viernes, 29 de noviembre de 2013

LA SUSPENSIÓN DE NUESTRO COCHE, A EXAMEN

Imprimir

Como todos los fines de semana, nuestra intención no es otra que la de hacerles pensar o razonar sobre el uso que particularmente hacemos cada uno de nosotros del coche. Esta semana, entendemos que por razones obvias, porque la meteorología está siendo muy peligrosa para la carretera y quienes la utilizan, convendría recordar la importancia del sistema de suspensión del vehículo, incluidos los neumáticos, parte fundamental del conjunto si tenemos en cuenta que es el único elemento que se mantiene pegado al asfalto y que soporta la totalidad de su peso. Así, dependiendo de los años que llevemos circulando con él y si estos kilómetros se los hemos hecho por carreteras de primer o de segundo orden, aunque ahora realmente casi no existen diferencias por el mal estado que presentan las dos, así encontrará el mecánico el conjunto a revisar. Sabiendo de antemano que la fiabilidad del sistema decrece conforme acumula kilómetros, sacar conclusiones antes de la revisión no parece descabellado, aunque la mejor decisión es someter esta parte tan importante de nuestro coche al veredicto del técnico, que será quien finalmente decidirá la renovación del conjunto o de parte de él.

En situación meteorológica tan adversa y teniendo en cuenta que no somos muy dados en general a atender las señales de tráfico y el sentido común cuando nos dicen que reduzcamos la velocidad por la presencia de lluvia o agua en el asfalto, niebla, hielo, etc., el complejo sistema de la suspensión realiza un esfuerzo extra del que no siempre responde como esperamos y las consecuencias que devienen no serán precisamente halagüeñas. El asunto de la suspensión y su control del coche no permite lujos ni excesos y este detalle deberíamos de tenerlo en cuenta en todo momento, pero de manera especial cuando llega este tiempo, en el que los derrapajes o las frenadas pierden la fiabilidad con la que habitualmente responde en suelo seco.

Por otra parte, como ocurre con la totalidad del conjunto, antes de que las cosas vayan a más, antes de que el coche pase de los avisos a ¡ya no ando más!, conviene mantener una relación continuada con nuestro mecánico, que será el que diagnosticará la renovación de los elementos que detecte en mal estado, y evitará, primero, un accidente, y, luego, un mayor deterioro. Entre que no somos muy cuidadosos y que tenemos poca idea de cómo funciona nuestro vehículo, lo nuestro es dejar para otro día el acudir en busca de la opinión del experto sobre el ruido que nos llega procedente del motor o de la suspensión, quizá pensando que se arreglará solo y que no necesitará revisión. Sin embargo, craso error, puesto que lo más probable es que se trate de un primer aviso de una avería más seria que nos puede dejar tirados en cualquier momento y que supondrá seguro un desembolso mucho más importante. Pero, ya lo hemos dicho, somos así y poco podemos hacer nosotros desde esta tribuna diaria que no sea la de intentar convencerles de que lo mejor, como ocurre con la salud, también en el mantenimiento de nuestro coche, es prevenir.


Y si no estamos en las mejores condiciones económicas, lo mejor es que eviten largos trayectos y no ir acompañados, porque si es la suspensión la que falla, es evidente que el peso no ayuda precisamente a que haga su trabajo con fiabilidad y el accidente puede surgir con más facilidad que si viajamos solos. Y más si somos conscientes de que existen fallos en el sistema que mantiene a nuestro vehículo pegado al suelo, porque entonces se trataría de una peligrosa decisión que puede resultar dramática. Lo dicho, lo mejor es que se curen en salud. Porque es mejor prevenir; porque les resultará más barato; porque es la mejor decisión que pueden tomar. ¡Buen viaje!