lunes, 16 de septiembre de 2013

ANDÚJAR NECESITA DE LA IMPLICACIÓN DE TODOS

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Los que entienden que nuestros gobernantes no acaban de delegar, que las instituciones no atraen con sus programaciones o que Andújar no camina a la misma velocidad que la mayoría de las ciudades de la provincia, que no están exentos de razón desde luego, debían plantearse paralelamente qué tipo de implicación o de esfuerzo aportarían a lo que plantean las instituciones desde la cultura, el deporte o cualquier otra disciplina. Es ahí, entendemos, donde radica buena parte de nuestra particular manera de ver la realidad, en que observamos, pero no participamos. Y lo queramos o no, un pueblo que solo observa y que no se integra en la colectividad, tiene un futuro complicado. Las instituciones que nos gestionan, obligadas como están a trabajar por nosotros, dedican buena parte de sus esfuerzos a mejorarnos como ciudad y a mostrar lo mejor de nuestras características al resto del mundo en lo que se conoce como patrimonio histórico.

En nuestro caso, y no crean que estamos solos en esta particular forma de observar lo que ocurre a nuestro alrededor, asistimos a la realización de estos esfuerzos corporativos desganados, apáticos y escasamente convencidos de que cualquiera de ellos aporten algo positivo para la colectividad. Afortunadamente, y en esto sí que somos realmente diferentes, la intensa actividad de nuestros colectivos y asociaciones dan una imagen muy dinámica de lo aquí ocurre y de nuestra capacidad para la organización de actos de todo tipo, algunos de los cuales nos aúpan a los primeros puestos provinciales. No obstante, una gran mayoría gusta de observar a los demás, y dará igual que se trate de la feria de todos los años o de cualquier evento deportivo, porque entiende que es mejor que la suya o que entre nosotros no se convocan eventos deportivos de tanto calado.

Aunque no nos atrevemos a calificar esta actitud como quizá merezca, es evidente que algo de envidia sí que observamos en lo que no es nuestro y lo que hacen por nosotros, que no otra cosa ha ocurrido, un año más, con la calificación final que ha obtenido nuestra feria de septiembre. De poco parece que haya servido el mensaje oficial de que los tiempos no están para despilfarros de dinero público y que había que ajustarse a la realidad si no queremos que los excesos acaben pasándonos factura. En todo caso, aceptar que podía y debía haberse aplicado a la programación algo más de imaginación, lo entenderíamos. Descalificar el conjunto nos parece excesivo e innecesario. Como dijimos la semana pasada, una cosa es ver de lejos el desarrollo del conjunto de la programación y otra implicarse en la construcción de un evento que, como exigencia imprescindible, es que contente a una gran mayoría.


Ya lo hemos dicho: en Andújar disfrutamos de una particular forma de interpretar nuestra propia realidad y somos complicados de convencer. Por lo tanto, nada mejor que pasar a la acción, es decir, dejarnos de opinar sobre lo que hacen los demás y ponernos a su disposición. Y si como unidad no es posible sí desde un colectivo, que para eso precisamente están ahí, para ayudar a mejorar todo lo que nos importa. Y tenemos mucho trabajo por delante.