jueves, 31 de enero de 2013

EL GUADALQUIVIR SIGUE DESAMPARADO

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Los integrantes de la plataforma del río Guadalquivir andan preocupados y con razones de sobra. Por el momento, las noticias que debían proceder de la Confederación escasean de manera preocupante, aunque si le añadimos que en el presupuesto de inversiones que tiene previsto este organismo para intervenir en determinados puntos estratégicos del Guadalquivir y otros ríos de la comunidad a lo largo de 2013, no viene reflejada ninguna partida para las justificadas necesidades que demanda el cauce del Guadalquivir a su paso por nuestro término municipal, la verdad es que es para desesperarse y mostrar sus quejas en público. Esa es precisamente la razón de la visita que hicieron ayer al Ayuntamiento parte de los componentes de esta plataforma, que demandaron de la primera autoridad de la ciudad información sobre la situación de las necesidades que presentaron ante la Confederación en Sevilla, y que iban avaladas por la unanimidad del Pleno municipal.

Como dijimos hace unos días, lo que no admite duda es que el asunto del río, con ser muy importante para la vida de las personas que residen cerca o que tienen allí sus propiedades, no parece contar con el apoyo de la clase política de la ciudad, que, lo quiera o no, tiene como obligada referencia nuestros problemas y su solución. Luego de muchos años y de ayuntamientos bajo el control de todos los colores que se conocen en política, el río mantiene firme el peligro que en varias ocasiones ha mostrado y que tanto daño nos ha hecho, pocos son los que han trabajado a favor de la erradicación de los excesos de éste. Cierto que durante el mandato de Aznar se hizo una inversión económica que por entonces suponía un gran esfuerzo; en la época de Zapatero fue mayor y ha servido al menos para que la cota construida permita por el momento el alivio de muchos de los residentes de esta zona, desde La Isla a La Ropera. Con todo, la demanda de la desaparición de la presa de Marmolejo sigue sin ser asumida por quienes, entre sus obligaciones ineludibles, tienen la de proporcionar seguridad a sus conciudadanos.

La actitud que muestran los responsables de solucionar este problema nos avisa de que intención, lo que se dice intención, no tienen. Si acaso, una delicada mano izquierda para ir dando manoletinas toreras que les permitan salir del paso ilesos y con los damnificados, además, agradecidos. Mas lo trascendente, lo que evitaría las habituales inundaciones de todos los inviernos, se mantiene erguido y desafiante. La presa marmolejeña, responsable directa de las inundaciones, de acuerdo con las opiniones de todos los técnicos que han conocido el caso y que han desarrollado diferentes estudios, anuncia que no solo ha participado activamente en todas ellas, sino que lo hará en cuanto la lluvia caída supere los niveles máximos.

¡Ya me dirán ustedes si no es para que las personas afectadas acudan al ayuntamiento o ante  quien haga falta en busca de ayuda! Y justo ahí los encontrábamos ayer, preocupados por las lluvias caídas y por las que se esperan, que parece serán importantes. ¿A quién se dirigen? ¿A qué puerta llaman? Para ellos y también para nosotros, lo suyo es presentarse, primero, ante la primera autoridad y reclamar atención para lo que entienden es urgente. A partir de este punto, lo de la militancia política no debería ser tenido en cuenta por  ninguna de las partes si de verdad lo que se quiere es evitar males mayores. Y recordemos que para los propietarios ha supuesto la pérdida de los enseres de sus viviendas, la recuperación de éstas y la anegación de sus tierras de cultivo. Es decir, que lo han perdido todo. Y las ayudas ya se sabe: llegan, sí, pero tarde y escasas.