miércoles, 8 de mayo de 2013

CASI SIEMPRE, LO MEJOR ES GUARDAR SILENCIO

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Es evidente que no siempre tenemos suerte cuando opinamos de cualquier cuestión. Lo de que tenemos días buenos y días malos es algo que cada vez lo percibimos más de cerca. Naturalmente, cuando el que firma el comentario es nada menos que un representante gubernamental con cargo de ministro y además del Interior, la cosa cambia por completo. Y más, como en este caso, cuando el resultado es un agravio hacia un colectivo tan sensible como es la Asociación de Víctimas del Terrorismo, cuya presidenta ha calificado de desafortunadas las palabras del ministro, cuando, hablando del aborto, se ha metido en un jardín sin flores asegurando que éste algo tiene que ver con ETA.


La presidenta de esta organización ha dejado claro que ni ella ni su asociación comparte ni de lejos esa opinión y ha resaltado que la ha escuchado precisamente hoy, cuando es un día para elogiar la operación de la Guardia Civil por el extraordinario trabajo que ha llevado a cabo, junto con la Gendarmería francesa, y que ha finalizado con la detención de seis etarras, y no dedicarse a comparaciones surrealistas. Entre otras circunstancias, porque comparar a la organización terrorista con el aborto no se aproxima en ninguno de sus planteamientos, y más cuando esta banda criminal ha matado a casi mil personas y ha provocado miles de heridos en los diferentes atentados que ha cometido.

Por supuesto, el ministro no ha tardado en dejar claro que está de acuerdo con las opiniones de la Asociación de Víctimas del Terrorismo y que todo se debe a que sus palabras no han sido entendidas. Y es lo que les decimos, que no siempre se levanta uno con el pie adecuado y, cuando esto ocurre, lo mejor es no aparecer en público y menos salirse de lo que le han escrito para que lo diga delante de los medios de comunicación. Como era de esperar, que para eso están los de la oposición, senadores del grupo parlamentario de la Entesa no han tardado en pedir la dimisión  del ministro por relacionar el aborto con ETA.

Consecuentemente se produce una pérdida inmediata y continuada en el tiempo de esfuerzos que debían sus señorías dedicar a lo que de verdad hace falta en nuestro país, que no es otra cosa que mejorar la situación de sus ciudadanos. Es verdad que es un en error  fragante manifestar semejante dislate cuando de por medio tenemos micrófonos y cámaras de todos los medios conocidos, pero sin embargo había que aceptar las disculpas del que dio su opinión lo mismo que se aceptan las quejas de que se han sentido agraviados, y evitar de esta forma tan sencilla dañar la figura de quien representa a un ministerio que casi a diario tiene que vérselas con los medios de comunicación debido al intenso trabajo que desarrolla. Sin ir mas lejos, la detención de los seis etarras, que por sí solo debía ser un asunto a valorar como merece. Pero así suelen ser las cosas de la política y no vamos nosotros a intentar remediar lo que es sencillamente imposible.

Si conviene no obstante, no perder de vista algo tan elemental como el hecho de opinar en público sobre la cuestión que se tercie, algo a lo que por cierto estamos muy acostumbrados. Y todo porque debemos tener presente en todo momento que justo en el instante que nos expresamos perdemos la propiedad de lo que hemos dicho, que pasa a ser patrimonio de quienes lo han escuchado. No existe mejor elección que la de guardar silencio. Y más cuando de por medio hay personas que están siendo criticadas y por tanto sometidas sin estar delante a un juicio público cuya sentencia con toda seguridad será contundente. Es más, si no queremos vernos siendo comidilla en corrillos de bares y terrazas, no unamos nuestra voz a quienes no son precisamente un ejemplo a seguir.