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Por fin, por fin, se ha aprobado un texto conjunto
por parte de Naciones Unidas con el objetivo de condenar sin fisuras la violencia
contra las mujeres. En éste se comprometen a tomar medidas concretas para controlar
primero y acabar después con esta lacra social. El documento aprobado exige,
entre otras cosas, prohibir los matrimonios de menores y los forzados, y la
mutilación genital femenina, al tiempo que pide que a las víctimas de violencia
se les facilite contracepción de emergencia y se les posibilite abortar. Las
referencias explícitas a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres
provocaron la negativa de algunos países, especialmente los islámicos y el
Vaticano, que hasta el último instante trataron de reducir las exigencias del
documento, lo que justificó la tensión que se vivió hasta el última hora.
De acuerdo con este documento, se asume que la violencia
contra las mujeres es una horrible violación de los derechos humanos, una amenaza
global para la salud pública y un escándalo moral. A partir de ahora, los
países firmantes deberán emprender acciones concretas que ayuden a prevenir la
violencia y a proveer el acceso a la justicia y servicios de asistencia a las
víctimas. Según datos de Naciones Unidas, alrededor de siete de cada diez
mujeres en el mundo aseguran haber sido víctima de abusos físicos o sexuales en
algún momento de su vida, en la mayoría de los casos a manos de sus parejas. A
los firmantes del acuerdo se les advierte de que los estados tienen la
responsabilidad de hacer que el derecho de las mujeres y las niñas a una vida
libre de violencia sea una realidad. A partir de ahora se tiene que pasar a la acción porque
detenerse aquí acabaría echando por tierra las ilusiones de millones de mujeres
en todo el mundo. Desde Estados Unidos se recordó que el acuerdo es solo el
comienzo, ya que los países deben seguir trabajando en las escuelas,
hospitales, juzgados y hogares para que las mujeres tengan la seguridad y
dignidad que merecen.
Por todo esto decimos al principio
que por fin se han puesto de acuerdo, que no debe haber sido nada fácil
teniendo en cuenta la ancestral oposición de los países islámicos y los poderes
fácticos que tanto dificultan las decisiones que se toman alrededor del tema de
las necesidades y derechos de las mujeres. Por lo tanto, el mundo femenino está
de enhorabuena, puesto que se trata de una decisión unánime que será controlada
para que se cumpla estrictamente. Con esto no queremos decir que se habrá acabado
la violencia machista sobre la mujer, porque ni nosotros lo creemos, pero sí
que se da un paso hacia adelante de gran importancia y trascendencia para el
mundo de la mujer. Si tenemos en cuenta que los asesinatos de mujeres, los
malos tratos psicológicos y físicos que éstas reciben por parte de sus
compañeros es un asunto que nos fue de la mano y que sigue campando a sus
anchas, acuerdos de estas dimensiones sirven cuando menos para saber que no
hemos andado descaminados a lo largo de los años de lucha que hemos mantenido
con el tema como bandera.
Desde este momento, la tarea de las
asociaciones que controlan desinteresadamente los abusos sobre las mujeres
tienen un complicado trabajo por delante, ya que deberán exigir de las
instituciones el cumplimiento de este acuerdo, y les anunciamos que no será una
tarea fácil. Sin embargo, el primer y decisivo paso ya ha sido dado. Ahora es
cosa de esperar acontecimientos.