jueves, 26 de septiembre de 2013

AHORRO FAMILIAR

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La OCU, la Organización de Consumidores y Usuarios, nos envía un trabajo de campo realizado entre las grandes superficies que retrata a la perfección el nivel de precios de 1.164 supermercados de España de sesenta y tres ciudades diferentes, en los que se venden mayoritariamente alimentos. De este trabajo se desprende que las familias, por supuesto realizando una compra controlada, pueden ahorrar por encima de los 836 euros de media al año. Naturalmente, para conseguir el nivel de ahorro que asegura la organización de consumidores, es de obligado cumplimiento la norma de contrastar precios y siempre de acuerdo con el supermercado que elijan para llenar la despensa. En este estudio se ha comprobado por los técnicos que lo han realizado una importante y significativa actuación en la reducción de las diferencias en los precios entre los establecimientos controlados por ellos, algo que no se producía desde hacía años. Así, todo indica que en los comercios en los que hasta ahora encontrábamos precios más bajos, éstos han subido; mientras, los que mantenían una política de precios al alza, ahora han decidido rebajarlos.

La consecuencia inmediata que obtenemos de esta realidad es que el ahorro que pueden obtener los compradores, siempre, insistimos, que elijan con objetividad el lugar donde realizar las compras, acaba siendo menor, sobre todo si la comparamos con compras hechas el año 2012. Concretamente, casi un veintitrés por ciento menor, y todo porque la crisis ha obligado a empresarios y compradores a reconducir sus precios y sus compras, respectivamente. De hecho, actualmente se controla una inversión familiar en alimentos por debajo del cinco por ciento En cuanto a las cuentas generales del sector, las cadenas de supermercados más importantes, aunque parezca todo lo contrario y siempre según la OCU, han aumentado el precio de los artículos casi un tres por ciento de media, aumento que casi triplica al del año pasado, que no llegó al uno por ciento.

Para la organización de consumidores, está claro que la crisis obliga a todos los implicados en las compras de alimentos a reinventarse y, sobre todo por parte de los compradores, a buscar las marcas blancas, que han aumentado sus ventas en una proporción de un treinta por ciento. Esto y acudir a dos o tres importantes firmas de grandes superficies a adquirir en cada una de ellas los productos que, enfrentados unos y otros, les resultan sustancialmente más baratos. Por otra parte, la OCU confirma que estos datos nos avisan de que con el asentamiento de la crisis y la crítica situación económica de millones de familias, los supermercados, sin embargo, decidieron subir los precios, es decir, todo lo contrario a lo se acordó entre los años 2008 al 2010.

Queda claro que no siempre lo que vemos es lo que de verdad ocurre a nuestro alrededor, ya que debemos tener en cuenta que nos encontramos frente a unas empresas repletas de técnicos de compras y de ventas, y que hasta el último detalle que observemos en cualquiera de las estanterías de estas grandes superficies tiene una razón de peso para estar donde está y tener a la vista el precio que tiene. Al fin y al cabo, los clientes solo tenemos derecho a elegir lo que creamos que nos satisfará y que nos salga bien de precio. El resto lo ponen los encargados de que nos entren por los ojos, y les podemos asegurar que éstos son muy buenos en sus trabajos; muy buenos.