elegido no hubiera sido el mismo. Primero, porque lo que de vedad interesa a nuestros gobernantes es criticar al que puede ayudarle a superar el mal momento, es decir, a la Junta de Andalucía, y, segundo, porque la oposición no estaría a su lado si antes no reconoce su error en el planteamiento. Así, hoy por ti y mañana por quien sea, nos vemos sometidos a un período de mala suerte que nos acompaña allá donde vamos y que nos mantiene encerrados en nuestro propio caparazón y, lo que es peor, sin posibilidad de salir ilesos de él.
Claro que si nos atenemos a lo que nos cuenta nuestra primera autoridad sobre la ciudad en la que vivimos, y lo hemos escuchado en el discurso que pronunció antes sus compañeros de partido, quizá es que nosotros no vivamos en la misma ciudad que él y de ahí que aún estemos descontrolados. Desde luego, dicho como él lo cree, los que sobramos somos nosotros, porque desde la romería, que es suya también, pasando por las mejoras generales que ha acometido y acabado, que es algo que se lo debemos exclusivamente a él, y la ciudad que asegura emergerá de sus cenizas si consigue seguir gobernando en las próximas elecciones, ¿de qué demonios nos quejamos? Lo dicho: nos planteamos el futuro a corto plazo. No queremos amargar a nadie los sueños y menos a quienes, como nuestro alcalde, asume sólo el éxito y descarga los errores en los demás. Sin duda, la objetividad personificada. Bueno, como mucho, un poco egoísta, pero muy poco.
Volvemos a repetir que la ciudad necesita que alguien se decida a hacer política y que dejen de apadrinar mentiras que a lo más que nos conducen es al ostracismo más absoluto y absurdo. Asomándonos al balcón de los medios de comunicación, idóneos aliados que nos permiten vivir a diario el ir y venir de las ciudades de la provincia, comprobamos que Andújar vive dos crisis: la del país y la propia, ésta propiciada por la escasez de ideas que emanan de nuestros gobernantes y de una oposición anodina e incompetente, sobre todo porque asiste impasible a la caída imparable que protagoniza desde hace años. Es posible que todo se deba a que nosotros observamos la actualidad con intereses inconfensables, pero estamos convencidos de que no se trata de una interesada y falaz puesta en escena. Echen un vistazo a la crisis que vive y ha vivido Santana Motor en Linares estos últimos meses y comprueben cómo se ha resuelto: de forma inmediata y con viabilidad y futuro. Sólo ha hecho falta que el gobierno municipal echara mano de sus recursos y se pusiera a trabajar creyendo desde el primer momento en sus posibilidades. El resto ha venido por añadidura y, aunque con dificultades, parece que la crisis ha dejado paso a un nuevo horizonte de viabilidad laboral de largo recorrido. Si esto hubiera ocurrido entre nosotros, desde luego que el camino elegido no hubiera sido el mismo. Primero, porque lo que de vedad interesa a nuestros gobernantes es criticar al que puede ayudarle a superar el mal momento, es decir, a la Junta de Andalucía, y, segundo, porque la oposición no estaría a su lado si antes no reconoce su error en el planteamiento. Así, hoy por ti y mañana por quien sea, nos vemos sometidos a un período de mala suerte que nos acompaña allá donde vamos y que nos mantiene encerrados en nuestro propio caparazón y, lo que es peor, sin posibilidad de salir ilesos de él.
Claro que si nos atenemos a lo que nos cuenta nuestra primera autoridad sobre la ciudad en la que vivimos, y lo hemos escuchado en el discurso que pronunció antes sus compañeros de partido, quizá es que nosotros no vivamos en la misma ciudad que él y de ahí que aún estemos descontrolados. Desde luego, dicho como él lo cree, los que sobramos somos nosotros, porque desde la romería, que es suya también, pasando por las mejoras generales que ha acometido y acabado, que es algo que se lo debemos exclusivamente a él, y la ciudad que asegura emergerá de sus cenizas si consigue seguir gobernando en las próximas elecciones, ¿de qué demonios nos quejamos? Lo dicho: nos planteamos el futuro a corto plazo. No queremos amargar a nadie los sueños y menos a quienes, como nuestro alcalde, asume sólo el éxito y descarga los errores en los demás. Sin duda, la objetividad personificada. Bueno, como mucho, un poco egoísta, pero muy poco.