Imprimir
Como
todos los fines de semana, nuestra intención no es otra que la de
hacerles pensar o razonar sobre el uso que particularmente hacemos
cada uno de nosotros del coche. Esta semana, entendemos que por
razones obvias, porque la meteorología está siendo muy peligrosa
para la carretera y quienes la utilizan, convendría recordar la
importancia del sistema de suspensión del vehículo, incluidos los
neumáticos, parte fundamental del conjunto si tenemos en cuenta que
es el único elemento que se mantiene pegado al asfalto y que soporta
la totalidad de su peso. Así, dependiendo de los años que llevemos
circulando con él y si estos kilómetros se los hemos hecho por
carreteras de primer o de segundo orden, aunque ahora realmente casi
no existen diferencias por el mal estado que presentan las dos, así
encontrará el mecánico el conjunto a revisar. Sabiendo de antemano
que la fiabilidad del sistema decrece conforme acumula kilómetros,
sacar conclusiones antes de la revisión no parece descabellado,
aunque la mejor decisión es someter esta parte tan importante de
nuestro coche al veredicto del técnico, que será quien finalmente
decidirá la renovación del conjunto o de parte de él.
En
situación meteorológica tan adversa y teniendo en cuenta que no
somos muy dados en general a atender las señales de tráfico y el
sentido común cuando nos dicen que reduzcamos la velocidad por la
presencia de lluvia o agua en el asfalto, niebla, hielo, etc., el
complejo sistema de la suspensión realiza un esfuerzo extra del que
no siempre responde como esperamos y las consecuencias que devienen
no serán precisamente halagüeñas. El asunto de la suspensión y su
control del coche no permite lujos ni excesos y este detalle
deberíamos de tenerlo en cuenta en todo momento, pero de manera
especial cuando llega este tiempo, en el que los derrapajes o las
frenadas pierden la fiabilidad con la que habitualmente responde en
suelo seco.
Por
otra parte, como ocurre con la totalidad del conjunto, antes de que
las cosas vayan a más, antes de que el coche pase de los avisos a
¡ya no ando más!, conviene mantener una relación continuada con
nuestro mecánico, que será el que diagnosticará la renovación de
los elementos que detecte en mal estado, y evitará, primero, un
accidente, y, luego, un mayor deterioro. Entre que no somos muy
cuidadosos y que tenemos poca idea de cómo funciona nuestro
vehículo, lo nuestro es dejar para otro día el acudir en busca de
la opinión del experto sobre el ruido que nos llega procedente del
motor o de la suspensión, quizá pensando que se arreglará solo y
que no necesitará revisión. Sin embargo, craso error, puesto que lo
más probable es que se trate de un primer aviso de una avería más
seria que nos puede dejar tirados en cualquier momento y que supondrá
seguro un desembolso mucho más importante. Pero, ya lo hemos dicho,
somos así y poco podemos hacer nosotros desde esta tribuna diaria
que no sea la de intentar convencerles de que lo mejor, como ocurre
con la salud, también en el mantenimiento de nuestro coche, es
prevenir.
Y si
no estamos en las mejores condiciones económicas, lo mejor es que
eviten largos trayectos y no ir acompañados, porque si es la
suspensión la que falla, es evidente que el peso no ayuda
precisamente a que haga su trabajo con fiabilidad y el accidente
puede surgir con más facilidad que si viajamos solos. Y más si
somos conscientes de que existen fallos en el sistema que mantiene a
nuestro vehículo pegado al suelo, porque entonces se trataría de
una peligrosa decisión que puede resultar dramática. Lo dicho, lo
mejor es que se curen en salud. Porque es mejor prevenir; porque les
resultará más barato; porque es la mejor decisión que pueden
tomar. ¡Buen viaje!