Hoy es 14 de febrero. Hoy, por tanto, es el día de san Valentín. Hoy, también, es el día en que cientos de personas usan para certificar, aunque solo sea una vez al año, el amor y la pasión que sienten por la persona a la que están unidas. No importa si es mucho o poco el tiempo desde el que comparten sueños e ilusiones, como tampoco interesa si la relación tendrá un final feliz o acabará en poco tiempo. Y es que el amor es tal y como lo conocemos. No tiene más trampas que las propias de quienes a veces conviven sin conocerse y cualquier día se descubren a sí mismos viviendo una historia que no les satisface. De hecho, nunca como en los tiempos que corren se controlan más separaciones y divorcios. Tantos, que las organizaciones que observan este fenómeno entienden que los matrimonios pasan por su peor crisis. La elección más compartida parece que son las unión de parejas, que se consolidan de mutuo acuerdo, sin más lazos entre ellas que la coincidencia en sus sentimientos y un fin común que compartir.
En cuanto a las reacciones que nos provoca el amor especialmente al inicio de la relación, sabemos que nos altera las neuronas en determinadas áreas de nuestro cerebro y que, en ese instante, la frase que mejor define la situación personal del enamorado no es otra que la que afirma que el amor es un estado de locura transitorio. Y menos mal, añadimos nosotros, porque de otra forma sería imposible continuar con nuestros quehaceres diarios. El amor, a todo esto, ha sido capaz por sí solo, siendo algo intangible, etéreo y casi desconocido, de llenar miles y miles de hojas en blanco con textos de gran belleza, ya en prosa, ya en verso. Por lo tanto, cuando desde la Ciencia se asegura que es nuestro cerebro el que se enamora y no el corazón, como siempre hemos creído, seguimos convencidos de que la sensación de intensidad que nos embarga cuando nos enamoramos supera de largo cualquier diagnóstico que nos venga de fuera.
Lo que ocurre es que algo tan hermoso y trascendente para el ser humano, exige de los implicados para vivirlo en armonía y disfrutarlo intensamente, incondicional respeto por el otro y es evidente que no siempre es así y que, cuando se rompe, las consecuencias que se derivan suelen ser invariablemente terribles, puesto que no siempre se entiende como parte fundamental de la unión el hecho de que ésta pueda saltar por los aires por causas a veces que nada tienen que ver con la pareja, como puede ser la precariedad laboral, los hijos, las familias de unos y otros, los endeudamientos imposibles de atender… Justo en ese instante es cuando comienza la cuenta atrás de una crisis anunciada con anticipación suficiente como para intentar ponerle remedio, pero casi nunca se tiene en cuenta. Y como los seres humanos somos extraños por naturaleza, raros por demás y estamos incapacitados de nacimiento para interpretar las situaciones con mesura y entender que también el otro tiene sus necesidades y demanda soluciones, pues escogemos el camino más corto y éste suele acabar dando muerte a quien se haya mostrado más débil y haya guardado silencio por más tiempo.
Y todo esto, todo lo que les contamos, lo queramos o no, también es amor, o al menos una consecuencia directa de una relación mal interpretada por los protagonistas que en ningún caso debía tener las nefastas consecuencias que todos conocemos. Pero el amor seguirá siendo como es ocurra lo que ocurra, y renacerá de sus cenizas una y mil veces, y nos mostrará el paraíso cuando se lo pidamos, y nos enseñará a vivir en compañía y disfrutándolo. Cuando se rompe, las causas son muchas, pero casi siempre ligadas al egoísmo de una de las partes y la falta de sensibilidad de la otra. Con todo, hoy es día de san Valentín y desde este espacio queremos hacerles llegar nuestros deseos de que vivan un amor intenso y que lo disfruten.