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Que el mundo de Internet es infinito, que muchas de
sus posibilidades están aún por descubrir y que es la manera más barata que
tenemos para comunicarnos, no creemos que necesite de confirmación oficial,
porque de sobra lo sabemos. Pero no todo es de color rosa, ni todo lo que nos
llega desde este sistema debemos aceptarlo como bueno. Por ejemplo, la llamada
por la policía operación Gailor ha permitido detener a un usuario de la red de
redes y acusarlo de haber cometido al menos 150 delitos y de estafas utilizando
identidades falsas. ¿Y a qué se dedicaba este bendito? A la compra y venta por
Internet usando de identidades sustraídas. Según la policía, ponía la venta una
gran cantidad de efectos novedosos, como Iphone, teléfonos de lujo, tabletas y
videoconsolas. Para llevar a cabo sus fechorías utilizaba numerosas páginas y
portales dedicados a la compra-venta de estos productos. Es más: incluso llegó
a ofertar un apartamento en primera línea de playa. Eso sí, previamente había
sustraído la documentación a su propietario, que desconocía lo que este
individuo hacía en su nombre.
La forma de actuar del delincuente no era otra que
la ganarse la confianza de las personas a las que tenía previsto engañar, a las
que sustraía todo tipo de datos y también los efectos que luego vendería. Una
vez los documentos aparentemente en regla, ponía en el mercado lo que quería
vender. Cuando el comprador se interesaba, le pedía que le hiciera un ingreso a
través de giro postal o en una cuenta bancaria que tenía con identidad falsa.
Una vez que tuviera confirmado el ingreso, él se comprometía a enviar la
mercancía comprada. Para desarrollar con éxito este sistema o fórmula llegó a
utilizar hasta seis identidades distintas. El refinado ladrón fue detenido
conduciendo vehículo de alta gama justo cuando se dirigía a una sucursal
bancaria a retirar el ingreso de su última venta.
El ejemplo que compartimos es eso, un caso aislado
del que, no obstante, podemos encontrar cientos si nos ponemos a trabajar en profundidad.
De hecho, la policía sigue insistiendo en algo que entendemos elemental y que,
precisamente por eso, no acabamos de entender cómo algunas personas no tienen
en cuenta y acaban cayendo en la trampa. Para empezar, tal como nos dijeron
nuestros padres, nadie regala duros a peseta; luego, desconfiar de cualquier
oferta por sistema. Naturalmente, si comprobamos que se trata de un portal
fiable, que cuenta con todos los parabienes conocidos y que lo que nos ofrecen
no supone un desembolso exagerado, en nuestras manos estará el acceder a o no,
pero siempre sopesando la totalidad. Del delincuente que hemos conocido sabemos
que tenía por costumbre colocar en el mercado teléfonos de última generación
falsos que vendía por menos de la mitad; cuando llegaba a su destino el
paquete, una vez abonado el encargo, el comprador se encontraba, como le
ocurrió a un paisano, en vez del teléfono que esperaba, un pepino, una
zanahoria y una cebolla.
En definitiva, de lo que tratamos es de poner las
cosas en su sitio y dar el valor que a cada uno nos corresponde. Nosotros, por
ejemplo, somos objetivo de miles y miles de personas que tienen intereses muy
concretos y que buscan ganar dinero a toda costa. Si para ello tienen la
oportunidad de engañarles, no duden ustedes de que lo harán y sin
remordimientos. Por todo esto, caer en la trampa, aunque pueda parecer difícil,
acaba siendo fácil. Recordemos que ellos son especialistas en el engaño y
nosotros simplemente unos incautos.