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La
OCU, la Organización de Consumidores y Usuarios, nos envía un
trabajo de campo realizado entre las grandes superficies que retrata
a la perfección el nivel de precios de 1.164 supermercados de España
de sesenta y tres ciudades diferentes, en los que se venden
mayoritariamente alimentos. De este trabajo se desprende que las
familias, por supuesto realizando una compra controlada, pueden
ahorrar por encima de los 836 euros de media al año. Naturalmente,
para conseguir el nivel de ahorro que asegura la organización de
consumidores, es de obligado cumplimiento la norma de contrastar
precios y siempre de acuerdo con el supermercado que elijan para
llenar la despensa. En este estudio se ha comprobado por los técnicos
que lo han realizado una importante y significativa actuación en la
reducción de las diferencias en los precios entre los
establecimientos controlados por ellos, algo que no se producía
desde hacía años. Así, todo indica que en los comercios en los que
hasta ahora encontrábamos precios más bajos, éstos han subido;
mientras, los que mantenían una política de precios al alza, ahora
han decidido rebajarlos.
La
consecuencia inmediata que obtenemos de esta realidad es que el
ahorro que pueden obtener los compradores, siempre, insistimos, que
elijan con objetividad el lugar donde realizar las compras, acaba
siendo menor, sobre todo si la comparamos con compras hechas el año
2012. Concretamente, casi un veintitrés por ciento menor, y todo
porque la crisis ha obligado a empresarios y compradores a reconducir
sus precios y sus compras, respectivamente. De hecho, actualmente se
controla una inversión familiar en alimentos por debajo del cinco
por ciento En cuanto a las cuentas generales del sector, las cadenas
de supermercados más importantes, aunque parezca todo lo contrario y
siempre según la OCU, han aumentado el precio de los artículos casi
un tres por ciento de media, aumento que casi triplica al del año
pasado, que no llegó al uno por ciento.
Para
la organización de consumidores, está claro que la crisis obliga a
todos los implicados en las compras de alimentos a reinventarse y,
sobre todo por parte de los compradores, a buscar las marcas blancas,
que han aumentado sus ventas en una proporción de un treinta por
ciento. Esto y acudir a dos o tres importantes firmas de grandes
superficies a adquirir en cada una de ellas los productos que,
enfrentados unos y otros, les resultan sustancialmente más baratos.
Por otra parte, la OCU confirma que estos datos nos avisan de que con
el asentamiento de la crisis y la crítica situación económica de
millones de familias, los supermercados, sin embargo, decidieron
subir los precios, es decir, todo lo contrario a lo se acordó entre
los años 2008 al 2010.
Queda
claro que no siempre lo que vemos es lo que de verdad ocurre a
nuestro alrededor, ya que debemos tener en cuenta que nos encontramos
frente a unas empresas repletas de técnicos de compras y de ventas,
y que hasta el último detalle que observemos en cualquiera de las
estanterías de estas grandes superficies tiene una razón de peso
para estar donde está y tener a la vista el precio que tiene. Al fin
y al cabo, los clientes solo tenemos derecho a elegir lo que creamos
que nos satisfará y que nos salga bien de precio. El resto lo ponen
los encargados de que nos entren por los ojos, y les podemos asegurar
que éstos son muy buenos en sus trabajos; muy buenos.