miércoles, 9 de octubre de 2013

HASTA LA PROVIDENCIA NOS HA ABANDONADO

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Por una parte, los presupuestos del Estado para 2014, aseguran desde el Partido Popular, servirán para aliviar parte de los males de la comunidad. Por otra, los empresarios andaluces, reunidos con la presidenta de la Junta, han alcanzado un acuerdo del que se desprende que para 2020 nuestra comunidad deberá haber alcanzado cotas de industrialización de acuerdo con su importancia demográfica y estratégica. De otro lado, los representantes de todos los partidos del arco democrático han iniciado el camino hacia la alcaldía de la capital y no menos del resto de las ciudades de la provincia, aunque destaquemos, de acuerdo con las noticias que nos llegan procedentes de éstas, a La Carolina, Jaén, Andújar, Linares y Úbeda.

Con este panorama social y político como elemento acaparador de noticias, es evidente que el trabajo de los medios de comunicación deberá centrarse en ellos si de verdad quieren estar a la altura de las circunstancias. Los gabinetes de prensa de las instituciones y los de los partidos han puesto la maquinaria en marcha y todo indica que en esta ocasión la cosa va en serio, es decir, que los que mantienen alcaldías o administraciones por el momento no aspiran a algo más que no sea mantenerse como están; enfrente, como es de esperar, preparándose andan los que atacarán todos los flancos accesibles en busca de fisuras desde las que hacer mella en la moral de sus responsables y militantes. Y, si no fuera porque parece que han iniciado la campaña algo pronto, podríamos asegurar que se limitan a cumplir con sus obligaciones y deseos, que no sabemos bien qué debe ir antes, si el deseo de prosperar o el de cumplir fielmente con las obligaciones contraídas.

Y decimos esto porque no siempre nuestros representantes cumplen sus compromisos cuando y como deben. De hecho, si así fuera, desde luego que la situación de algunos ciudadanos no sería ni de lejos la actual, ya que se habrían dado las oportunidades que se prometieron, solventados los problemas que se aceptaron y los planteamientos ligados a la prosperidad de éstos hoy sería una realidad. Y como no les faltan razones, aseguran, para justificarse ante sus fieles, pues ahí tenemos la crisis como recurso más utilizado para justificar lo que podíamos llamar un descuido o desgana para no hacer lo que se debía. Otras porque las Administraciones de las que dependen buena parte de las situaciones injustas que padecen algunas poblaciones no responde a las exigencias planteadas desde su ayuntamiento. Y tampoco faltan los que, echándole cara al asunto, responsabilizan al mal tiempo, por ejemplo, de que no se haya podido actuar en donde era necesario. Así, el tiempo transcurre en beneficio de quienes en su día prometieron el oro y el moro para luego dejarlo todo en manos de la Providencia, que, por lo que se ve, hace años que nos dejó por imposibles.


Sin embargo, siempre nos quedará el tiempo como vehículo insustituible de aproximación al día a día de cada uno de nosotros. Por eso debemos seguir confiando en que nuestra suerte cambiará y que, a no tardar, las cosas van a ir a mejor. Y no tanto porque nos lo creamos nosotros mismos y sí porque de otra forma no sería posible respirar de lo viciada que está la atmósfera. Podemos elegir entre animarnos en grupo, en familia, entre amigos o solos, pero es obligatorio cumplir con el rito diario de convencernos de que lo malo ha pasado y que lo bueno no tardará en llegar. Si sabemos que una mentira mil veces repetida acaba siendo aceptada como verdad, ¿por qué no podemos autoconvencernos de que los malos tiempos nos dejarán pronto? ¿Quién nos lo impide?