De entre las obligaciones que deberían cumplir sin dilación las organizaciones o asociaciones que tienen como fin el ensalzamiento de sus objetivos, deben estar, suponemos, cuidar su imagen de cara al exterior. Y más si, como en el caso que nos ocupa hoy, se trata ni más ni menos que de nuestra patrona, la Virgen de la Cabeza. Ocurre que este fin de semana ha patrocinado un encuentro social en los jardines de Colón al que han denominado “Ya falta menos” y que no tenía más interés que el de reunir a cofrades, simpatizantes y público en general alrededor de la segunda convocatoria que se organiza por parte de la propia cofradía. No entramos en las valoraciones de las formas ni tampoco en el desarrollo de estos encuentros porque ni sabemos ni queremos aguar la fiesta a nadie, pero sí quejarnos públicamente de la programación musical que se hizo, al menos durante una hora y cuarto en la mañana del domingo, entre las doce y media y casi dos de la tarde. La razón: que no se emitió ni una sola sevillana o canción dedicada a la patrona de la ciudad y la diócesis, y cuando menos extraña si tenemos en cuenta la razón y el objetivo final de este tipo de encuentros o reuniones. Eso sí, no faltaron los cantos a la Virgen del Rocío y sus costumbres, y tampoco echamos de menos a Sevilla y sus características o idiosincrasia, porque el apabullamiento fue de tal calibre que acabamos por irnos, entendiendo que era la mejor manera de hacerlo con dignidad.
Lo primero que se nos ocurre pensar, por aquello de intentar justificar lo que padecimos en la mañana del domingo, es que las personas responsabilizadas de la emisión de la música no debían de ser de aquí, y de ahí que no tuvieran a mano cualquiera de las cientos de canciones y sevillanas que se han grabado por los de dentro y los de fuera con el único fin de ensalzar la figura de la Virgen de la Cabeza. ¿Cómo se entendería por parte de ustedes si nosotros, Radio Andújar, en fechas tan señaladas, hiciéramos lo mismo que estos programadores y solo emitiéramos sevillanas rocieras en un acto que precisamente busca la unión, el rezo y la devoción a la patrona? ¿Seríamos exonerados por parte de la cofradía o por el contrario se nos condenaría públicamente, al tiempo que se nos borraría del mapa de las emisoras de radio que los fieles a María Santísima de la Cabeza no deben sintonizar? Hay que ir un poco más lejos y preguntarse: ¿cómo es posible que detalle tan importante, por tratarse de un acto público, en plena calle y ser convocado por la cofradía matriz de la Morenita, que desde la organización del evento nadie hubiera tenido en cuenta vetar las sevillanas que no tengan relación con nosotros ni la romería?
Aunque puede parecer que exageramos, sepan los responsables que no teníamos en cartera incorporar este comentario a nuestros informativos. Ha sido la presión popular la que ha tomado el mando y nos ha obligado a decir públicamente lo que les contamos, y les podemos asegurar que la coincidencia ha sido total, ya que el mal trago que supuso la mañanita de marras nos ha unido en la crítica o la denuncia de un acontecimiento desagradable donde los haya y con el objetivo de que no vuelva a ocurrir semejante disparate. Al fin y al cabo, se trata de un detalle aparentemente de escasa importancia, pero que entre nosotros casi supone un agravio si tenemos en cuenta que el número de sevillanas que cantan a la Virgen de la Cabeza se cuentan por cientos. No necesitamos ni queremos detalles que puedan suponer enfrentamientos inútiles, aunque no estamos dispuestos a dejar en manos inexpertas o desconocedoras de nuestras tradiciones que se encarguen de magnificar lo nuestro.
Desde luego, estamos obligados a erradicar cuanto antes las citas que tienen como convocante a la cofradía matriz y a la Virgen de la Cabeza, a la que honra, que en ningún caso deben ser excusa para beber y cantar, pero ya que estamos y se han aceptado por la mayoría las formas y el fin, cuando menos que se cuide la imagen. Y de modo especial la música que desde el recinto se emita, porque el domingo todo hacía creer al que estaba fuera de éste que se trataba de un encuentro con la Virgen del Rocío. Una pena, vamos.