martes, 7 de mayo de 2013

LA SOLUCIÓN: METERSE EN POLÍTICA




Que la situación que vive el país influye muy negativamente en una mayoría de personas y que a las que quedan no las deja indiferentes, a nadie se le ocurre cuestionarlo. Es más, minoría será la que no solo no perciba escasez de ningún tipo, especialmente la económica, porque la presión que recibimos a diario no es precisamente para que miremos para otro lado. Al contrario, exige de todos una especial sensibilidad y una entrega sin remilgos a toda actitud que huela a solidaridad, porque son tiempos de eso, de generosidad extrema, de dar de lo que tenemos y no de lo que nos sobra. Si entre nosotros el número de parados supera los siete mil quinientos, debemos interpretar la cifra con realismo y deducir que al menos al menos doce mil sufren lo que sufren la pérdida del puesto de trabajo del cabeza de familia si entendemos que cuatro mil están casados y responden de esposa y un hijo. Y si esta situación no nos conmueve, no nos incita a plantearnos una actitud más comprensiva y solidaria, desde luego que no seremos capaces de enfrentarnos a nosotros mismos en el momento en que necesitemos de ayuda externa para seguir viviendo.


Y como resulta que los malos tiempos que se han instalado entre nosotros desde hace unos años están acabando incluso con empleos que nadie hubiera pensado que pudieran perderse, parece como si nos sintiéramos obligamos a ponernos en guardia por lo que pudiera ocurrirnos a nosotros, que éramos de los que lo teníamos el futuro asegurado y bien atado, o al menos eso es lo que nos habían hecho creer. Claro que como lo de la mentira también se ha instalado en todos los niveles sociales, incluso por supuesto la política, que es donde más prolifera, ahora resulta que lo que nos habían hecho creer sobre el futuro no es del todo cierto. Consecuentemente, ante situación tan trascendente, porque de futuro hablamos, la mayoría de los planteamientos que nos habíamos hecho hasta que la burbuja inmobiliaria nos explotó en las manos, han dejado de ser posibles. Naturalmente, cuando se depende de tanta burocracia, cuando son tantos los que manejan tu propiedad y más los que pueden hacerte la puñeta en cualquier momento, lo de perder el sueño es algo muy compartido que acaba por desestabilizar al más pintado.

Precisamente por todo esto se ha detectado por parte de los especialistas un repunte, dicen que preocupante, de descentramientos en la psiquis de las personas que influyen muy negativamente en nuestras decisiones porque estamos mediatizados por los malos tiempos que vivimos. Y es que cuando somos conscientes o asumimos de que el trabajo se ha convertido en algo precario, que lo de pagar la hipoteca mensualmente ha dejado de ser fácil, cuando comprobamos que perdemos poder adquisitivo incluso para la comida, cuando todo pasa tan deprisa, que nos aterrorice conocer las decisiones que tomará el Gobierno el próximo viernes es lo de lo más normal. El problema de los sociólogos y psicólogos es cómo conseguir que esta terrible realidad no influya en nuestra salud, porque estamos por asegurar que se enfrentan a un anunciado fracaso profesional en cuanto se descuiden. Vamos, como si dijéramos que se les ha ido de las manos, que ellos mismos no supieron ver con anticipación suficiente lo que se nos venía encima.




Por el momento parece que el consejo más compartido por estos profesionales es el de convencernos de que creamos lo que desde la política se nos dice, sobre todo cuando ésta asegura que los buenos tiempos comienzan a verse cada vez más cerca. Pues debe ser para ellos, que no paran de hacerse a sí mismo ricos y poderosos en detrimento del resto de la ciudadanía. De hecho, estamos convencidos de que nunca como en estos tiempos, más de uno tiene ya decidido lo que hará en cuanto tenga oportunidad: militar en un partido del que pueda obtener beneficios de forma inmediata. Intuimos, por tanto, que a partir de ahora lo de afiliarse a un partido político se va a poner muy difícil.