Cuando afirmamos que Andújar tiene sobre sí un estigma que no le permite salir de la penosa situación en la que se encuentra, y que los sucesivos gobiernos democráticos que por aquí han pasado, bien poco han hecho si nos comparamos con otras ciudades de nuestro entorno y de parecida densidad demográfica, no faltan los que, suponemos que sintiéndose aludidos, usan de tacharnos de partidistas y no menos de escribir al dictado de quienes manden en ese momento. Pero no importa. Para estos intelectuales de pacotilla también tenemos nuestra particular receta y desde luego que, usando de un pensamiento filosófico de grado medio, sepan que solo nos molestan y duelen los golpes recibidos con palos o hierro, pero en ningún caso los insultos y falacias, que sencillamente nos resbalan. Y todo basándonos en la experiencia, que para algo debe servirnos teniendo en cuenta que el ser humano es el único que es capaz de hacer el ridículo y no percibirlo.
El asunto es que de nuevo el tema del río salta al estrado de lo público y con renovadas energías, que es lo mismo que decir con las mismas expectativas de siempre, o sea, que son contadas las personas que hacen algo por él. Ahora vuelve a capitalizar nuestra atención y no menos la preocupación de los integrantes de la plataforma que lo defiende, ya que en estos momentos asisten incrédulos a la decisión que desde el Gobierno de la nación se ha dado para que la maquinaria y las personas que hasta hace unos días desarrollaban los trabajos previstos, y que aseguraban evitarían las inundaciones que hasta ahora se han venido controlando en nuestro, se retiren y las obras han quedado detenidas. Nadie ha dicho esta boca es mía ni desde Sevilla ni desde la capital de España. Solo se ha decido el parón y a partir de ahora a esperar. Suponemos que como la dirección de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir debe estar controlada por una persona de la confianza del Partido Popular, desde Madrid se debe estar a la espera del resultado electoral del próximo día 25 de este mes para elegir con acierto.
Mientras, los integrantes de la plataforma del Guadalquivir ya han mostrado su preocupación en público y ahora esperan que la clase política se ponga de acuerdo y como mínimo se acaben los trabajos programados. Confían, no obstante, en que el hecho de que Andújar esté controlada por los populares y que el Gobierno de la nación también esté en sus manos, a falta solo de la decisión de los andaluces con respecto a quién deciden confiar su futuro, nuestro Ayuntamiento exija a su partido los compromisos que desde el gobierno local se han venido exigiendo a la Junta de Andalucía cuando ésta tenía las competencias sobre el Guadalquivir. En realidad, con que solo se mantengan las mismas demandas, el asunto quedará zanjado en poco tiempo, y además suponemos que con el beneplácito de la asociación encabezada por el señor Quesada, que de esta forma vería realizado su sueño de intervenir sobre el cauce y eliminar la mayor parte de los meandros existentes a su paso por nuestra ciudad.
Nosotros, convencidos cada vez más de que las circunstancias aparentemente negativas que surgen a nuestro paso son solo eso, inconvenientes pero no imponderables, creemos que la solución a la problemática del río quedará solventada en cuanto superemos la fecha del 25 de este mes y conozcamos el resultado electoral. Sin embargo, no debería ser determinante quién finalmente reciba el apoyo de los andaluces si tenemos en cuenta que en Madrid y en nuestra ciudad, que son los únicos que tienen obligación y derecho a intervenir, los dirigentes pertenecen al mismo partido. Evidentemente, con el nuevo mapa político que preside nuestro país, y es lo que nos debe aliviar la presión que soportamos desde hace años, se ha dado un gran paso para la demolición de la presa de Marmolejo, del cobro de las indemnizaciones por las últimas riadas y para un futuro más seguro para el río. Todo lo demás son ganas de seguir mareando a la perdiz. Y si no, a los acontecimientos inmediatos de los que seremos informados nos remitimos.