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Como
saben, la Dirección General de Tráfico viene patrocinando
últimamente diferentes campañas de control de vehículos y
conductores en beneficio, nos dicen, de un tráfico más seguro. De
acuerdo con estos parámetros de control y también con los
resultados que han proporcionado a los técnicos, hoy sabemos un poco
más de las tendencias, manías o vicios, como los quieran ustedes
llamar, que viajan con nosotros en el habitáculo de nuestro vehículo
y que nos condicionan, para bien o para mal, en todas las decisiones
que tomamos. No obstante, los datos que se han dado a conocer al gran
público han sido las deficiencias generales que aportamos a la
conducción en forma de excesos, porque a estas alturas del recuento,
podemos afirmar que se trata sólo de eso, de excesos. De velocidad,
de consumo de alcohol o cualquier otra droga, de confianza…
Precisamente todos elementos que finalmente participan en el
accidente.
Los
controles de alcoholemia, como ocurre casi siempre de un tiempo a
esta parte, junto con el uso del cinturón, se han convertido
desgraciadamente en la estrella de todos. No se sabe bien si este
fenómeno tiene su origen en que los denunciados no conocían que
podían ser detectados con exceso de alcohol en sangre o simplemente
porque les importa un pito tener que pagar y que, también, le
retiren puntos del permiso. El cinturón de seguridad, por lo que
cuentan los técnicos, es que o simplemente nos cae fatal llevarlo
abrochado y, siempre que tenemos oportunidad, no lo hacemos, o que no
faltan los que no conocen las normas de tráfico. Debemos destacar,
con todo, que en estos últimos controles se ha detectado un menor
número de conductores que viajaban sin él puesto y sí, por el
contrario, ha aumentado en los pasajeros de los asientos traseros,
que lo ha hecho preocupantemente.
En
cuanto a los excesos de velocidad, estamos en las mismas, es decir,
que los usuarios somos conscientes de que existen radares móviles y
fijos, pero o se nos olvida o nos da igual. Si acaso, las quejas
vienen luego y todas con la misma coletilla: es que la Guardia Civil
de Tráfico está sólo para recaudar… Y se quedan tan tranquilos,
como si la manida frase les sirviera de válvula de escape para
soltar el berrinche que han acumulado al conocer que han sido
cazados. Por el momento, la fórmula elegida por parte de la
autoridad responsable del tráfico está dando los resultados que se
perseguían, es decir, conseguir un acatamiento de las normas a toda
costa, lo que se entiende que, por encima de cualquier otra medida,
lo de rascarse el bolsillo ha sido determinante para que hoy sean
legión los conductores que han decidido adaptarse al tráfico y no
como solían hacer antes, o sea, todo lo contrario.
Si de
tanto control podemos conseguir un mejor entendimiento y, por tanto,
un tráfico más seguro, quizás deberíamos asumir que lo estamos
haciendo bien todos y no sólo una de las partes. En situaciones de
tanta presión, de tanto control por tierra y aire, lo mejor es
acomodarse a la situación e intentar sacar provecho de ella, como
sería el caso de conducir mucho más relajados, de observar el
paisaje en busca de detalles y, sobre todo, de viajar con más
seguridad. Y si para ello se nos piden esfuerzos del tipo de no beber
o consumir drogas, o excedernos en la velocidad permitida como
máxima, o usar el cinturón y demás, pues oiga se hace y punto, que
tampoco es para tanto.