miércoles, 7 de marzo de 2012

DESAPARECE LA CLASE MEDIA Y SE AMPLÍA EL AGUJERO ENTRE RICOS Y POBRES


Los datos terribles sobre el paro conocidos la semana pasada y que superan desde enero las ciento veinticuatro mil personas, inquietan y preocupan enormemente a la totalidad de la población, y no solo a los que poseen el carne del desempleo en el bolsillo, sino también a los que por el momento disfrutan de una nómina mensual, que no las tienen todas consigo ante las dudas de los mercados y los anuncios que desde el propio Gobierno se vienen haciendo en cuanto a la cifra total de parados, según los cuales serán más de seiscientos mil solo en este año. Si los sumamos a los más de cuatro millones setecientos mil que figuran en la encuesta de población activa, vemos que para el inicio de 2013, más de cinco millones de desempleados serán los que exijan a las autoridades que, por fin, implanten la fórmula que anunciaban en la campaña electoral, que aseguraba que, en cuanto desapareciera el anterior Gobierno, y muy especialmente su presidente, España volvería ser el paraíso en el que a todos nos gustaría vivir. Ahora parece que lo que antes era una crisis muy particular y solo nuestra, se ha convertido en un problema mundial en el que escasea casi de todo y en donde se ha abierto una gran brecha entre las clases sociales que hasta ahora eran mayoría, como es el caso de la clase media, implantándose las dos más fuertes y numerosas: los ricos y los pobres.



Entre nosotros, casi siete mil personas, que es lo mismo que decir que más de cinco mil familias, lo están pasando realmente mal. Solo la solidaridad familiar, con los abuelos y los padres como referentes económicos de muchos jóvenes matrimonios, les permiten sobrevivir en una sociedad cada día más deshumanizada y egoísta. El resto de implicados en la solución de esta insoportable sangría humana, que sí tienen posibilidades de paliar en parte el amargor que supone haber perdido el trabajo y a partir de ahí todo lo que poseían a medias con las entidades bancarias, desde la casa a automóvil y sus sueños de mejorar social y económicamente, hacen más bien poco. Si acaso, y al menos hasta donde nosotros conocemos y sus posibilidades se lo permiten, solo las organizaciones sin ánimo de lucro dedicadas a echar una mano a las miles de solicitudes de ayuda que les llegan a diario, resultan efectivas en cuanto a hacerles llegar comida y ropa con la que nutrirse y abrigarse, porque si se trata de dinero las dificultades se multiplican e incluso acaban por ser denegadas.



Ante un panorama así, tan terrible y negro, entender a la clase política cada vez nos cuesta más. Ahora que se ha iniciado la campaña que renovará el Parlamento de Andalucía el próximo 25 de este mes, agradeceríamos que los mensajes nos llegaran, además de nítidos y comprensibles, con visos de realizarse y que se dejaran de lo de siempre, de ambigüedades y mentiras envueltas en papel de demagogia barata que solo sirven para auparse ellos y ellas en puestos de relativa responsabilidad, pero sí bien pagados. Si no, ¿de dónde muchos de ellos sacarían mensualmente casi seis mil euros sin prácticamente hacer nada que no sea aplaudir las intervenciones de su líder y votar lo que el aparato del partido les exija? ¿Dónde encontrar hoy una empresa que te pague, además de tan extraordinario sueldo, los viajes y la comida, y que te sobre para tus vicios? ¿Dónde quien te proporcione un coche de alta gama con el depósito de combustible siempre lleno y conductor a tu disposición? Nosotros entendemos que también en este caso la realidad supera a la ficción y que la primera decisión que debía adoptar un partido político con responsabilidad de gobierno e incluso en la oposición, debía ser acabar con tanto privilegio que corre de nuestra cuenta y reducir el número de representantes que sabemos no son necesarios. Y a partir de ahí, lo que quieran sus señorías, que para eso estamos.