ImprimirEs evidente que la crisis económica está dejando fuera de combate a miles de personas. Y si antes el peso de ésta recaía exclusivamente sobre los más débiles, ahora las tornas han cambiado y la clase media aseguran los técnicos que está desapareciendo a marchas forzadas. Consecuentemente, teniendo en cuenta el peso específico de éstas sobre el consumo, lo lógico es que el déficit no deje de aumentar y que la autoridad económica del país no encuentre la fórmula desde la que al menos intentar volver a los tiempos en los que el tirón del consumo interno servía para estabilizar las cuentas generales del Estado. El hecho, sin ir más lejos, de que el trabajador haya perdido el sueño porque no sabe si mañana cuando vuelva a su puesto de trabajo éste habrá desaparecido, es asunto suficiente como para quitar las ganas de invertir al más pintado. Naturalmente, el que en los tiempos que corren sólo se invierta en lo imprescindible, se dedique muy poco dinero a los caprichos, está acabando con industrias que hasta ahora mantenían el tipo con dignidad.
La
Universidad Juan Carlos I acaba de publicar el libro “La protección
familiar en España y el seguro de vida” bajo el control del
Instituto de Estudios Sociológicos, Análisis e Investigación De
este libro se desprende una encuesta que se ha realizado entre abril
y agosto de este año, en el que un grupo de expertos de diferentes
sectores de la industria y empresas en general han controlado nada
menos que a más de dos mil casos. De ésta se desprende que nos
encontramos indefensos ante lo que se ha venido encima y sus
consecuencias, especialmente cuando se trata de entender el papel del
Estado, del que antes recibíamos todo tipo de coberturas y que ahora
nos ha dejado huérfanos. Con todo, la pregunta surge como necesidad
de hallar la respuesta que nos permita mantener al menos lo que nos
queda, por lo que buscar y encontrar la solución por la que debemos
optar se ha convertido en un gran incógnita para la mayoría de los
españoles, especialmente entre los que sufren la crisis con toda
intensidad. Ante este planteamiento, y de acuerdo con las
conclusiones de este estudio, no existe un grupo compacto de
ciudadanos capaz de aglutinar energías capaces de superar los
obstáculos que encuentra en su legítimo camino hacia su
recuperación económica.
Una
de ellas es la de apoyarse en un plan de pensiones, pero ¿quién
tiene hoy capacidad real de invertir un dinero que no tiene para
llegar a la jubilación con algo de holgura económica? Y lo mismo
ocurre si se trata de ahorrar sin más, porque el problema sigue
siendo la falta de ingresos y, por tanto, a lo primero que se destina
el poco que tenemos es a vivir. Por el momento, millones son los
españoles que se plantean controlar los gastos a favor de un
remanente en el banco o en el calcetín, que de todo nos encontramos,
sobre todo después de haber comprobado que lo de tener el dinero
depositado en las entidades bancarias tampoco es una garantía de que
lo podamos coger cuando queramos o lo necesitemos, convencidos
unánimemente de que nuestros dirigentes son incapaces de llevar a
buen puerto el barco que viene zozobrando desde agosto de 2007. Y
como el paso del tiempo lo que ha venido a corroborarle es que no se
han equivocado en nada, pues ahí estamos, a verlas venir mientras lo
poco que nos ha quedado lo guardamos como oro en paño a la espera de
tiempos mejores.
De
hecho, el que no haya sido precavido o no le dio crédito a lo que
estaba pasando a su alrededor, hoy tiene problemas de gran
importancia, y más si sus hijos necesitan matricularse en la
universidad, y más si ésta queda lejos de su domicilio y necesita
un sitio donde vivir, y más si la hipoteca hace tiempo que le
agobia… Lo dicho, señoras y señores, no son buenos tiempos para
la lírica.